Alerta de que Trabajo quisiera “meterles un gol” con la igualdad salarial y los ‘riders’
El diálogo social atraviesa por una de sus épocas más fructíferas. En su primer año en el poder, el Gobierno ha firmado siete acuerdos con los interlocutores sociales. Por ello, en pleno tsunami político por la crisis sanitaria y económica, los empresarios y los sindicatos están permanentemente en boca del Ejecutivo como ejemplo del buen hacer en tiempos duros, frente a la falta de unidad en el arco parlamentario. Pero eso no quita para que el presidente de la gran patronal, Antonio Garamendi, exprese algunas desconfianzas respecto hacia dónde puede ir la negociación con el Gobierno.
Así, Garamendi encarna la máxima de CEOE, acuñada por el que fuera su emblemático presidente, José María Cuevas: “Negociad siempre; y cuando la negociación se vuelva imposible, seguid negociando”. No obstante, en materia de legislación laboral niega la mayor y dice que “hay temas en los que no podemos llegar a acuerdos porque de verdad pensamos que no son buenos”. En este marco se encontraría buena parte de la contrarreforma laboral que quieren llevar a cabo el Ministerio de Trabajo y los sindicatos, desmontando aspectos cruciales de la reforma de 2012 relacionados con la negociación colectiva u otros que tienen que ver con la limitación de la subcontratación.
Salario mínimo
Si bien, dicho esto, rechaza con contundencia la acusación que le han hecho los sindicatos de tener derecho de veto en las negociaciones laborales, después de que el Ejecutivo decidiera no subir el salario mínimo en 2021, en contra de la opinión de la ministra de Trabajo, Yolanda Díaz. “Yo no tengo ningún derecho de veto, no sabía que mandara tanto. Podré decirle al Gobierno que no comparto algo o sí, pero en ningún caso puedo decirle esto no lo haces, porque tiene toda la legitimación para gobernar”, se defiende. Y aclara que, en el caso del salario mínimo –este ni siquiera forma parte del diálogo social, porque corresponde al Gobierno qué hacer con él– se limitó a dar su opinión, “y el Gobierno, que es uno, no son dos, que yo sepa, tomó una decisión que creo que fue la adecuada”.
Garamendi rechaza también los reproches de inmovilismo de la patronal para no llegar a acuerdos en algunas materias o no reformar otras. “Que no estemos de acuerdo en tocar algunas cosas no quiere decir que no queramos firmar nada”, ya que además de todos los acuerdos relacionados con los ERTE y otras medidas para la pandemia la patronal firmó, por ejemplo, el acuerdo para regular el teletrabajo.
“Reforma laboral encubierta”
Aunque menciona dos casos en los que alerta de que el Gobierno intentó o podría intentar “meter un gol a los empresarios”. En concreto, cita el caso de las leyes de igualdad retributiva y transparencia salarial, “donde intentaron meternos una reforma laboral encubierta por debajo de la igualdad”. Y explica que, “a pesar de que habíamos llegado a un acuerdo en todos los aspectos de esas leyes, en el último minuto metieron que todos los sindica
tos mayoritarios entraban en las empresas a decidir sobre esto o decidieron quitar puntos en los contratos públicos si los sindicatos no estaban de acuerdo con cómo se abordaba la igualdad”.
E igualmente con esta advertencia se refiere también a una negociación aún abierta, la de la regulación de los repartidores de las plataformas digitales de reparto a domicilio (ley de riders). “Ahí tenemos un acuerdo dentro de CEOE. Pero ahora hay que ver no la música, sino la letra. La letra es muy importante y los laboralistas, de eso, saben”, dice, en referencia a la actual fase de redactado final de la normativa. “Y hay un tema muy delicado que tiene que ver con los algoritmos. La intimidad al derecho de gestión de las empresas no es tan fácil como decir: con los algoritmos mido yo lo que me dé la gana. No estás entrando solo en un tema, sino en muchos más”, agrega.