Sin fisuras
Adam Yates se llevó una edición muy especial de la ronda catalana tras un dominio sin fisuras del Ineos Grenadiers, que copó el podio con Porte y Thomas. Peter Sagan regresó a la senda del triunfo y Alejandro Valverde rozó el podio.
Ahora es mucho más fácil saber quién es quién: Adam o Simon. Ya no hay que andar mirando qué zapatillas lleva el uno o el otro, o grabarse en la memoria a cuál de los dos le gusta llevar barba y quién prefiere afeitarse a diario. La época de las elucubraciones y bromas con aquello de que se intercambiaban a mitad de una vuelta por etapas ha terminado también. Después de toda una carrera juntos que incluso les costó algún que otro contrato multimillonario, los gemelos que más parecen siameses, dos gotas de agua imposibles de diferenciar, visten colores diferentes. Ahora son rivales. Eso facilita mucho las cosas para el mundo en general, aunque a ellos se les siga haciendo extraño. Fue en esta Volta a Cataluña donde se enfrentaron por primera vez a mirarse de frente con un dorsal pegado a la espalda y no verse reflejados en el otro como si fuese un espejo.
La discusión hasta este pasado invierno siempre era la misma: quién de los dos era mejor. Aquel que estuvo a las puertas de ganar el Giro de Italia antes de que Froome firmase la actuación de su vida y fue capaz de recomponerse para vencer en la Vuelta a España, Simon, cuyo palmarés habla por sí solo. Pero llegó el Ineos, que no se caracteriza por adquirir en el mercado medias tintas, y quiso al otro, a Adam. Y en la Volta a Cataluña, su segunda carrera con la escuadra británica, ya demostró por qué.
ELLOS SIGUEN MANDANDO
Porque la victoria de Adam en esta Volta de celebración centenaria no sólo es un éxito particular, sino que devolvió al Ineos Grenadiers su carácter avasallador y todopoderoso que parecía haber perdido. Lo del equipo británico fue un dominio sin fisuras, por aplastamiento, y para recordar que, por mucho que Jumbo-Visma o UAE Team Emirates pretendan arrebatarles el trono, ellos siguen siendo el bloque intimidante y potente de siempre. Con Adam Yates, con Richie Porte, con Geraint Thomas. Los tres en el podio. Con Rohan Dennis ganando y machacando en la crono como debe a Rémi Cavagna. Con el control férreo de la carrera incluso cuando un valiente Movistar Team quiso soñar con meter a Valverde, tan estratosférico como siempre, en el podio en la última etapa.
Sólo 14 segundos separaron al cuarentón murciano de cumplir ese sueño, pero Ineos no estaba dispuesto a ceder ni un milímetro, ni una sola plaza de una foto para el recuerdo. Una imagen para demostrarle al mundo y a los enemigos que siguen teniendo mucho que decir. Ese primer aviso del australiano Dennis en la crono de la segunda etapa dio paso al golpe de mando de Adam Yates en Vallter 2000. Atacó a dos kilómetros de la meta,
“en el momento preciso. Esa era mi carta para jugar porque durante toda la ascensión me sentí muy bien". Ni Chaves, ni Sepp Kuss, ni Valverde lograron seguirle. Y de ahí en adelante ya nadie fue capaz de poner ni siquiera en peligro su liderato en toda la Volta.
CHAVES SE REENCUENTRA
Porque después llegó la larguísima ascensión al bello Port Ainé, la etapa reina de la carrera, y Adam, con todo su Ineos, concedieron pero no cedieron.
Esteban Chaves arrancó a falta de siete kilómetros en busca de su sonrisa perdida y logró resistir hasta meta, pero por detrás, primero Castroviejo y Dennis y después un Carapaz completamente entregado tenían todo controlado. Geraint Thomas y Richie Porte vigilaron sin gastar excesivas fuerzas.
Todos arroparon a Adam, dejaron volar al colombiano del Team BikeExchange, el compañero de su siamés Simon, que apenas apareció en carrera. Sí, quizás el mejor de los Yates era ese ciclista al que se le cayó encima una pancarta en los kilómetros finales de una etapa en el Tour de Francia.
Sin más montaña y camino del mar y de Barcelona, la Volta ya parecía un paseo veloz y triunfal para el Ineos.
Por el camino, Bora-Hansgrohe se puso las botas a ganar, primero con un imparable Lennard Kämna y después con la excelente noticia del regreso de Peter Sagan a la senda de la victoria.
VALVERDE CONTRA EL IMPERIO
Catorce segundos separaban al incombustible Valverde del podio final y el murciano se motivó para intentar arrebatar al Ineos el dominio abrumador exhibido toda la semana. Movistar
Team saltó al circuito final de Montjuic con ganas de desvestir a los ingleses y jugó a descomponerlos, pero era misión imposible. Ni Thomas, ni Porte, ni mucho menos Adam Yates, en su victoria más notoria desde la Clásica de San Sebastián que hizo suya en 2015, cedieron. Mucho ha llovido desde entonces y poco había ganado él, tan frenado por el deseo personal de seguir pegado a su hermano.
Ahora, Adam vuela solo. Para ganar. “Venía con ambiciones, pero no con estas expectativas. No sólo por mí, sino por todo el equipo. Copar el podio entero es algo muy grande -comentó admirado-. Es algo increíble". Empieza a darse cuenta el gemelo que quizá ha tardado demasiado en independizarse. Y que todo esto podría haber llegado antes, siendo mucho más fuerte, más joven, más todo. “Sí, no hay mucho más que decir cuando todo va tan bien como esta semana. La Volta me deja sensaciones muy especiales porque no esperaba tener un inicio de año así, tan fuerte, y verme con todo el equipo tan potente me da mucha moral".