Sucedió en Euskadi
Prudhomme visitó la Itzulia. Como ensayo general para la gran salida del Tour de Francia en Bilbao del próximo año, el director general de la ronda gala se pasó por la cuarta etapa de la Itzulia, tanto la salida de Vitoria como la meta de Zamudio. "Llevaba tiempo queriendo descubrir de cerca esta carrera, que es magnífica, y con la excusa del Grand Départ 2023 era la ocasión perfecta -dijo-. Hay tres grandes públicos de ciclismo en el mundo: Bélgica con Flandes, Yorkshire, que descubrimos recientemente, y los vascos. Es algo impresionante. Aquí tienes la sensación de que a todo el mundo le gusta el ciclismo".
La montaña para Cristian Rodríguez. Peleó con uñas y dientes el objetivo del maillot de puntos rojos de la montaña y lo logró, pese a que Davide Formolo fue un hueso duro como rival. El almeriense del TotalEnergies prosigue su notable temporada y en la Itzulia fue muy protagonista. En la tercera etapa se metió de lleno en la pelea por la clasificación al entrar en la fuga y marcharse en solitario, "pero era difícil con el nivel que había detrás". A partir de ahí se centró en la lucha por la montaña. "He disfrutado mucho en la Itzulia. Lo he dado todo y subir al podio final de una carrera con tanto prestigio me hace muy feliz".
Milan Vader encoge los corazones. La penúltima etapa de la Itzulia terminó en el Hospital de Cruces de Bilbao para Milan Vader. El neoprofesional neerlandés, al servicio de Roglic y Vingegaard en Jumbo-Visma, sufrió una gravísima caída que le produjo un traumatismo craneoencefálico con herida incisa en la ceja izquierda y un traumatismo torácico con enfisema subcutáneo bilateral, además de varias vértebras, el omóplato y la clavícula rotos. Tomás Rodríguez, uno de los médicos de la Itzulia, fue el primero en atenderle. "No quedó más remedio que actuar de forma rápida. Es la situación más comprometida que he vivido en carrera".
Estreno de Alaphilippe. Ni en Tirreno-Adriático, ni en Strade Bianche, ni en el Tour de la Provence donde debutó en 2022. Le ha costado y con la primavera ya en su apogeo llegó el estreno del casillero de éxitos de Julian Alaphilippe. Con su maestría habitual y apoyado en Remco Evenepoel, el campeón mundial hizo brillar su arcoíris en Viana, meta de la segunda etapa. "No sé si ganar aquí se ha convertido en una tradición, pero esta carrera siempre me ha gustado. Es mi primera victoria del año y me da mucha tranquilidad".
fuerte acaba delante, está poniéndole en el lugar que le corresponde: con los mejores. Ahí arriba también hay hueco para un compañero suyo, Carlos Rodríguez, que se llevó la gran alegría de la Itzulia, promesa cumplida. El joven andaluz anda pidiendo paso entre los elegidos sin necesidad de meter codos, por simple fuerza y calidad. Suya fue la victoria en el repecho tremendo y vertical de Mallabia.
Allí domó a Marc Soler después de marcharse con él. “Le tengo que dar las gracias por lo que ha hecho. Sin su trabajo, yo no hubiera ganado”. Fue lo primero que dijo al cruzar vencedor la línea de meta. En su sencillez cimenta Carlos su grandeza. La de hoy y la que seguro tendrá en un mañana cercano que está por convertirle en estrella.
Y entonces llegó Arrate, el santuario y la peregrinación anual. Volvió la marea naranja, el griterío y el fervor. Sobre todas esas cosas voló la Itzulia, estalló en mil pedazos en su primer paso por allí. Primero con Enric Mas. Valiente y entregado. Acabó con sangre hasta en los ojos por una caída que también afectó a su compañero Nelson Oliveira. Heridas de aquellos que van a la guerra, al ataque, como gusta ver al mallorquín del Movistar Team. Después, la locura.