LIEJA˜BASTOÑA˜LIEJA
Tadej Pogacar conquista su primer monumento; Alejandro Valverde, cuarto el día que cumplía 40 años.
Texto Miguel Ángel Chico Fotos Bettini Photo
El esloveno del UAE Team Emirates ya avisó en la edición otoñal de 2020 con su tercer lugar por detrás de Primoz Roglic y su ahora compañero Marc Hirschi, aunque la maniobra prohibida de Julian Alaphilippe le impidió exprimir sus opciones en aquel caótico desenlace. “No tengo palabras. Adoro esta carrera y ganar aquí, antes estos grandes rivales, es increíble. Sabía que Alaphilippe prefería un sprint largo y por eso me quedé detrás buscando superarle al final. Su rueda era la adecuada para mí. Fue muy decepcionante no poder participar en la Flecha Valona y hoy estábamos a tope de motivación. Ahora podré descansar, pasar un tiempo con mi familia y preparar el Tour de Francia”, comentó Tadej Pogacar, que con sus 22 años y 7 meses se convierte en el vencedor más joven de la L-B-L desde Hinault en 1977. El bretón lo consiguió con dos meses menos.
SOBERBIO A LOS 41
Fue la Decana de Pogacar, pero si hubo otro gran protagonista fue sin duda Alejandro Valverde. El murciano del Movistar Team, que ha inscrito su nombre en el palmarés en cuatro ocasiones, se quedó al borde de su octavo podio. Cuarto. “Me hubiese gustado subir al podio, por supuesto, y ya ganar hubiera sido la leche, pero
me siento contento. El equipo ha estado bien, siempre delante, y Carlos Verona ha aguantado ahí casi hasta la parte final. Me han dejado el peso del sprint y he entrado cuarto”, relataba con toda la calma del mundo el cumpleañero, al tiempo que insinuaba explícitamente que se ha replanteado su retirada y se ve más cerca de continuar en el pelotón en 2022. Alaphilippe, segundo, admitía que lo sucedido en 2020 pasó por su mente y que se centró en lanzar el sprint “desde una buena posición. Luego Tadej jugó sus cartas con astucia y me remontó. Felicidades, es una gran victoria”.
Gaudu, que completó el cajón, partía con ambición, “dispuesto a mejorar mi sexta plaza de 2019. Resistí como pude en la Roche-aux-Faucons y en la llegada Valverde arrancó desde muy lejos. Fui remontando, remontando... hasta que comprobé que era tercero y de inmediato empecé a sufrir calambres. Esta es mi clásica preferida y volveré para intentar ganarla”. La sequía francesa en Lieja ya dura 41 años y los corredores del país galo acumulan seis segundos puestos -Jalabert y Alaphilippe tienen dos cada uno- desde el mencionado triunfo de Bernard Hinault en 1980.
INEOS, SIN PEGADA
174 corredores partieron de la plaza Saint-Lambert para afrontar los 259 kilómetros de la 107ª Lieja-Bastoña-Lieja. Laurens Huys y Mathijs Paasschens (Bingoal), Loïc Vliegen y Lorenzo Rota (Intermarché-Wanty), Sergei Chernetski (Gazprom-RusVelo), Tomasz Marczynski (Lotto-Soudal) y Aaron Van Poucke
(Sport Vlaanderen-Baloise) se destacaron después de apenas 3 km. UAE Emirates, Jumbo-Visma y Deceuninck-QuickStep controlaron su ventaja sin agobios, con la colaboración de Movistar Team e Israel Start-Up Nation.
La Redoute, como es habitual, supuso el principio del fin. Ineos Grenadiers aceleró el ritmo con un desatado Tao Geoghegan
Hart, que formó una selección de nueve en la que entraron sus compañeros Carapaz, Yates y Kwiatkowski.
Se produjo un primer reagrupamiento de 40 ciclistas, pero los británicos insistieron con Yates y el ecuatoriano, que fue quien abrió brecha, presentándose con veinte segundos de margen al pie de la decisiva última subida la Roche-aux-Faucons. De su posterior descalificación por
posición irregular mejor no hablar. Ciclismo moderno.
Carapaz fue rebasado por un quinteto de lujo fruto de los arreones de un inspirado Michael Woods y del incansable Tadej Pogacar. Alaphilippe, Gaudu y un asombroso Valverde completaban el corte definitivo. El defensor del título, Roglic, cedía al igual que otros candidatos como Hirschi, Schachmann, Fuglsang o Mohoric.
Los cinco relevaron con soltura en el tramo favorable hacia Lieja y desembocaron en una volata que lanzó Alejandro Valverde desde muy lejos, 250 metros que recordaron aquellos segundos eternos del Mundial de Innsbruck. Sin embargo, esta vez había adversarios más peligrosos y tanto Alaphilippe como Pogacar surgieron desde atrás para superarle y jugarse entre ellos un
monumento que se anotó el insaciable esloveno para desesperación del campeón mundial, relegado a la segunda plaza seis meses después de su pifia en el sprint.