GOTZON MARTÍN
Mikel Landa vio algo en este vizcaíno para concederle la alternativa con la Fundación Euskadi. Gotzon le ha dado la razón con su rendimiento durante los cuatro años posteriores, exhibiendo una solidez que le convierte en uno de los valores seguros del con
El ciclista del Euskaltel-Euskadi visita la sección En sus piernas estamos.
La hoja de servicios de Gotzon
Martín (1996, Orozko) en sus cuatro años defendiendo el maillot del ahora denominado Euskaltel-Euskadi, dos como Continental y dos como ProTeam, está repleta de posiciones destacadas. Más de una quincena de top20 y un buen puñado de top10 lo atestiguan.
En 2021 ha confirmado que ha llegado para quedarse con su regularidad característica y actuaciones descollantes en Laigueglia, Asturias, Valencia o Murcia. “Estoy muy contento. Tenía ganas de empezar fuerte, cumpliendo los objetivos que me había marcado el equipo”, asegura satisfecho. Formó dupla con Maté -“compartimos muchas carreras y nos estamos conociendo bien”- en la Volta a la Comunitat Valenciana, brillando en el alto de la Reina -4º y 5º-, “aunque mirándolo con frialdad jugando nuestras bazas de otra manera quizá hubiéramos estado más cerca de la victoria”. En la Vuelta a Murcia -8º- asistió desde un lugar privilegiado al recital de su compañero Soto. “Venía de la Vuelta a Andalucía en la que el calor me afectó. Con un día tan frío y desagradable como el que salió en Murcia siempre logro mejor resultado. Unai -Cuadrado- y yo íbamos en el primer pelotón pendientes de que no saltara nadie. Después de tenerlo muy cerca tantas veces, fue una gran alegría para todo el equipo”, relata nuestro protagonista, que no se considera un escalador nato. “Diría que subo bien y puedo rematar en grupos pequeños. Pongamos un Pello Bilbao en muy pequeño -sonríe-. Lo que más me cuesta es la crono, pero no la he trabajado mucho y no hay otro secreto”. Se codeó con la élite tanto en Volta a Cataluña como en País Vasco. “Donde más se nota es a la hora de coger las fugas; hace falta estar muy atento y tener muchas piernas. También en el arreón del final”. De la Itzulia, en la que los suyos se acercaron a animarle en la jornada de Ermualde, no olvidará el colofón, donde sobrevivió “a un ritmo desenfrenado desde el km 2 hasta la meta. Sin duda, de los días más duros hasta la fecha”, rememora el zafarrancho que se montó con la ofensiva de Roglic.
En el horizonte le aguardan “la Vuelta a Burgos, la Clásica de San Sebastián y estoy en la preselección para La Vuelta”. Debutar en una grande sería otro hito para el vizcaíno, a quien le gustaría meterse en la pomada “en las etapas asturianas, aunque no suelo mirar antes los recorridos”.
ESQUIADOR PRECOZ
Rebobinamos para descubrir que el ciclismo compartió sus preferencias
con los deportes de invierno. “Subía a Candanchú para competir en esquí alpino hasta los 15 años. De los 15 a 18 me pasé al esquí de travesía. En verano era el turno de la bici. De niño entré en el Aula Pedagógica de la Fundación Euskadi y me fijaba en Samuel Sánchez”, repasa de carrerilla. Como le tiraba más la carretera que el mountain bike, se apuntó a la escuela de ciclismo de Ugao-Miraballes, la más cercana a su pueblo.
En aficionados, ya decidido a ser ciclista, “veía lejano dar el salto. Había pocos equipos y si otros corredores más ganadores no pasaban...”, reconoce pese a que había conquistado el Torneo Lehendakari con la espinita de no vencer ninguna prueba. Agonizaba la temporada 2017 cuando recibió una llamada de un amigo que lo cambió todo. “Era Mikel Landa. Me dijo que tomaba las riendas de la Fundación y que me quería dentro”, cuenta. Del alavés, con quien entrena cuando sus agendas se lo permiten, dice que “es un tío muy tranquilo. Le gusta mucho la bici, pero apenas hablamos de ciclismo. Preferimos conversar sobre lo que ocurre en nuestras vidas”.
Participó en el Tour del Porvenir 2018 -concluyó 36º, segundo español tras Fernando Barceló-, que contó con una participación de excepción -Almeida, Arensman, Mäder, Vlasov, Sosa,
Hirschi, Foss...- y supuso la explosión de Tadej Pogacar. “Aunque no partía como favorito, dominó con un aplomo impropio de su edad”, recuerda para CAF. Para fatigas, las que le costó adjudicarse el año pasado la montaña de la Vuelta a Burgos. “Para sumar puntos busqué fugas de esas que te dejan reventado. Ascendí las Lagunas de Neila preguntando quién había ganado la etapa porque si lo hacía Evenepoel me quitaba la montaña. En la pantalla de meta comprobé que Sosa y Landa habían entrado antes que Remco”. El vasco, que termina contrato esta campaña con el equipo EuskaltelEuskadi, sería feliz con “una Itzulia” en su palmarés cuando se retire. Nada amigo de construir castillos en el aire, interrogado por la salida desde Bilbao del Tour de Francia 2023, la ve “tan lejos que no pienso en ello”. Sin embargo, hace una concesión para la sugerente imagen de rodar escapado en la Grande Boucle con la marea naranja jaleándole. “Cuesta imaginárselo, pero soñar es gratis”.