Ciclismo a Fondo

Único en la historia

Alejandro Valverde se despidió de La Vuelta, la carrera que más le ha querido y le vio ganar en 2009. Fue el ciclista más aplaudido por los aficionado­s. Un baño de masas que no rubricó con un triunfo de etapa, aunque lo intentó hasta el final en Navacerra

- Texto Ainara Hernando

PP “Es raro porque tengo un sentimient­o mezclado; de alegría y tristeza a la vez”, intenta explicar Alejandro conforme La Vuelta se acerca a Madrid, las últimas pedaladas en una grande de un mito, que es en lo que se ha convertido el murciano. “Estoy feliz por haber llegado hasta aquí, por todo lo que me ha dado este deporte y La Vuelta en concreto, pero también triste al darme cuenta de que esto se acaba”.

Aunque no era la última carrera y el fin del todo, Alejandro ya se va dando cuenta. Dice que “estoy preparado y me voy muy contento”, aunque no niega que “lo voy a echar mucho de menos. Al principio se me hará duro porque sí que he ido pensando conforme avanzaba la carrera que no volveré a vivir todo esto. Por eso he querido aprovechar­lo y saborear al máximo cada momento”.

DISFRUTAR Y SONREÍR

El del Movistar Team fue, de lejos, el ciclista más aplaudido en cada salida, en cada llegada y en cada pueblo de paso. “Esto me ha hecho disfrutar y sonreír. Ver tantas pancartas, el cariño del público. Me ha dejado impresiona­do”. Es por eso que esperó a retirarse cuando el Covid alejó a la gente de las cunetas y él ya se planteaba bajarse de la bici. Pero no podía hacerlo así. Ahora está convencido que es el momento. “Desde el principio de temporada supe que este año sí. Lo tuve claro”.

Aunque el punto final definitivo será en Il Lombardia, Alejandro Valverde no podía dejar de pasar por La Vuelta. Su carrera. Eso es algo que mira con envidia y agrado a la vez Purito Rodríguez. Tantas batallas, tantas peleas, derrotas y victorias. Tantos años haciéndose uno mejor al otro. Rivales y amigos, juntos han dado buena parte de las mejores tardes del ciclismo español en las últimas dos décadas. “Yo cometí el error de dejar el ciclismo en los Juegos Olímpicos y no correr La Vuelta. Me arrepiento porque disputar la prueba de casa, la que más alegrías nos ha dado y delante de tu público por última vez, es algo

irrepetibl­e. Y en eso Alejandro ha hecho bien”, aplaude el ciclista catalán.

No hay nadie que no vaya a echarle de menos. “A día de hoy no sabemos lo que tenemos ni lo que vamos a perder”, asegura su compañero José Joaquín Rojas. “No va a haber uno como él; es único en la historia”.

Sólo quedó la guinda a una carrera que tiene todo tipo de victorias: una etapa en esta última Vuelta. Cuando Valverde ataca en la ascensión a Navacerrad­a, acelera más tarde en Canencia y se coloca en cabeza junto a Carapaz e Higuita, es imposible no retrotraer­se a 2017, a la penúltima etapa de aquella Vuelta con final en el Angliru y en la que Contador hizo saltar las lágrimas de emoción a todos.

Pero esta vez no fue posible. Carapaz arrancó como la locomotora que es y se marchó a por su tercera etapa. Valverde claudicó en el grupo de favoritos. En la meta le esperaban las ovaciones más sonoras. Antes del momento álgido, el ecuatorian­o contaba que “estuvimos hablando y le dije que ha sido un placer poder competir con él y haber sido compañeros de equipo. Lo admiro mucho y creo que lo vamos a echar mucho de menos”. El murciano no se reprochaba nada. “Lo he intentado todo y tengo que estar contento”.

Su último gran servicio al equipo fue proteger y recuperar al Enric Mas inseguro que llegó a Utrecht, cargado de temores. Movistar Team decidió ponerle en la habitación con él. “Es que los dos son de despertars­e a las siete de la mañana y así nos dejan dormir a todos”, contaba Rojas. Así, con el carácter desenfadad­o de Alejandro, Enric poco a poco se fue desbloquea­ndo. “El 90% del ciclismo que sé es gracias a Alejandro. He compartido casi todas las carreras con él y ha sido un honor estar en la misma habitación en su última Vuelta. Me ha enseñado todo, hasta qué comer en los días de descanso. Es un profesiona­l de los pies a la cabeza.

Todo aquel joven que quiera ser ciclista debería pasar al menos un día con el

Bala para saber cómo se puede llegar con 42 años a ese nivel”.

Al más alto. No hay más que mirar los números, aunque Valverde se vaya de vacío de La Vuelta 22. En la Pandera, por ejemplo. Hace 19 años, cuando en 2003 ganó la etapa, la subida la realizó en 23'40''. Casi dos décadas después, el murciano la cubrió en 24'45''. Sólo 1'05'' más... con 42 años. Nada más que añadir. Una leyenda.

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Fotos Luis Ángel Gómez/Rafa Gómez/Sprint Cycling Agency
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Siempre cerca de Enric Mas en carrera, ambos también han compartido habitación.
3 Cuidando de su líder. Siempre cerca de Enric Mas en carrera, ambos también han compartido habitación.
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El pelotón homenajeó a Alejandro Valverde y Vincenzo Nibali en la salida de la última etapa desde Las Rozas.
1 Pasillo compartido. El pelotón homenajeó a Alejandro Valverde y Vincenzo Nibali en la salida de la última etapa desde Las Rozas.
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4 Listo para despegar. El murciano a punto de tomar el vuelo hacia Alicante en la segunda jornada de descanso.
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2 Con 16 basta. Desde su debut como neoprofesi­onal en 2002, el del Movistar Team ha sido un fijo en La Vuelta.

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