Vatios versus Poelator
La Strade Bianche 2021 -y prácticamente todas las ediciones anteriores-, por la manera en que se resolvió con los favoritos aislados en cabeza, demuestra que, sea un monumento o no, es una carrera imprescindible en el calendario ciclista. Una carrera de otro tiempo, por el tipo de caminos que recorre, la París-Roubaix del sur con ese final apoteósico en la monumental ciudad de Siena. Ya me estaba desviando de lo que quería contar. Quería referirme a los entrenamientos espartanos que estuvo realizando Wout van Aert antes de llegar a la que fue su primera competición del año sobre ruedas finas, y cómo, a pesar de aguantar con los mejores hasta casi el final, no pudo responder a los acelerones de Van der Poel y Alaphilippe.
Lo comentaba muy acertadamente Contador en Eurosport: por mucha base de entrenamiento que construyas, es la competición la que te da velocidad de piernas. Van Aert tenía muchos vatios pero se movía pesadamente, como un tanque. Enganchó el grupo después de quedarse, en parte por esos vatios, pero también porque mentalmente es una roca. Cualquiera se hubiera dejado ir; él no.
Sin embargo, la lucha estaba delante: el depredador holandés Van der Poel, el de los zapatazos, dejó tirado al campeón del mundo Alaphilippe en su mejor versión y ganó a lo grande. No todo son los vatios... por suerte.