“Los fondos de la UE no servirán de mucho si no se hacen las reformas”
“Relajar las reglas fiscales no significa barra libre, porque podemos tener un agujero de 70.000 millones en 2023”
/ Laboral. “Hay que dejar la reforma como está y basar la de pensiones en el empleo”
/ Regla fiscal. “Aplazarla a 2023 no es barra libre: es para gasto extraordinario”
/ Ayudas. “Se necesitan de forma directa, en función de la pérdida de ventas”
Advierte de que los fondos europeos servirán de poco sin las reformas adecuadas ► Cree que “la confianza no se mide por la deuda en una economía dopada por el BCE, sino por el éxito de sus empresas”
Las empresas y sus trabajadores están siendo las grandes paganas de la crisis económica derivada de la pandemia del Covid-19. El máximo líder patronal del país, el presidente de la CEOE, Antonio Garamendi (Getxo, Bizkaia, 1958), es muy consciente de ello y por eso centra todos sus esfuerzos en conseguir todas las ayudas posibles para mantener la actividad y el empleo. Pero cree que si se de marcha atrás en las reformas, las ayudas no servirán de nada. Además lanza una advertencia al Gobierno: la relajación de la regla de gasto es para costes extras no estructurales o a partir de 2023 llegarán los recortes.
¿Qué escenarios de comportamiento de la economía baraja?
Al principio de la crisis sanitaria todas las empresas tuvieron un problema de liquidez y eso se resolvió con los ERTE y los créditos ICO. Pero tras esos primeros tres meses con problemas de liquidez, pasamos a un problema de solvencia. Sobre todo en algunos sectores especialmente castigados. El efecto en el turismo es dramático. En los hoteles, los bares, las lavanderías industriales, el ocio nocturno o el transporte están el 70% de los ERTE. Esos sectores han pasado de tener un problema de liquidez, de pedir “préstame el dinero y te lo devuelvo en tres meses”, a “no me prestes nada porque no te lo puedo devolver”. Por eso nosotros pedimos ahora ayudas directas, especialmente a estos sectores. Habrá que ver cómo se otorgan y a qué actividades se dan, pero es la solución.
Y, más allá, ¿qué pueden hacer las empresas?
Ahora todo depende de dos conceptos claves. Uno es la prevención y la responsabilidad de cada uno de nosotros para cuidarnos. En eso los empresarios y los trabajadores hemos demostrado que no nos gana nadie, la enfermedad no viene de las empresas. Y la segunda clave son las vacunas, y es donde insistimos en que las empresas podemos y queremos colaborar porque tenemos una logística mucho más rápida que la Administración. Miles de empresas tienen servicios médicos. Y en los más de mil centros de mutuas colaboradoras de la Seguridad Social en toda España se podría vacunar a los trabajadores de las pymes. Los centros móviles podrían ir a ciertos polígonos más alejados.
Entonces, ¿solo la mejora de la crisis sanitaria devolverá todo el vigor a la economía?
Sí, pero es verdad que tenemos algún riesgo, y es que alguno se confunda y nos genere una crisis financiera y entonces sí que tendremos un problema. Por eso, el hecho de que Europa haya anunciado que va a haber una relajación del gasto hasta el año 2023 no significa que aquí haya barra libre, ya que eso nos llevaría a un problema gordísimo. Podemos encontrarnos en 2023 con un agujero de hasta 70.000 millones de euros y entonces tendremos ese problema y veremos si hay recortes.
Podría ser que la bula de la UE para relajar la regla de gasto lleve a un problema financiero...
De lo que estamos avisando es de que lo que dice Europa es que esta relajación es para gastos extraordinarios, no para ordinarios. Es para ayudas a empresas y a su empleo. Pero no para subir el sueldo de los funcionarios el 0,9% con una inflación negativa en del 0,9% como se ha hecho, porque no tienen ERTE. Y lo digo reconociendo el trabajo de muchos. En la misma línea, igual habría sido más comprensible que este año solo se hubieran subido algo las pensiones más bajas.
¿Saben ya cómo se van a repartir los 11.000 millones de ayudas?
