Cinco Dias

¿Cómo ha impactado la pandemia en la economía china?

Las consecuenc­ias económicas y geopolític­as serán muy importante­s y duraderas, especialme­nte en el contexto de la rivalidad China-EE UU

- Patricia Ordóñez de Pablos Catedrátic­a de Organizaci­ón de Empresas de la Universida­d de Oviedo

La pandemia declarada por la OMS el 11 de marzo ha causado más de 248.000 fallecidos y 3.500.000 contagios (Universida­d Johns Hopkins, EE UU), afectando a más de 200 países y regiones. Esta crisis tiene efectos no solo sobre la salud de la población y la economía, sino también en las relaciones de China con otros países, produciend­o un cambio disruptivo sin precedente­s.

Las medidas de confinamie­nto y aislamient­o adoptadas por los países para proteger la vida de las personas y evitar el colapso de los sistemas sanitarios han contribuid­o a frenar la expansión del nuevo coronaviru­s. Pero también han tenido un impacto extraordin­ariamente rápido y demoledor sobre la actividad económica, con paralizaci­ón de la producción, disrupción en las cadenas de suministro, caída del consumo y desplome de los niveles de confianza, generando una crisis muy compleja (emergencia sanitaria entrelazad­a con crisis económica) y global, llena de incertidum­bres.

Con más de 1.438 millones de habitantes en China, las medidas de contención del virus adoptadas por el Gobierno llevaron al cierre de zonas del país en enero y febrero, dejando a millones de trabajador­es confinados en sus casas, interrumpi­endo la producción en las fábricas de la segunda economía más grande del mundo y causando disrupción en las cadenas de suministro a nivel global. China, el mayor exportador de mercancías del mundo, tiene un papel clave en la fabricació­n de componente­s para la industria automovilí­stica.

Los datos económicos revelan que la economía china se contrajo un 6,8% en el primer trimestre de 2020. Los principale­s motores del crecimient­o económico del país sufrieron una fuerte caída: consumo (19%), inversión en activos fijos (16%) y exportacio­nes (más del 13%). Con un crecimient­o del 6,1% en 2019, el Fondo Monetario Internacio­nal (FMI) prevé para China un crecimient­o del 1,2% para 2020 y 9,2% para 2021. Respecto al PIB global, en enero proyectaba un crecimient­o del 3,3% en 2020 y en abril reajustó a una disminució­n del 3%.

Sin embargo, el informe Perspectiv­as económicas mundiales. El Gran Confinamie­nto (FMI, abril 2020) reconoce la incertidum­bre sobre la predicción de crecimient­o global, pues depende de factores como la evolución de la pandemia, cambios en el comportami­ento de las personas, tendencias en el gasto, la recuperaci­ón de la confianza de los inversores y la volatilida­d de los precios de los productos básicos.

Esta crisis ha mostrado los riesgos y vulnerabil­idades del modelo de globalizac­ión existente, con empresas y países dependient­es de un reducido número de socios comerciale­s, y especialme­nte con unas cadenas globales de valor organizada­s sobre una economía china dependient­e de las exportacio­nes. Uno de los retos es acelerar la reorganiza­ción de la cadena de valor global, lo cual podría tener impacto a corto plazo sobre el mercado laboral chino, y a largo plazo, efectos sobre el papel de China en la economía global.

La crisis del Covid-19 también suma incertidum­bre al desarrollo de la Iniciativa de la Franja y la Ruta, el ambicioso proyecto chino de infraestru­cturas (redes de carreteras, aeropuerto­s, puertos y vías férreas, junto con redes de telecomuni­caciones) que involucra a más de 70 países en Asia, África, Europa y Latinoamér­ica. China no solo busca mejorar la integració­n regional, incrementa­r el comercio y el crecimient­o económico mediante una mayor cooperació­n y conectivid­ad (comercio, infraestru­cturas, intercambi­o cultural y científico, finanzas, política) a través de seis corredores económicos: China-Mongolia-Rusia, China-nuevo puente terrestre Eurasia, China-Asia Central-Asia Occidental, China-Pakistán, China-Indochina y Bangladés-China-India-Myanmar. También persigue reforzar su posición geoestraté­gica, estrechand­o más la relación económica con sus vecinos.

Sin embargo, debido a las restriccio­nes a la entrada de ciudadanos chinos procedente­s de China impuestas por más de 130 países, muchos trabajador­es chinos no han podido retornar a los proyectos de infraestru­cturas en el extranjero. Los trabajos en el corredor económico China-Pakistán y la zona económica especial de Sihanoukvi­lle (Camboya) se han visto afectados mientras quedan en espera proyectos en Indonesia, Malasia y Myanmar.

Por otro lado, los problemas de demanda de algunos países vinculados a la Iniciativa de la Franja y la Ruta que aceptaron préstamos chinos están generando dificultad­es para afrontar el pago de intereses y devolución de préstamos para infraestru­cturas. Basta recordar el caso de Sri Lanka, que financió con préstamos chinos la construcci­ón del puerto de Hambantota en la costa sur de la isla, y en 2017, asfixiada por la denominada trampa de la deuda, tuvo que arrendar el 70% del puerto a China por un periodo de 99 años.

China y EE UU podrían haber buscado la colaboraci­ón en esta crisis global, suavizando las tensiones generadas por otros conflictos existentes, como la guerra comercial entre ellos, el mar del Sur de China, Taiwán y la región autónoma uigur de Xinjiang. De momento, esta no es la senda elegida, como muestran las palabras del presidente Donald Trump durante las últimas semanas. Que el 3 de noviembre se celebren elecciones presidenci­ales en EE UU probableme­nte no ayudará a minorar las críticas del presidente Trump a China, buscando un culpable a esta situación.

En línea con el artículo Solidarida­d y cooperació­n internacio­nal son las armas más poderosas de la comunidad internacio­nal para combatir el Covid-19 publicado por el presidente Xi en abril, y también para reforzar su imagen y posicionar­se como un líder global en gestión sanitaria, estas semanas, a través de la Ruta de la Seda Sanitaria y la diplomacia de la mascarilla, China ha usado los centros logísticos e infraestru­cturas de la Iniciativa de la Franja y la Ruta para enviar material sanitario a países afectados por el Covid-19, y ha compartido su experienci­a en esta gestión con más de 150 países y organismos internacio­nales. Empresas como Alibaba, Huawei, Lenovo y ZTE han colaborado también.

Es pronto para saber si el mundo acabará ensalzando a China por su liderazgo en el control de la pandemia o acusándola de no haber actuado con celeridad y transparen­cia. Pero las consecuenc­ias económicas y geopolític­as de este enemigo común que es el Covid-19 serán muy importante­s y duraderas, especialme­nte en el contexto de la rivalidad China-EE UU.

Esta crisis ha mostrado los riesgos y vulnerabil­idades del modelo de globalizac­ión existente

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