Por la mínima
Se necesitó foto finish para determinar el triunfo del belga del equipo Jumbo-Visma frente a Tom Pidcock en el sprint de la Amstel Gold Race. El alemán Schachmann cerró el trío cabecero y Alejandro Valverde concluyó quinto.
Un año después del parón forzado y frustrado traslado a los meses de otoño, la Amstel Gold Race volvía en una versión reducida y diferente de su recorrido, pero que sin embargo distaría poco de lo habitual en el desenlace. La prueba reina del calendario neerlandés contó de nuevo, al igual que en su última edición, con una mezcla de contendientes formada por especialistas de clásicas de pavés y de asfalto.
Marcando el fin de ciclo para unos y el arranque del efímero periodo de las Ardenas para los segundos, se demostró una vez más que en el ciclismo actual la polivalencia parece a la orden del día entre la élite. Costaba un mundo hasta hace poco el poder ver a un protagonista de las primeras brillando aquí, pero tanto Van der Poel en 2019, como Van Aert este año, han evidenciado que la especialización cotiza últimamente a la baja.
Quedará por ver, no obstante, qué pasará cuando el calendario recupere la normalidad y tengamos de nuevo la disputa de la París-Roubaix siete días antes. En la Rijksweg de Valkenburg, el belga del Jumbo-Visma se impuso por unos centímetros -o quizá milímetrosa Tom Pidcock, cerrando así un notabilísimo arranque de temporada desde su aparición en la Strade Bianche, con victorias en todos los terrenos e incluso un podio en la general de la Tirreno-Adriático. La suerte se aliaría con él en un ajustado final donde el británico erró en un pequeño detalle que le costó caro. “Le dejé demasiado espacio para que lanzara la llegada. Remonté, pero no lo suficiente para ganar”, declaraba resignado Pidcock tras una nueva exhibición de su enorme talento.
SIN ALTISONANCIAS
Bajo un esquema más propio de etapas de vueltas que de gran clásica, la prueba discurrió en sus dos primeros tercios con un grupo de diez escapados al que el ritmo marcado detrás por JumboVisma y Movistar Team no permitió demasiadas alegrías. Theuns y Bernard (Trek-Segafredo), Dewulf (Ag2r Citroën), Grignard (Lotto-Soudal), Lammertink
y Vliegen (Intermarché-Wanty), Haga (Team DSM), Gibbons (UAE Team Emirates), Molly (Bingoal-WB) y Skaarseth (Uno-X) se mantuvieron al frente hasta que sucesivos contraataques dejaron solos delante a dos de ellos, Dewulf y Vliegen, junto al inconformista Ide Schelling (Bora-Hansgrohe), que había llegado desde atrás.
Pese al intento del trío y algunas salidas previas protagonizadas por nombres importantes como Colbrelli, Rui Costa o Van Baarle, la cabeza llegaría agrupada a la última ascensión al Cauberg, donde comenzaron los movimientos más serios. A la par que sufría una avería Primoz Roglic, entregado en esta ocasión al trabajo colectivo, Nicola Conci (TrekSegafredo) desataba las hostilidades entre los mejores, provocando con su movimiento la reacción de Van
Aert, Alaphilippe, Matthews y hasta tres integrantes del Ineos Grenadiers: Carapaz, Kwiatkowski y Pidcock.
Los seis se marchaban y poco más adelante se les uniría un Alejandro Valverde al que se pudo ver en todo momento a un más que notable nivel. Los contraataques llegaron pronto, primero de la mano del polaco Kwiatkowski y posteriormente, tras ser neutralizado el septeto por un grupo de nueve perseguidores, cuando sólo quedaban doce kilómetros para terminar se formaba el corte definitivo con Pidcock, Schachmann y Van Aert.
SE REPITE EL DUELO
Al igual que cuatro días antes en la Flecha Brabanzona, Van Aert y Pidcock, con Schachmann de testigo en esta ocasión en lugar de Trentin, se acabaron jugando el triunfo después de que sucesivos parones y un trabajo poco consistente por parte de algunas formaciones les pusiera la situación en bandeja.
Un tímido movimiento del alemán de Bora a dos kilómetros de la meta fue la única alternativa a un sprint conjunto del trío que lanzó el belga del JumboVisma después de casi un kilómetro de culebreo que sirvió para permitir el acercamiento del pelotón perseguidor, del que Valverde arrancaba a la par buscando el imposible. Pidcock pareció remontar, pero la realidad de la foto
finish, ubicada unos centímetros antes de la línea de llegada según se pudo ver en sucesivas fotografías y montajes, dio la victoria a Wout van Aert, con Max Schachmann tercero y Alejandro Valverde quinto, superado solamente por Michael Matthews en el embalaje del gran grupo.
Veinte años después del triunfo de Erik Dekker, la gran estructura del ciclismo
profesional neerlandés volvía a llevarse su clásica en un apretado final donde la suerte estuvo por fin de parte de su corredor. “A veces es cuestión de eso. Ya me tocaba a mí estar en el lado bueno después de unos cuantos desenlaces parecidos que se me escaparon. Los últimos metros los he disputado con los ojos cerrados, notando como Pidcock se iba acercando”. Las dudas generadas tras la volata le hicieron ser cauto en sus celebraciones. “Me dijeron que había ganado como cinco veces, pero hasta que no hubo confirmación de los jueces no me lo creía”, cerraba feliz Van Aert, quien comenzará en breve a preparar sus presencias en el Tour de Francia y los Juegos Olímpicos.