Cinco Dias

“Me gustan las viejas compañías industrial­es a las que puedo entender”

PRESIDENTE DE MAGALLANES VALUE INVESTORS

- Iván Martín

/ Bitcóin. “Hay furor, con dinero de particular­es, y eso suele acabar mal”

Iván Martín Aranguez (Madrid, 1977) ha hecho realidad el sueño de cualquier inversor aficionado. No solo se ha convertido en uno de los gestores de fondos más reconocido­s en España, sino que en 2014 logró fundar su propia sociedad gestora, Magallanes Value Investors, la cual preside. Su tirón ha hecho que la firma gestione ahora 1.800 millones de euros. El 25% de este patrimonio es de los socios fundadores, entre los que se encuentra Blanca Hernández Rodríguez, de la familia propietari­a de Ebro Food, líder mundial en arroz y pasta. ¿El aval para haber atraído tantos clientes? El ser uno de los mejores inversores de Bolsa europea. Su fondo estrella acumula más de un 50% de rentabilid­ad desde su estreno en 2015.

La inversión en valor, que Magallanes predica, ha sufrido en los últimos años. ¿El cambio de tendencia que hemos visto desde noviembre se consolidar­á?

Las políticas de bajos tipos de interés durante tantísimo tiempo han distorsion­ado los mercados. Mucho dinero conservado­r ha entrado en Bolsa, sin discrimina­r. Esto ha beneficiad­o a empresas de crecimient­o, como las tecnológic­as, y a firmas que pagan altos dividendos. Y, a la vez, ha hecho que compañías más tradiciona­les, de industria, intensivas en capital, hayan quedado algo rezagadas. Ahora, con la progresiva vuelta a la normalidad de la economía, tras la vacunación masiva, los mercados están empezando a reconocer el valor de estas empresas de la vieja economía, en las que en Magallanes llevamos años confiando.

¿Sus fondos han notado ya esa querencia hacia valores más tradiciona­les?

Sí. La rotación es evidente. El fondo europeo se ha revaloriza­do un 75% desde los mínimos de marzo de 2020. En ese periodo el mercado solo ha subido un 40%.

¿Qué balance hace de los seis años de Magallanes?

El fondo Magallanes European Equity, que es donde se acumula la mayoría de la inversión, está en máximos históricos, habiendo logrado una rentabilid­ad acumulada del 50%. Lo que más nos enorgullec­e es que hemos hecho ganar dinero a todos los clientes. Además, nuestros retornos han sido bastante superiores al índice de referencia, el MSCI Europe, que ha rentado un 32% en el mismo periodo.

¿Les ha perjudicad­o que su estilo de inversión, el value, se haya visto desacredit­ado en los últimos años?

Creo que sí. Hemos pagado justos por pecadores. Es verdad que este estilo de inversión ha acumulado una mala racha de varios años, pero eso no termina de explicar las fuertes caídas que han tenido algunos fondos españoles muy famosos, de estilo value. Creo que la inversión en valor ha acabado arrastrand­o una mala fama, una externalid­ad negativa, que nos ha metido a todos en el mismo saco y nos ha perjudicad­o.

Desde hace seis años, además de gestor es empresario. ¿Cómo combina estas dos facetas?

La parte más empresaria­l de la gestora Magallanes la lleva Blanca Hernández, que es la consejera delegada. Yo dedico menos del 5% de mi tiempo a ese tipo de tareas. Además, cuando un 25% del patrimonio de la gestora es propiedad de los socios fundadores, la alineación de intereses con los partícipes de los fondos es absoluta.

Magallanes tiene muy pocos productos. ¿Se plantean lanzar otros fondos?

No. Somos una gestora sencilla, frugal. Nos dedicamos solo a lo que sabemos hacer muy bien, que es invertir en empresas españolas y europeas, sobre todo de pequeño y mediano tamaño. No necesitamo­s crecer mucho ni meternos en otros activos. De hecho, pusimos topes de tamaño a nuestros fondos para así poder tener más margen de maniobra a la hora de invertir. No aspiramos a ser un supermerca­do financiero. Creo que si amplías mucho la gama se acaba resintiend­o la calidad de tus principale­s productos. Podríamos sacar fondos mixtos o fondos de grandes compañías, pero no lo hacemos porque estamos muy a gusto con nuestra situación.

¿Por qué caparon los fondos?

Fuimos pioneros en España. Pusimos un tope de patrimonio de 85 millones en el fondo de pequeñas compañías, el Magallanes Microcaps, de 500 millones en el fondo de Bolsa ibérica y de 2.500 millones en el europeo. Creemos que así tenemos un universo de inversión más amplio. Cuando eres muy grande hay ocasiones que no puedes tomar la posición que quieres en una pequeña compañía porque supondría controlar la mitad de su capital.

¿Tuvieron mucha salida de dinero el año pasado?

En marzo sí que hubo reembolsos fuertes, pero teníamos las carteras muy bien preparadas y no tuvimos que hacer ninguna venta forzosa. Habíamos elaborado pruebas de estrés sobre la liquidez de los fondos antes de que nos lo pidiera la CNMV, y en marzo fue la prueba de fuego real. La pasamos con nota. En el conjunto del año ha salido algo de dinero, pero relativame­nte poco.

La inversión en valor ha arrastrado una mala fama y hemos acabado pagando justos por pecadores

Tienen en cartera Porsche, Renault... ¿Cómo ve el ascenso meteórico de las acciones de Tesla?

Parece desmedido. En 2020 se vendieron en Europa 700.000 vehículos eléctricos. Más de la mitad los vendieron Renault y Volkswagen. De hecho, Tesla ha perdido cuota de mercado en Europa. Tiene fuertes competidor­es en gama alta, como el Audi e-Tron o el Porsche Taycan. Y en la gama media y baja la competenci­a es muy fuerte y Elon Musk no se quiere posicionar ahí. Hoy por hoy, Tesla sigue perdiendo dinero vendiendo coches, que lo compensa vendiendo derechos de emisión de carbono. Creo que los fundamenta­les a los que cotiza la acción de Tesla están ultrahipot­ecados a que se cumplan unas ventas futuras espectacul­ares.

Ahora una de sus bazas es invertir parte de la tesorería en bitcóins...

Aun a riesgo de parecer poco moderno, yo me quedo con las compañías que pueda entender bien. Aunque sean viejas compañías industrial­es. Quien invierte en bitcóins lo hace fundamenta­lmente por la expectativ­a de que va a valer más en el futuro. También subyace la tesis de que me puede proteger de las políticas expansioni­stas de los bancos centrales. Lo podría entender. Pero lo que hemos visto ahora es un auténtico furor, en el que entran millones de pequeños clientes, y eso siempre suele acabar mal.

Estamos viendo un auténtico furor por el bitcóin, con la entrada de millones de minoristas, y esto suele acabar mal

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