Ciclismo a Fondo

Una aparición deslumbran­te

- Texto Fernando Belda Fotos Dario Belingheri/Luca Bettini

El destino es caprichoso y puede cambiar la historia. Que se lo digan a Jonas Vingegaard, revelación de un Tour que hace unos meses ni siquiera soñaba con correr. Jumbo-Visma anunció en enero los objetivos de sus líderes y confirmaba su ocho para la ronda gala, con Roglic, Dumoulin, Kruijswijk, Van Aert, Kuss, Teunissen, Gesink y Tony Martin.

Semanas después, la decisión de Tom Dumoulin de retirarse temporalme­nte dejó un hueco en esa lista, que completó en abril el equipo neerlandés con un joven danés de 24 años que estaba maravillan­do en el inicio de temporada, confirmánd­ose como un ciclista completo.

Ganó la etapa del UAE Tour con final en Jebel Jais; se llevó la general y dos parciales en la Semana Coppi y Bartali; y acabó segundo en una Itzulia de mucho nivel. Vingegaard pasó a profesiona­les a mediados de 2016 con el modesto Continenta­l danés ColoQuick, desde donde saltó al Jumbo-Visma en 2019. Antes de la temporada de su consagraci­ón sólo contaba con una victoria profesiona­l, una jornada montañosa de la Vuelta a Polonia’19.

Con la idea de correr La Vuelta, el destino le deparó un cambio de planes que acogió con entusiasmo. "Estoy muy contento con mi progreso y tengo la esperanza de mejorar aún más apoyando a Roglic y Kruijswijk", decía sobre un Tour que sería su segunda grande tras correr la última ronda española, que finalizó

46º brillando con su trabajo para el esloveno. Jumbo-Visma confiaba en sumar un buen gregario para Roglic en el Tour, pero el destino le reservaba otro papel, un protagonis­mo inimaginab­le.

Mientras el equipo se desangraba en carrera, perdiendo integrante­s por diversos contratiem­pos -Gesink, Roglic, Tony Martin, Kruijswijk...-, emergía imponente la figura de Vingegaard como un líder sin fisuras, serio aspirante al podio y el único que lograría poner en apuros al imbatible Tadej Pogacar.

Una explosión tan deslumbran­te como inesperada, incluso por su propio equipo.

"Ha demostrado que es un gran talento y dado pasos de gigante en su desarrollo como ciclista de grandes vueltas. No esperábamo­s que pudiera hacer esto ya", admitía su director, Grischa Niermann, en la cima del Portet.

PIERNAS Y CARÁCTER

Tras llegar con los mejores en las dos etapas iniciales, en la 3ª, en su papel de gregario, se quedó junto al caído Roglic en la terrible etapa de Pontivy, cediendo 1’21’’. Su espectacul­ar contrarrel­oj en Laval -tercero tras Pogacar y Küng- marcó el inicio de una remontada sin vuelta atrás. Se situó octavo de la general, una posición que mejoraría en las primeras etapas de montaña con finales en Le Grand-Bornand

y Tignes, donde entre los favoritos únicamente Pogacar le sacó tiempo. Aupado a la cuarta plaza, el abandono de Roglic ratificó unos galones que ya se había ganado.

En la 11ª etapa, con la doble ascensión al

Mont Ventoux, vimos una de las imágenes que perdurarán de este Tour: Pogacar cediendo en las rampas finales del Gigante de la Provenza ante el imponente ritmo de un Vingegaard que coronó con 40’’ de ventaja. Le alcanzaron en el descenso hasta la meta en Malaucène, pero el aviso estaba dado: el bravo danés iba muy en serio. Ese día ganó Van Aert a lo grande y él se aupó a un podio del que ya no se bajaría. Jumbo-Visma empezaba a arreglar un Tour que comenzó torcido.

Las etapas pirenaicas no hicieron sino confirmar que estamos ante un ciclista superlativ­o, un todoterren­o con fondo capaz de estar con los mejores tanto en la montaña como contrarrel­oj. En la etapa reina, con meta en el Portet, se destacó con Pogacar y Carapaz, colaborand­o con el esloveno para distanciar a Urán y conquistar la segunda posición. Al día siguiente, transitand­o por el Tourmalet y Luz Ardiden, volvió a integrar este selecto grupo con Enric Mas como invitado, para terminar segundo superado por un insaciable Tadej Pogacar. En la crono del penúltimo día, de 30 km, certificó su segunda plaza y sus dotes de gran contrarrel­ojista, tercero por detrás de los percherone­s Van Aert y Asgreen.

"Empecé el Tour al servicio de Roglic, no podía ni soñar con esto", confesaba llegando a París. El destino le brindó una oportunida­d que supo aprovechar con piernas y carácter. Jonas Vingegaard ha sido la irrupción más deslumbran­te de un Tour para el recuerdo.

 ??  ?? Sus mejores momentos. Tercero en la CRI del penúltimo día, donde aventajó en 25” a Pogacar, y abajo lanzado en el segundo paso por el Mont Ventoux tras descolgar al portador del maillot amarillo.
Sus mejores momentos. Tercero en la CRI del penúltimo día, donde aventajó en 25” a Pogacar, y abajo lanzado en el segundo paso por el Mont Ventoux tras descolgar al portador del maillot amarillo.
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