ANTONIO JESÚS SOTO
El murciano afronta la parte decisiva de su tercera temporada como profesional en el Euskaltel-Euskadi con la ilusión de participar en la Vuelta a España, su primera gran ronda.
Perfil del corredor murciano del Euskaltel-Euskadi por Rafa Simón.
EMPECÉ EN LA BICI POR MI HERMANA. Aunque mi padre fue ciclista profesional, mi hermana, dos años mayor, dijo un día que quería montar en bici y como yo buscaba hacer siempre lo mismo que ella, la seguí. Fui pasando categorías hasta llegar a amateur, donde ya te debes plantear si estás por hobby o quieres ser profesional. ¿Ídolos? ¡Claro! Teniendo a Valverde tan cerca, verlo desde pequeño entrenando por las carreteras de la región y seguirle en las tardes de Tour. Me acuerdo cuando ganó a Lance Armstrong en aquella etapa. Eso hace que te pique el gusanillo, aunque por supuesto ser como él es imposible. Valverde sólo hay uno.
MI PADRE CORRIÓ EN EL PUERTAS MAVISA. Ese equipo era un referente también en el campo amateur, como pueden ser ahora Laboral Kutxa o Lizarte. Yo no había nacido, pero me contaba que era bueno y ganó carreras. Las circunstancias eran otras y tuvo que dejar el ciclismo para ponerse a trabajar. Antes, ser profesional no daba dinero para una casa y eso le frustraba. A cambio él me ha proporcionado todos los recursos a su alcance para que me formara en condiciones y no me faltara de nada. Ha sido un apoyo muy importante para mí. ¿Consejos? Me dice que disfrute de la bici. Nunca se ha metido en mi forma de correr, sólo para apoyarme económicamente. Ha pagado de su bolsillo mucho dinero para que subiera al País Vasco a competir cada fin de semana. Hizo la inversión para que yo disfrutara de lo que él no tuvo.
SALTO TARDÍO. Al final pasé con Lizarte como élite de segundo año. Jesús Buendía, que era mi preparador en aquel momento, me decía que hasta que pudiese correr la Copa de España, la Vuelta a Navarra o la Vuelta a León, que eran para sub-25, tenía opciones de pasar a pros. Estaba tranquilo, aunque me hubiese gustado hacer las cosas mejor desde un principio. Durante los dos primeros años de amateur me lo tomé con más tranquilidad y eso que desde júnior soñaba con ser profesional. En realidad era un niño que sólo quería disfrutar sin tomarme los entrenamientos ni la alimentación a rajatabla. Ahora lo lamento un poco, pero dejé atrás esa época y no me arrepiento.
PATERNIDAD. Me entró un poco de miedo de que no surgiera la oportunidad cuando fui padre. Es una responsabilidad que te llega, pero lo aposté todo a pasar, contando con la ayuda de mi familia primero y, si lo conseguía, con mis recursos también. Por eso los dos años de Lizarte me los tomé muy en serio, sobre todo cuando mi chica me dijo que estaba embarazada. Se lo comenté a Juanjo Oroz y fue crucial lo mucho que me apoyaron para tranquilizarme. Llevé bien ser padre con 24 años. Cuando estoy en casa aporto lo que puedo y lo llevo al parque, por ejemplo. Se compagina con la bici, es mi profesión y no queda otra. Tengo la suerte de que mi chica sabe que debo estar tiempo fuera y se implica mucho. Cuando viajo ahora me cuesta más, pero lo hago por él, por su futuro y para ser un espejo de vida.
LOS PIQUES CON VALVERDE. Murcia es pequeña y no vivimos lejos. Suelo salir de vez en cuando con la mítica
grupeta de Valverde. Me brinda algún consejo y ayuda en cosas que desconozco. Tampoco coincidimos demasiado porque a él le gusta mucho el pique.
Cuando no me lo tomaba en serio sí que entraba en el juego cada día, pero ahora entreno de forma específica.
COMO EN CASA EN EL EUSKALTEL˜ EUSKADI. Es mi tercera temporada en un equipo muy cercano, me siento cómodo. Valoro la tranquilidad que nos transmiten los directores deportivos y el mánager general. Cuando tienen que apretarte las tuercas lo hacen, pero siempre con buenas palabras y diciéndote las cosas como son. Esa forma de comunicar me ayuda. El euskera lo tengo poco avanzado, eso sí, aunque pregunto cómo se dicen ciertas palabras. De momento estoy en las básicas.
GRAN DÍA EN LA VUELTA A MURCIA.
Ganar y encima en tu casa es muy bonito. Ojalá llegue otra oportunidad así, pero es que vencer en Murcia acabando en mi pueblo fue increíble. Los amigos me prepararon un cuadro con la foto de entrada a meta. Cada vez que salgo a entrenar lo miro y me cargo de motivación para el día.
EL GRAN OBJETIVO. Estoy en la preselección para La Vuelta, pero aún no nos han comunicado quién irá. Tengo muchas esperanzas de correrla, me encuentro en un buen momento de forma. Me concentré en altura en Sierra Nevada y ojalá pueda devolver al equipo la confianza con mucha batalla y cogiendo escapadas. Cuando no esté en una fuga ayudaré a los compañeros. Ganar una etapa sería increíble. Tengo marcada la de Murcia, el problema es que seguramente se resolverá al sprint en La Manga.
OFICINA AL AIRE LIBRE. Con 18 años decidí intentar ser profesional, no tenía claro qué hacer con mi vida laboral. Estudié para ser monitor de escuelas en muchos deportes, aunque nunca me lo he planteado. Lo que no quería era un trabajo monótono de ocho horas en el mismo sitio.
LO MEJOR DEL CICLISMO, LA
MULTICULTURALIDAD... Lo que más valoro es la gente que conoces, los que llegan al equipo, los que se van. Países nuevos, con costumbres y culturas diferentes a la tuya. El ciclismo es de todo menos aburrido.
...Y LO PEOR, LOS POTENCIÓMETROS. Lo que menos me gusta es que se mide todo -números, datos- y eso me produce estrés. No me convence tanta medición, prefiero pedalear y disfrutar, sin pensar que tengo que dormir tantas horas o comer de una manera u otra. Eso sólo lo hago un mes antes de los objetivos, si no siento que me machaca la cabeza y no aguantaría. Cambiaría los potenciómetros; yo voy sin él. Los directores y preparadores te piden subir los datos de las carreras para ver qué ha pasado.
Eso resta espectáculo, deberíamos ir más por sensaciones.