Remontando el vuelo
Trabajada victoria del colombiano de Ineos Grenadiers, líder de la clasificación general desde la novena jornada.
En su debut en el Giro tras el frustrado asalto de hace dos años por una lesión de clavícula sufrida entrenando que modificó su programa y le condujo a imponerse en el Tour de esa temporada, Egan Bernal saldó con éxito su primera gran ronda de 2021. La temporada pasada, como para tantos, fue distinta y complicada, dejándole un regusto amargo en la que debía haber sido reválida de su amarillo conquistado en Francia. Dolores en la espalda derivados de una escoliosis parecen ser la causa de las dificultades que el ciclista de Zipaquirá viene viviendo en los últimos tiempos, y que al menos en suelo italiano ha superado para inaugurar su casillero estacional, y de paso obtener el tercer triunfo en las cuatro últimas ediciones para la estructura británica, tomando el relevo de Tao Geoghegan Hart.
Frente al patrón habitual patrón de dominio y control de su escuadra para estas ocasiones, su victoria no estuvo exenta de dificultades hasta la última etapa en línea. Ayudado por un sólido sexteto -Sivakov abandonó en la primera semana- del que sobresaldría en los momentos claves su compatriota Daniel Felipe Martínez, apuntaló primero su liderato en el segundo tercio de la carrera y, contra pronóstico, dedicó el último a contener las sucesivas embestidas que lo pondrían en aprietos; primero las de Simon Yates en Sega di Ala y Alpe di Mera, y después Damiano Caruso, quien atacó desde lejos camino de Alpe Motta protagonizando uno de los momentos más brillantes de las 21 etapas. Descartado el Tour de su programa, y todavía con dudas sobre su presencia en la prueba en línea de los Juegos Olímpicos, La Vuelta se presenta como su otro reto de 2021, con el que lograría en caso de éxito acceder a la restringida élite que ha obtenido la Triple Corona -victorias en las generales de las tres grandes vueltas-. Hablar a estas alturas
de un duelo con Tadej Pogacar -quien también anunció su presencia en eneroquizá sea aventurado por la distancia en tiempo y circunstancias que pueden suceder, pero no es menos cierto que motiva pensar en la presencia del dúo en suelo español, principales referentes de la actualidad, con permiso de Roglic, para este tipo de pruebas.
EN CUATRO ACTOS
Sin perder la cabeza prácticamente desde la primera etapa en línea, su camino hacia el rosa se sustentaría en cuatro movimientos clave; al término del primer tercio, en Rocca di Cambio atacó en los metros finales para vencer sobre la tierra con un efecto más psicológico que efectivo, dados los márgenes con que todavía se movían los favoritos; en Montalcino, y de nuevo sobre tierra, aunque en este caso la de las famosas Strade Bianche de la zona, volvió a moverse con parecido balance después de que el trabajo de su equipo seleccionase a los mejores, provocando las primeras fisuras en la candidatura de Remco Evenepoel; por último, y antes del segundo descanso, resolvería con autoridad las llegadas al Monte Zoncolan y en especial a Cortina d'Ampezzo tras atacar a seis kilómetros de la cima del Passo Giau. Para la gran mayoría era difícil pensar en alternativas a la vista de los casi dos minutos y medio con que aventajaba a su perseguidor más inmediato.
Pese a las dificultades de Sega di Ala, escenificadas en la fotografía que dio la vuelta al mundo donde se le veía sufrir animado por Daniel Felipe Martínez, su problema más serio según sus propias palabras le sobrevendría en la penúltima etapa con el ataque de Damiano Caruso en la bajada del Passo Spluga.
El minuto de ventaja que llegó a acumular el grupo de cabeza en que se insertó el italiano del Bahrain Victorious causó cierta preocupación al colombiano, quien no obstante estaría perfectamente rodeado por tres de sus compañeros, con especial mención para el trabajo realizado en esos momentos por Jonathan Castroviejo y su compatriota. “No es la mejor situación que el segundo en la clasificación general ruede por delante con casi un minuto y ayuda para trabajar, pero yo también tenía tres compañeros e intenté usarlos, pensando en llegar lo más fresco posible a la última subida, y también a la crono final. Pienso que supimos manejar muy bien una situación difícil, aunque también debo admitir que me asusté”, declaraba un Bernal que se acordaría de los suyos y de su gente a la hora del triunfo final. “Este maillot es para ellos y para Dani. Ha sido muy bonito estar dos compatriotas mano a mano en la lucha por ganar”.