GIRO DE ITALIA
Desde Turín hasta Milán, sonrisas y lágrimas luchando por la maglia rosa.
Ha sido un Giro de Italia atípico. No tanto por la multitud de percances que dejaron sin opciones a un buen número de hombres con aspiraciones de cara a la general -Landa, Sivakov, Soler, Buchmann, Ciccone-, que esta carrera siempre se las trae, como por la ausencia de un dominador claro durante las tres semanas.
¿Quiero con esto decir que Egan Bernal no ha sido de largo el más regular y el justo triunfador? No, al contrario, el colombiano del Ineos Grenadiers fue el que mayor rédito sacó de sus mejores momentos y superó con solvencia sus escasas muestras de debilidad. Sí, contó a su lado con un dream team con piezas de un valor incalculable como Filippo Ganna, Jonathan Castroviejo o Daniel F. Martínez, que un poco más y se mete en el podio, pero también atacó en cuanto tuvo oportunidad sin que sus rivales pudieran seguirle.
Sin embargo, Bernal dejó abierto un pequeño resquicio hacia la maglia rosa con su sufrimiento en Sega di Ala y un irregular Simon Yates y un Damiano Caruso que se manejó igual de bien como jefe de filas que como gregario durante la mayor parte de su trayectoria llegaron a soñar con destronarle.
A la postre, los tres conformaron un podio completamente justo, con Egan en lo más alto pese al susto que le dio su inesperado máximo adversario en la penúltima jornada. Con el Tour y el Giro en el bolsillo, su presencia en la próxima Vuelta a España gana enteros. El de Zipaquirá podría completar la Triple Corona con sólo 24 años. Casi nada.
La desbandada de los sprinters impidió señalar un rey de las volatas -sólo Ewan repitió- y Peter Sagan se adjudicó la maglia ciclamino sin apenas oposición, como Geoffrey Bouchard la montaña, el cuarto ciclista que hace doblete como mejor escalador de Vuelta y Giro según @DataCycling. Le precedieron José Manuel Fuente, Andrés Oliva y Lucho Herrera.
¿Y Remco Evenepoel? Que nos pasamos tres pueblos pidiéndole que luchara por conquistar su primera grande con 21 años y después de nueve meses sin competir tras su caída en Il Lombardia. Si es o no un corredor para pruebas de tres semanas sólo el tiempo lo dirá.
NI FIASCO, NI DECEPCIÓN; ES LO QUE HAY
Con apenas diez ciclistas en la línea de salida, y los dos destinados a disputar la general por sus equipos, Mikel Landa (Bahrain Victorious) y
Marc Soler (Movistar Team), fuera de carrera por sendos accidentes antes de que llegara la parte decisiva de la misma, poco más se les puede pedir a los representantes españoles en la 104ª edición del Giro de Italia. Es un dato irrefutable que por segundo año consecutivo España se vuelve sin triunfos, lo que no significa ni mucho menos que la actuación de esta decena haya sido discreta. Sencillamente, la mayoría de ellos estaban destinados a otra tarea, cuidar de sus líderes, y además la bordaron. Ahí tenemos al inmenso Jonathan Castroviejo, que se multiplicó para cubrir el hueco del caído Pavel Sivakov en el Ineos Grenadiers y fue el penúltimo hombre de Egan Bernal en la montaña antes de dar el relevo a Daniel Felipe Martínez. O el propio Pello Bilbao, el mejor en la clasificación general -13º-, que se olvidó de buscar una etapa en cuanto Caruso le necesitó. Rafa Valls (Bahrain) y Mikel Nieve (Team BikeExchange) brillaron menos que otras veces, pero ayudaron lo que pudieron a Caruso y Yates. Luis León Sánchez y Gorka Izagirre proporcionaron tranquilidad y experiencia al joven Vlasov en AstanaPremier Tech. Antonio Pedrero, magnífico una vez más en el Giro, y Albert Torres se filtraron en las fugas tratando de darle un día de gloria al Movistar Team. Aunque no lo consiguieron, no se les puede poner un solo pero.