Ciclismo a Fondo

Respeto al verde

- Texto Andrés Cánovas

Hace no demasiado, figuras internacio­nales acudían a La Vuelta con el único objetivo de preparar al amparo del calor y las carreteras españolas su concurso en el Mundial. Dos semanas acumulando kilómetros de calidad, luchando por algún triunfo parcial y para casa en el último día de descanso buscando sacar el mejor provecho a ese esfuerzo. Por suerte, parece que aquello se acabó. De hecho, un campeón del mundo como Mads Pedersen siguió el plan opuesto en esta edición, a pesar de que el circuito australian­o de Wollongong parecía adecuarse a sus caracterís­ticas como a pocos. Para regocijo de la carrera, el danés descubrió La Vuelta y La Vuelta le descubrió a él. Sin rival en la clasificac­ión por el maillot verde de los puntos tras el abandono de Bennett -al que ya adelantaba a su marcha con unas etapas hasta Madrid más favorables para el hombre de Trek-Segafredo-, Pedersen se dedicó a buscar fugas en días de montaña donde no sólo aumentó un colchón ya insalvable para el resto, sino que también probó su destreza en puertos intermedio­s de entidad. "¿De verdad que no vas a viajar al Mundial, Mads?".

Antes de abrir su carrusel de éxitos en Montilla (13ª etapa), el arcoíris en Yorkshire encadenó tres segundos consecutiv­os en las primeras jornadas en línea, dos sprints puros en Países Bajos en los que le superó Bennett y la cuesta de Laguardia en donde topó con un imbatible

Roglic. "El final era complicado pero si no lo intentas, no ganas". Su equipo lanzaba un mensaje aquel día: "Cuando Mads está así, el triunfo es sólo cuestión de tiempo". Y vaya que si lo fue. En la localidad cordobesa borró del mapa a sus rivales, secando en primera persona un ataque de Ackermann en un final que picaba ligerament­e para arriba. Él y el resto. Sólo tres días después, en Tomares, el día del ataque y la caída posterior de Roglic, volvió a tirar de piernas en un desenlace complicado para alcanzar al esloveno y de nuevo a Pascal Ackermann y batir al alemán del UAE Team Emirates con suficienci­a. Ya nadie podía pararle. "Le prometí a Kirsch -su lanzador- que hoy ganaría. Se ha perdido el nacimiento de su hija y todo el equipo ha trabajado muy duro para obsequiarl­e con este regalo. Va por él, su mujer y su bebé".

Aunque si nos centramos en lo colectivo, la victoria de Talavera plasmó como ninguna el trabajo de Trek-Segafredo en favor del danés. Controlaro­n el doble paso por el Piélago con los objetivos de descolgar al resto de velocistas y atar en corto cualquier movimiento peligroso. Ellos cumplieron; el líder no les falló. "Ha sido, de lejos, la victoria más complicada para todo el equipo. Sienta bien ganar de esta forma".

Con el segundo puesto en el sprint de Madrid, Pedersen alcanzaba los 409 puntos en la carrera por el verde... 223 más que Fred Wright.

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Foto Rafa Gómez/Sprint Cycling Agency
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