Ciclismo a Fondo

La 'superabuel­a' ciclista asturiana

- Texto Fran Chico

Pilar Luque Cabal tiene 74 años y es una de las personas más enamoradas del ciclismo que hemos conocido. Compartimo­s con ella tres días de cicloturis­mo en su tierra, en Asturias, subiendo puertos como el Gamoniteir­o, los Lagos o el Fito, y volvimos realmente impresiona­dos tanto de su pasión por pedalear como de su habilidad sobre la bici con esa edad.

Pilar nos contó que empezó a montar en bici desde pequeña, aunque no fue hasta los 38 cuando empezó en serio con la bici de carretera. Y ya es para siempre. Ni siquiera un grave accidente bajando La Huesera en los Lagos hace siete años consiguió que colgara la bicicleta.

"Fue en la Clásica de los Lagos. Me fallaron los frenos a 70 km/h y me di el gran tortazo. Me fracturé las vértebras lumbares, sufrí una conmoción cerebral y una herida fuerte en la frente que necesitó siete puntos de sutura. Según el médico, que me hizo una atención excelente, no podía moverme nada porque me podía dañar más las vértebras y acabar en silla de ruedas. Estuve 17 días en el hospital sin mover un dedo a base de morfina. Perdí 11 kilos y toda la masa muscular", nos cuenta.

Pero ya decimos que ese no fue el final de la Pilar ciclista. "Ocho meses después volví a subirme a la bici. Tenía 67 años cuando ocurrió la caída y al día siguiente, en la cama del hospital, ya pensaba en la nueva bicicleta que me iba a comprar. Miedo no tuve nunca. Cuando desperté en el hospital y vi que había salido, me dije: Si hay que morir que sea pedaleando. Y sigo pensando lo mismo".

LA PERSIANA DE LA FELICIDAD

Asturiana de pro, aunque ha residido en León durante años, tiene claro que "mi pasión es la bici. Cuando levanto la persiana y veo que no llueve soy feliz. Preparo la parafernal­ia, un buen desayuno y salgo con la bicicleta. Yo disfruto aunque salga sola, pero mucho más si me junto con otras personas, sobre todo con el grupo de Track Astures con Ruth Moll y Ruth Gómez, que me han presentado a mucha gente".

Pilar ha encontrado en la bici eléctrica un gran aliado para continuar disfrutand­o como nunca del pedaleo. "Tras el accidente me compré una Liv con frenos de disco, ya que la caída fue culpa de que llevaba las zapatas desgastada­s. Pero como había perdido toda la fuerza muscular y me resultaba muy difícil salir acompañada, en Ciclos Fran me sugirieron que comprara una bici eléctrica de carretera como las que tenían en la tienda. Era reacia al principio, pero insistiero­n tanto que la probé y ya no la he vuelto a soltar. Me da toda la libertad del mundo. Hago todos los recorridos y me atrevo con todos los puertos que subí antes".

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