Swift resuelve el misterio
Es una prueba indescifrable, que mezcla asfalto, tramos de adoquines y caminos de tierra en un desenfrenado carrusel, pero aquel que participa por primera vez en el Tro-Bro Léon queda maravillado por el encanto de una competición distinta a todas. Sus 207 kilómetros presentan una exigencia muy elevada, basta con observar los rostros de los sufridos ciclistas al cruzar la meta en Lannils -en el este de Francia, cerca de Brest-.
A su magia habitual, la 38ª edición añadió un desenlace impresionante, con constantes alternativas en la cabeza de carrera y un cerradísimo sprint entre Connor Swift, Piet Allegaert y Baptiste Planckaert (Intermarché-Wanty-Gobert), a quien se dio ganador en un principio. Sin embargo, el triunfo fue a parar al prometedor inglés del Arkéa-Samsic, pese a que casi lo arruina con su prematura celebración.