Con todas las letras
El campeón vigente siempre parte como favorito un año después, o al menos suele ser así salvo circunstancias excepcionales, por lo que el segundo triunfo consecutivo de Tadej Pogacar en París no supone una sorpresa, aunque en la previa Primoz Roglic compartiera el cartel de favorito con su compatriota.
Lo que poca gente esperaba es que el dominio de la joven estrella del UAE Team Emirates sería tan contundente. Caído Roglic en el combate en que se convirtió la primera semana, nadie se acercó lo más mínimo al nivel de Pogacar, que sentenció la carrera entre la primera contrarreloj y las dos etapas alpinas, que muchos veían descafeinadas sobre el papel. ¡Pues menos mal!
Los más de cinco minutos de ventaja que amasó en un abrir y cerrar de ojos los conservaba dos semanas después, para coronarse en los Campos Elíseos con la mayor ventaja de un ganador desde los siete minutos y medio de Vincenzo Nibali en 2014. Un patrón con todas las letras. Tiene la juventud, el talento e incluso la valiosa experiencia que va adquiriendo de su parte.
Desde que Rigo Urán flaqueó, los otros dos lugares del podio quedaron adjudicados. El danés Vingegaard pegó un inesperado estirón y el ecuatoriano Carapaz se salvó de la quema en un Ineos Grenadiers lastrado desde la caída de Geraint Thomas.
El mayor atractivo de la tercera semana fue el culebrón del récord del redivivo Cavendish que no fue tal. La resolución de su empate con Eddy Merckx se retrasa a la próxima temporada. El principal culpable de la frustración final del británico fue Wout van Aert. El belga pareció liberarse una vez Van der Poel abandonó la carrera y firmó tres obras maestras en el Mont Ventoux, en la última crono y en París. Lo malo de una actuación deslumbrante como la del campeón belga es que de cara a 2022 le tocará sacarse de la chistera un más difícil todavía que cuesta hasta concebir.
DE NUEVO EN BLANCO
Por tercer año consecutivo y cuarto en las cinco últimas ediciones -Omar Fraile en Mende en la 14ª etapa del Tour 2018 fue el último que levantó los brazos-, los ciclistas españoles se quedaron nuevamente a cero en el casillero de las victorias individuales. Ion Izagirre (Le Grand-Bornand), Imanol Erviti (Nîmes) y Alejandro Valverde (Andorra) rozaron con sus tres segundos puestos el triunfo para un ciclismo con tanta tradición como el español, al que le cuesta últimamente un mundo vencer en las tres grandes rondas por etapas.
Le robo los datos al colega Lorenzo Ciprés y no hay mucho más que añadir que no señalen ya las frías estadísticas. Sin un velocista puro, un contrarrelojista de primer nivel, ni un escalador rompedor es muy complicado hacerse un hueco en la jauría de lobos voraces que andan a la caza en la Grande Boucle. Enric Mas -6º- y Pello Bilbao -9º- se labraron a pulso su plaza entre los diez mejores y para encontrar al siguiente clasificado en la general hay que bajar al puesto 23, donde aparece un Jonathan Castroviejo que volvió a maravillar con su trabajo para el líder del Ineos Grenadiers, Richard Carapaz en esta ocasión. Vendrán tiempos mejores, seguro, ¿pero cuándo?