Ciclismo a Fondo

Triple corona de podios

- Texto Ainara Hernando Fotos Dario Belingheri/Bettini Photo

Si algo de bueno le queda a este Ineos Grenadiers que hasta hace no mucho tiempo era el gran dominador del Tour de Francia, julio era su mes acotado y no había quien les hiciese sombra, es que saben perfectame­nte a lo que juegan. Siempre con los pies en el suelo; realismo inglés. Partieron de Brest dejando ser cabezas visibles a dos de sus ciclistas: Richard Carapaz y Geraint Thomas. Pocos días hicieron falta para comprobar que el jefe de verdad era el primero.

Las caídas de los primeros días dejaron temblando al galés y en pie al ecuatorian­o. Después, en la séptima etapa, cuando Roglic había cedido y el Tour estalló, Carapaz lanzó su primer aviso en forma de ataque. Le bastó el primer repecho para que el mundo viese a qué había ido al Tour. Y también para hacer resoplar a Thomas. Fue cuestión de tiempo que el ganador de la edición 2018 cayese por su propio peso y toda la responsabi­lidad quedase para el de Carchi. La locomotora. En su segunda participac­ión, la carrera le puso cuando debía en el lugar donde tenía que estar: de jefe.

Luego, lo inevitable. Carapaz se dio de bruces con la superiorid­ad de Pogacar. "Pero el límite no existe hasta que lo intentas". Él lo hizo con las armas que tuvo, a veces cuestionab­les, como en la etapa pirenaica con final en el Portet, donde no pasó a los relevos de Vingegaard ni Pogacar, buscó su distancia y lanzó un demarraje que le costaría algo caro, pues terminaron remachándo­le. "Es que vimos que venía fanfarrone­ando". Y eso no lo podía permitir el líder.

"POGACAR FUE MUY SUPERIOR"

Carapaz se defendió. Hizo la carrera que pudo con las fuerzas que tuvo, escoltado por un Ineos que le rodeó y un estratosfé­rico Jonathan Castroviej­o que estuvo con él hasta el final de casi todos los puertos, "siempre dispuesto cuando se le necesita y con un motor increíble", dijo Richard de su mejor aliado. Ni con el ritmo asfixiante que el vasco puso pudieron con el maillot amarillo. "Resultó imposible seguirle el ritmo a Pogacar, siempre fue muy superior", concedió el ecuatorian­o en los Alpes. Ya entonces supo que corría para ser como máximo segundo. "Aunque vamos a intentarlo hasta el final". Pero el guión volvió a ser el mismo y sus esperanzas se quedaron en nada también en los Pirineos.

Nada pudo hacer Carapaz. "Pogacar ha estado fortísimo. Es muy superior a nosotros, lo hemos visto todos y lo he padecido en mis carnes", declaró tras concluir la última crono antes de París, en la que Vingegaard le marcó todo el territorio del mundo. De los seis segundos que le separaban del segundo puesto a un minuto y 43 segundos tras la exhibición del danés en los treinta kilómetros. "Pero estoy muy contento con el podio", manifestó el jefe de filas del Ineos Grenadiers.

Carapaz fue tercero en el cajón de los Campos Elíseos. Y justo tercero, porque siempre estuvo con Pogacar y Vingegaard pero no fue capaz de ser mejor que ellos. Ni una sola debilidad destapó de los dos jóvenes colosos a los que tuvo que ver por encima de él en el podio de París. "Todos venimos a ganar, pero siempre hay alguien más preparado que tú. He hecho un buen trabajo, lo he intentado y me quedo satisfecho".

En su segundo Tour ya ha cerrado el círculo de podios. El de la maglia rosa del Giro de Italia, el de La Vuelta del pasado año. "Conduce tu cuerpo allá donde un día tus ojos soñaron".

A él le ha llevado hasta París, pero quiere más. "Seguiré trabajando porque deseo crecer como ciclista -asegura-. 2021 es mi quinto año de profesiona­l y ya tengo podios en las tres grandes; eso lo valoro mucho. Ser tercero en mi segundo Tour es algo muy importante para mí. He hecho una carrera muy regular y ese es un gran valor", afirma orgulloso.

El altavoz que le da estar tan alto, casi en el cielo con ese tercer puesto en la mayor carrera del mundo, quiere usarlo. "Para mi país significa mucho estar en la cumbre del ciclismo, pero necesitamo­s un cambio generacion­al y saber cómo debemos trabajar con los más pequeños, que no cuentan con oportunida­des de tener una bici". Para que sigan saliendo más Richard Carapaz que lleven la bandera ecuatorian­a por el mundo. "En mi país somos muy conservado­res. Por nuestra mentalidad, nos cuesta saber lo que estamos haciendo.

No sé si valoran lo que es ser tercero en el

Tour de Francia".

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Alpes y Pirineos. Después de atacar con todo en los primeros, en los segundos, consciente de la superiorid­ad del líder, buscó un triunfo de etapa y asegurar el podio.
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