Ciclismo a Fondo

Triplete, montaña y despedida

- Texto Fernando Belda

A base de fugas, tirando de clase y pundonor, Richard Carapaz brilló en una Vuelta a España que comenzó torcida. Venía de ser segundo en el Giro y por calidad y experienci­a en grandes vueltas integraba la nómina de favoritos. Pero el anuncio oficial, el mismo día que arrancaba, de su fichaje por el EF Education-EasyPost -donde le acompañará su fiel Andrey Amador- le colocaba en una situación un tanto incómoda dentro del ecosistema del Ineos Grenadiers, que acudía con muchas bazas -él, Carlos Rodríguez, Sivakov, Tao, Hayter...- pero sin un líder definido. Hubo rumores, desmentido­s por el ciclista ecuatorian­o, de mal ambiente con la dirección de su equipo.

Las primeras citas con la montaña descartaro­n a Carapaz de la lucha por la general. En el Pico Jano cedió cerca de tres minutos con Evenepoel y Enric Mas; en Colláu Fancuaya casi cuatro; y en Les Praeres ocho con el belga, que se hacía fuerte en el liderato. Superada la doble etapa asturiana, el de Carchi estaba fuera del top 25 a 15 minutos del belga. Entonces admitió que no había llegado en las mejores condicione­s a la ronda española, tras competir poco después del Giro y sufrir un par de caídas que lastraron su preparació­n. Tuvo que reorientar los objetivos, buscando victorias parciales desde las escapadas. No se quería ir de La Vuelta sin dejar su impronta. En modo fugitivo firmó una segunda mitad de carrera soberbia, en la que haciendo gala de su calidad y coraje logró hasta tres triunfos en etapas montañosas.

Resurgió en Peñas Blancas, en un final para escaladore­s puros -19 km al 6,7%-, donde con un duro ataque a falta de dos kilómetros soltó a Kelderman, Gesbert y Brenner para rematar una fuga numerosa. Un triunfo terapéutic­o que repetiría dos días después en otra cima de entidad, Sierra de la Pandera -8,6 km al 7,5%-, siendo el más fuerte de un corte de diez corredores y aguantando el acoso del colombiano Supermán López y de un Primoz Roglic desatado.

Siguió metiéndose en escaramuza­s y trabajó para Carlos Rodríguez en la subida a Sierra Nevada y en su penar hasta el Piornal. Esa misma caída que dejó magullado a su jefe de filas mandó para casa al líder de la montaña, Jay Vine, lo que vestía con el maillot de puntos azules a Carapaz. Pondría la guinda a su espectacul­ar Vuelta en la Sierra de Guadarrama, en una de las jornadas reinas, donde firmó su tercera diana y aseguró su trono como mejor escalador. De nuevo formando parte de una fuga de calidad, culminó con inteligenc­ia el triplete tras soltar a Sergio Higuita en las rampas finales de Cotos y aguantar con poderío la embestida del grupo de favoritos. "Es la mejor de las tres victorias; demuestra la clase de corredor que soy", dijo. Majestuosa manera de despedirse del Ineos Grenadiers en su última grande con los británicos.

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Foto Rafa Gómez/Sprint Cycling Agency

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