Quinta sinfonía
El nombre de Rodania seguramente resulte familiar e indisociable al ciclismo profesional belga para todo el que tuviera la suer te de presenciar una carrera allí hasta hace tres temporadas, o se interesase por el mismo a través de los numerosos artículos y vídeos dedicados a los vínculos con este deporte de la firma relojera denominada así.
Por espacio de seis décadas, e iniciativa del director regional de la marca en Bélgica, Manfred Aebi, fue común ver a sus vehículos abriendo camino a la caravana competitiva. Contaban con un gran rótulo donde aparecía el logotipo, sobre el techo un reloj y varias banderas, y como remate, un sistema de megafonía que emitía incesantemente su sintonía publicitaria. Breve y contundente, consistía en un jingle donde, sobre la base del ultraconocido comienzo de la Quinta Sinfonía de Beethoven, se asignaba a cada nota una de las sílabas del nombre: ¡Ro-da-ni-aaaa!*
Contaba Aebi, suizo de origen, pero aterrizado en Bruselas tras la Segunda Guerra Mundial para introducir la marca, que encontraría en este deporte la vía ideal para llegar al público dadas las estrecheces financieras con que debió manejarse. "Nada mejor y más barato que publicitarme en las numerosas carreras que se celebraban a lo largo y ancho del país. Iba, contactaba con cada organización y me ofrecía a animar el evento con mi vehículo". Circulando con música previamente al paso de los corredores, abría cada cierto tiempo el micrófono y hablaba de Rodania, fórmula que, sin embargo, no pareció tener éxito en los primeros momentos. "La gente no entendía qué anunciaba", y es que la elevada velocidad de las populares
kermesses a su paso por los tramos urbanos no ayudaba demasiado a que se entendiesen sus mensajes.
Sería al regreso de una de estas competiciones cuando escuchando música clásica en la radio de su coche, Aebi dio con la idea que le proporcionó un lugar icónico en la escena ciclista belga. "Sonó la Quinta Sinfonía de Beethoven y me di cuenta de que nuestro nombre encajaba con las notas de la apertura con bastante musicalidad. Aquello sería fácil de retener por el público y, aunque pasásemos a sesenta kilómetros por hora o más, no era lo mismo que recitarles un eslogan". El anuncio triunfó y se instaló de inmediato en el imaginario de la afición, que se acostumbraría a convivir con él durante más de sesenta años y, por aquello de la globalización, acabó también siendo reconocido a escala internacional. En 2018, y tras una reestructuración comercial de la marca que le llevó a centrarse en productos de lujo, Rodania abandonó los pelotones para decepción de su creador, cuyo reciente fallecimiento tuvo precisamente eco en las páginas ciclistas de la prensa de su país. Casualidad o no, el deceso llegaba apenas tres días después de la disputa del último Tour de Flandes, prueba donde alguna estimación apuntó en tiempos que aquel afamado anuncio llegaba a sonar entre salida y meta la friolera de... ¡¡¡cinco mil cuatrocientas ocasiones!!!
* Rodania.mp4 en YouTube