La historia de mi vida
Hola, mi nombre es Jesús y quiero contaros la historia de mi vida. Se trata de una historia llena de sucesos y aventuras que me han permitido aprender, valorar las cosas y, sobre todo, crecer como persona. Si hay algo que ha marcado mi vida con creces, es la bicicleta.
Desde que era muy pequeño empecé a fijarme en el mundo del ciclismo. Sabía que era lo que realmente me gustaba, pero por aquel entonces la situación económica no daba para lujos, ya que provengo de una familia humilde y muy trabajadora formada por mis padres y ocho hermanos. A los nueve años enfermé; una meningitis me atacó fuertemente y pasé mucho tiempo en cama. Fue en ese momento cuando mi padre me quiso dar una motivación extra para luchar contra la enfermedad y no fue otra que una bicicleta. Prometió regalarme una bici a cambio de recuperarme, y así fue. Desde ese mismo momento no paré de pedalear hasta los 25 años.
El trabajo y el tener que dedicarme a mi familia, y sobre todo a mis hijos, me llevó a un parón de 27 años. Vendí todas mis bicicletas y perdí la noción del tiempo; ni siquiera recordaba la satisfacción de pedalear. Y cuando menos lo esperaba, mi hermano volvió a meterme en el mundo del ciclismo, enganchándome más que nunca.
Cada día hablábamos sobre nuevas rutas y pasábamos horas poniéndonos al día sobre todo lo que tenía que ver con el mundillo. Hasta que la vida me dio un golpe muy duro con el fallecimiento de mi hermano. Desde ese momento empecé a pedalear con más sentimiento que nunca, evadiéndome de ese sufrimiento y recordando con ilusión cada instante vivido a su lado.
Pero no pasó mucho tiempo hasta que la vida volvió a ponerme a prueba. Un cáncer de parótida rompió todos los esquemas de mi vida y también los de mi familia. Tras pasar por un duro tratamiento de quimioterapia y radioterapia vuelvo a subirme a la bicicleta. Apenas tengo fuerzas, pero mis ganas de superar la enfermedad y ayudarme del deporte pueden con todo. Además, el apoyo recibido por parte de mis amigos y especialmente de mi familia es tan fuerte que me da alas ante esta dura enfermedad.
Poco a poco voy sintiéndome mejor, cogiendo fuerzas, superando mis propios límites y es entonces cuando el escáner confirma mis sensaciones: el cáncer ha sido superado. Nunca bajaré la guardia y puede que la vida me enfrente a nuevas luchas, pero esta batalla la he ganado y gracias a todo lo vivido, ahora soy más fuerte que nunca.
Jesús Frías Arrieta