No sabemos. Hay comunidades que están ayudando. Destinar una parte a la recapitalización nos parece bien, pero no hay que dejarlo solo en eso. Las ayudas directas tienen que ser directas. Una fórmula, como la de Alemania, con la que nos pagarían una cantidad equivalente a un porcentaje de lo que hubiéramos facturado el año antes.
El esquema que podría aprobar mañana el Ejecutivo quizás no incluya ayudas directas...
No lo sé, pero yo lo voy a pedir. Seguiremos reclamándolas porque es lo que tenemos que pedir y lo haremos. Luego la responsabilidad es del Gobierno no es mía.
En materia laboral, parece que el Gobierno habría casi cerrado con Bruselas endurecer la contratación temporal y hacer un fondo para ERTE. ¿Qué sabe de eso?
No es algo que esté encima de la mesa… Si han llegado a un acuerdo, ya me lo comunicarán, pero entonces no hablemos de diálogo social. Tenemos que buscar fórmulas para que la dualidad del mercado laboral no se dé y seguro que con los sindicatos terminaremos llegando a acuerdos. Pero esto no tiene absolutamente nada que ver con la contrarreforma laboral. De lo comprometido con Bruselas, que son solo enunciados, no se está viendo nada aún.
Pero se tendrán que dar prisa, porque las ayudas europeas ¿están o no condicionadas a las reformas que pide Bruselas?
No tengo derecho de veto. No mando tanto. Puedo decirle al Gobierno lo que no comparto pero nunca que no legisle
Miles de empresas podrían vacunar a sus empleados y las mutuas a los trabajadores de las pymes
Una ayuda directa debe ser el pago de una cantidad equivalente a un porcentaje de lo facturado
Que todo el mundo sea consciente de que las ayudas de Bruselas son consecuencia de una condicionalidad
Que no estemos de acuerdo en tocar algunas cosas no quiere decir que no queramos firmar nada
Claro que están condicionadas. Lo que ocurre es que hay negacionistas de la enfermedad, pero también hay negacionistas de que exista condicionalidad por parte de Bruselas para que nos llegue
el Plan Marshall 2. Si lo hacemos bien puede ser espectacular para España, pero que todo el mundo sea consciente de que viene como consecuencia de una condicionalidad. Si no se hacen las reformas que se tienen que hacer o se hacen mal, todo el dinero que venga igual sirve para poco.
Y hay otra cosa, que cualquier medida que tomes mal no la vas a notar en el momento, porque nos guste o no la economía española está dopada. Porque el 50% de deuda española la está comprando el BCE y por eso los fondos están confiados. Y ¿quién está pagando la desconfianza en España cuando se hacen mal las cosas? Pues las empresas españolas, porque necesitamos una nueva economía para que los fondos inviertan en nuestras empresas. No solo hay que pensar que están confiando en nosotros por la deuda, porque el país son sus empresas.
Y luego confiemos en que los tipos de interés sigan estando como están. Por todo esto, son claves las reformas y la condicionalidad de lo que está mandando Europa para que afrontemos problemas estructurales que no estábamos corrigiendo.
¿Qué tres o cuatro reformas estructurales son imprescindibles?
Reformar no es cargárselo todo. Por ejemplo, con la reforma laboral, pues si funciona bien, déjala. También hay que dejar como está la reforma financiera o seguir la misma línea con las cuentas públicas. Y no digo que no haya que hablar de la dualidad, pero igual si hablas de la subcontratación pues te cargas la economía. Porque la economía moderna es de externalización, de actividad empresarial en cascada. También hay que estudiar las pensiones, pero no a costa de destoparlas, sino creando más empleo. En cuestión de reformas, hay que ser conscientes de que la condicionalidad que marca Europa tiene poco que ver con las propuestas de alguna parte del Gobierno. Las reformas que defiende esa parte del Gobierno no van en la dirección que marca Europa. Y solo hablo de una parte del Gobierno.
¿Pero esa parte es la que impone su criterio? ¿O diría que la parte del Gobierno que defiende reformas en línea con Bruselas está apocada?
Cuando llegue el momento lo sabremos. Me gustaría quedarme con los resultados cuando vayan saliendo. Mi obligación es ser prudente y trabajar en las mesas sin cámaras y sin fotos para que salgan las cosas de manera adecuada.