La insistencia
La irrupción de los jóvenes está complicando la tarea a aquellos que se ven obligados a dar un paso atrás. Es posible que los recalificados, ciclistas que caen a amateur tras una primera etapa profesional, necesiten demostrar el doble para ganarse el billete de regreso, ya que muchas veces prima el recuerdo de la mala experiencia previa sobre los buenos resultados. El uruguayo Mauricio Moreira ha recorrido ese camino con un balance satisfactorio. Tras dos años irregulares en Caja Rural-Seguros RGA, se vio obligado a buscar cobijo en Rías Baixas, a pesar de conseguir una etapa en Boucles de la Mayenne. Sus opciones de continuar como profesional se desvanecieron tras la desaparición de otros proyectos.
Con el conjunto vigués reencontró su mejor versión, amasando brillantes triunfos en Copa de España, Vuelta a Zamora o la general de Volta a Valencia. Esa regularidad le hizo acreedor de un contrato con Efapel, una de las formaciones más destacadas del pelotón portugués. Allí ha seguido progresando, exhibiendo su instinto ganador para encadenar las generales del GP Douro -no UCI- y de la Volta ao Alentejo, donde derrotó a los poderosos W52 en Castelo de Vide. Su podio en Castilla y León, caída en el momento clave mediante, no hace sino confirmar la evolución apuntada años atrás por el charrúa.