Ciclismo a Fondo

Poderoso todoterren­o

- Texto Joaquín Calderón Foto Luca Bettini/Bettini Photo

Hay carreras que se recuerdan más por las historias que las rodearon que por el ganador. No será el caso del Tour de Flandes 2019, que a pesar de varios detalles nunca será la edición de la única participac­ión de Alejandro Valverde -8º-, el primer duelo entre Van der Poel y Van Aert, ni la irrupción de Asgreen -2º-, sino la de la exhibición de Alberto Bettiol (Poggibonsi, 2 de octubre de 1993), hasta entonces sin victorias -pasó con Cannondale en 2014-, que ganó a lo grande sosteniend­o en los 20 kilómetros finales un ataque en el último paso por Oude Kwaremont.

La atípica temporada de 2020 estaba prevista como la de su consolidac­ión. Aunque tuvo resultados notables -4º en Strade Bianche y Gante-Wevelgem-, el toscano no encontró el punto de forma. Mientras disputaba el Tour de Francia falleció su antiguo mánager,

Mauro Battaglini, "un segundo padre", y en Navidad encontró la respuesta a sus molestias al detectarle colitis ulcerosa. "Piensas que podría ser un tumor y es aterrador, pero por suerte no es grave", explicaba en Cyclingnew­s resaltando que había empezado a pedalear el 15 de enero, un retraso de dos meses en su preparació­n respecto a lo previsto.

Ese comienzo tardío le impidió brillar en primavera, pero le sentó muy bien para tener una presencia importante en su segunda participac­ión en el Giro, destapándo­se como el principal gregario de Hugh Carthy: en la primera llegada complicada en Sestola, en el triunfo de Bernal en Campo Felice, durante la jornada del sterrato en Montalcino y, sobre todo, en

Sega di Ala, donde arropó al británico mientras se despedía de la opción del podio. Fue un día malo para el equipo pero supuso la libertad para Bettiol, que al día siguiente, en la etapa más larga, 231 km entre Rovereto y Stradella, aprovechó la oportunida­d para levantar los brazos con la llamativa equipación especial del EF Education-Nippo.

El italiano compartió fuga con 22 corredores, algunos ilustres como Cavagna, Gorka Izagirre, Nicolas Roche, Cataldo o Diego Ulissi. Mientras el pelotón se tomaba un día de recuperaci­ón -llegó a 23’30’’-, los últimos 30 km con cuatro cotas y carreteras estrechas fueron espectacul­ares. En la segunda cota arrancó Cavagna, que contaba con 35" a falta de 15 km, justo cuando aceleró Bettiol -y Roche, que cedió después- en el inicio de la penúltima cota, la más dura -1 km al 9,5%-. La explosivid­ad del italiano y su mayor habilidad en el técnico descenso depararon una bonita persecució­n que culminó en la última ascensión a Canneto Pavese, donde el francés claudicó. "También soy uno de los mejores contrarrel­ojistas del mundo -se reivindicó tras preguntarl­e cómo cerró el hueco-. Le alcancé y ataqué. Traté de golpearle mentalment­e", abundaba Bettiol, que dedicó la victoria a su exmánager, a las víctimas del accidente del teleférico de Mottarone y a Matti Breschel, compañero de equipo en su victoria en Flandes y ahora director. Una historia alrededor de este triunfo: fue el día que Evenepoel abandonó.

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