GRAN FONDO ALɘLA MERCKX
Joaquín Calderón se desplazó a Verona para pedalear junto a otros apasionados de la bicicleta.
La preparación de la bici y la ropa del día previo, los nervios en la salida, la felicidad de descubrir nuevos sitios pedaleando… Sensaciones que casi habíamos olvidado y que poco a poco recuperamos con la vuelta a la normalidad en las marchas cicloturistas.
Siamo tornati es el mensaje en la espalda del maillot de esta edición de la Gran Fondo Alé-La Merckx, un estamos de vuelta que no sólo es la confirmación de que las marchas cicloturistas van recuperando la normalidad, sino también una declaración de que, con todas las víctimas en el recuerdo, nuestra vida habitual, que sufrió un frenazo en seco en marzo de 2020, está retomando paulatinamente su ritmo de crucero.
Tras la cancelación del año pasado, la marcha que homenajea al mejor ciclista de la historia congregó a casi 1.500 participantes -mucho inscritos en los últimos días, algo que parece que será la tónica por el momento y con lo que los organizadores tendrán que lidiar- en uno de los primeros eventos en Italia de 2021, una temporada que, con limitaciones, parece que podrá celebrarse como antes de la irrupción de la Covid-19.
UNA CARRERA EN TODA REGLA
Si algo no ha cambiado en Italia es el espíritu competitivo. Por delante teníamos 126 km con 2.600 metros de desnivel y la salida fue una auténtica locura, recorriendo los primeros 16 km a 41,6 km/h. Y ni mucho menos en la parte delantera -los primeros lo hicieron casi a 46 km/h-, sino en la zona media del gran pelotón. Pueblos, estrechamientos, rotondas... pasaban a toda velocidad, aunque sin sensación de peligro ya que la organización tenía controlados todos los puntos delicados -algunos con varios voluntarios- y los cruces regulados con la ayuda de la policía. Incluso la parte delantera del grupo va protegida en una cápsula de seguridad. Una vez fuera de Verona, cada uno cogió su ritmo para afrontar la parte dura de la marcha, que del km 20 al 80 concentraba todo el desnivel. Primero, alternando zonas de
subida y una especie de altiplano con unas vistas panorámicas espectaculares, rematando esta primera parte con una bajada estrecha por una arboleda muy cerrada que nos dejó en el desvío -km 60- de las rutas corta y larga. Pasamos el corte -por poco- y nos preparamos para la ascensión del día, 20 km y 1.100 m de desnivel hasta el Passo Fittanze -muy cerca de Sega di Ala-. La subida es tendida y agradable hasta Erbezzo, en torno al 6-7%, donde tomamos un desvío que nos introdujo en el parque natural de Lessinia. Aquí, por fin, disfrutamos del cicloturismo, en una carretera estrecha de alta montaña donde nos olvidamos de las prisas iniciales. Unos kilómetros que valen por toda la marcha, como el precioso final en Verona -tras 40 km de bajada-, donde rememoramos los dos mundiales de Óscar Freire en la subida a Torricelle.