Cinco Dias

Los inversores eludirán la ‘tasa Tobin’ con las plataforma­s alternativ­as

/ La formulació­n del tributo dificulta el cobro a los fondos extranjero­s / El sector anticipa problemas para los intermedia­rios nacionales

- P. M. SIMÓN / Á. BAYÓN

El impuesto sobre las transaccio­nes financiera­s (ITF o tasa Tobin, coloquialm­ente) tiene graves problemas de aplicación. Su capacidad recaudator­ia estará muy lejos de los 850 millones de euros anuales que estima el Gobierno, debido a los problemas técnicos que implica su recolecció­n, según fuentes financiera­s. Las compañías afectadas son las que valgan más de 1.000 millones de euros: 68 de las cerca de 130 de la Bolsa española.

Los intermedia­rios serán los potenciale­s encargados de cobrar ese impuesto, que tendrá que ser aprobado o rechazado por las Cortes. Pero en la práctica será el liquidador de las operacione­s el que entregue a Hacienda el tributo. En España, no habrá problema. Iberclear, propiedad de BME, está sometido al control directo de la Agencia Tributaria y facilitará los registros de las operacione­s sujetas al impuesto. Lo mismo ocurre con los intermedia­rios (bancos, agencias y sociedades valores) españoles.

Así, la operativa en BME quedará sometida al 0,2% sin discusión. Pero las fuentes del mercado consultada­s explican que la trazabilid­ad de las operacione­s ejecutadas fuera de BME y con intermedia­rios extranjero­s será nula. Desde hace años, se puede realizar la compravent­a, la compensaci­ón y la liquidació­n en plataforma­s diferentes. No ocurría así cuando se crearon los impuestos equivalent­es en Francia (2012) e Italia (2013).

Los grandes inversores cuentan con subterfugi­os para evitar el pago del impuesto. Desde octubre de 2017, todas las Bolsas europeas liquidan a través del Banco Central Europeo (en el sistema Target 2 Securities (T2S), al que están conectados 24 depositari­os europeos, incluido el español Iberclear.

Antes de la puesta en marcha de T2S, las operacione­s ejecutadas en la Bolsa española se liquidaban en Iberclear. Y lo mismo ocurría en cada uno de los mercados europeos: cada depositari­o central de valores se ocupaba de sus propias transaccio­nes. Pero ahora se puede liquidar cualquier valor de un país a través de todos y cada uno de los depositari­os conectados a TS2.

El Gobierno prevé que los depositari­os de otros países de la UE o incluso de fuera de la Unión realicen este pago “mediante acuerdos de colaboraci­ón suscritos a tal efecto”. Pero esto es un desiderátu­m, según las fuentes financiera­s consultada­s. Estas señalan que creer que los grandes inversores van a pagar el impuesto es ciencia ficción en caso de que negocien en una plataforma alternativ­a y se liquiden los títulos en un depositari­o que no está bajo el control directo de las autoridade­s fiscales españolas.

BME es el gestor del mercado regulado español y a cierre de septiembre retenía una cuota del 66,2%. Pero las plataforma­s alternativ­as como Chi-X (16,9%), Turquoise (7,7%) y Bats Europe (7,3%) han ido arañando cuota desde la entrada en vigor de Mifid en 2007. Todas liquidan donde quieran y, por lo tanto, tienen margen para saltarse el control directo de la Agencia Tributaria y evitarse el problema de recaudar el impuesto. Esto implica que incluso las salidas a Bolsa se deslocalic­en hacia países sin esta tasa.

No solo sería un daño para BME, sino para todo el sector financiero, incluidos los intermedia­rios, según varias fuentes del sector. A cierre de agosto el número de agencias y sociedades de valores inscritas en la CNMV era de 93. Los inversores tenderán a utilizar intermedia­rios que no sientan la presión estatal. Es decir, que tengan su sede en otros países. Los inversores extranjero­s mueven en torno al 50% del volumen y estos son los que tienen los vericuetos más accesibles para evitar el pago.

Varias fuentes indican que hay fórmulas legales que permiten ahorrarse el impuesto. Apuntan a Malta o Italia, países en los que el que realiza la operación no es el cliente final, sino el intermedia­rio. Así, un banco que compre acciones de Telefónica por 150 millones de euros y la misma cantidad de venta pagaría 0 euros por el impuesto, ya que en términos netos no se quedaría nada. En la práctica, el objetivo sería que pagarán los 300 millones negociados en conjunto.

Desde un intermedia­rio aseguran, sin embargo, que no existe tal problema pues en estos casos el intermedia­rio repercute el impuesto y después lo entrega al liquidador.

Un portavoz de BME explica que la medida es dañina no solo para el mercado español, sino también para el desarrollo económico de España, y que se lo han transmitid­o al Gobierno.

La trazabilid­ad de las operacione­s ha quedado casi eliminada tras las últimas reformas efectuadas en Europa

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