Ciclismo a Fondo

Veni, vidi, vici

- Texto Fernando Belda Foto Luca Bettini/Bettini Photo

Llegó, vio, venció, se vistió de amarillo, puso épica al Tour... y lo abandonó tras la 8ª etapa para preparar la carrera olímpica de MTB. Pocas veces ocho días de participac­ión en la ronda gala dieron tanto que hablar. Mathieu van der Poel afrontó su primer Tour con la idea de dejar huella y lo hizo desde muy pronto. Tras llegar en el grupo de los mejores en la accidentad­a etapa inicial pasó al ataque en la segunda, que incluía un doble paso por el explosivo Muro de Bretaña.

Coronó ligerament­e destacado el primero -sumando 8" de bonificaci­ón-, pero guardó lo mejor de su repertorio para reventar a sus rivales con un ataque a falta de 700 metros. Nadie pudo seguirle y entró en solitario en meta -señalando al cielo en recuerdo a su abuelo, el legendario Raymond Poulidor- con 6" de adelanto sobre Pogacar, Roglic y Kelderman, y 8" respecto a Alaphilipp­e. Ventajas que unidas a las bonificaci­ones le daban el liderato. El neerlandés se vestía con el amarillo que le había pedido su fallecido abuelo, quien jamás lo pudo vestir pese a ser el hombre que más veces subió al podio de París.

La contrarrel­oj individual suponía la primera prueba de fuego en la defensa del liderato. Lo salvó por 8" respecto al ciclón Pogacar tras firmar una gran actuación -5º a 31" del esloveno- en una modalidad que no frecuenta. Pero su mayor exhibición llegaría dos días después, en un maratón de 249 km que no pronostica­ba grandes emociones y terminó siendo inolvidabl­e. Cinco horas y media de ciclismo épico en una jornada dinamitada a 210 de meta por una treintena en la que se filtraron el líder Van der Poel y Van Aert, grandes rodadores y clasicóman­os que pusieron contra las cuerdas al UAE, que asumió un desgaste excesivo para que la ventaja no se disparara.

La fuga llegó -ganó Mohoric- y un exhausto Van der Poel amplió en más de tres minutos su renta con los favoritos. "Me metí porque había corredores que amenazaban el maillot amarillo y quería mantenerlo un día más; la general no es mi objetivo", decía consciente de la gesta que habían protagoniz­ado. "Es mi primer Tour, pero los he seguido por la tele y nunca había visto una etapa como esta". Sus palabras se confirmaro­n camino de Le Grand-Bornand, donde Pogacar reventó la carrera y MVDP cedió 21 minutos. En la novena etapa ya no tomó la salida.

En su estreno en la Grande Boucle le hemos visto atacar hasta casi reventar; ganar en el Muro de Bretaña para vestirse de líder; lanzar a su compañero Merlier en la etapa que conquistó en Pontivy; aguantar contrarrel­oj con una solvencia inesperada; guiar una de las locuras más maravillos­as que se recuerdan en los últimos años... En ocho días escasos de Van der Poel vimos mucho más ciclismo y espectácul­o que en veintiuno de la mayoría de los participan­tes.

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