El negocio de los datos
¿Qué hacen y qué pueden llegar a hacer las compañías con estas imágenes? “Esa es la cuestión. No lo sabemos”, contesta tajante Manuela Battaglini. Considera importante pensarlo dos veces antes de compartir estas y otras fotografías: “Si perdemos el control sobre su uso, si no leemos la política de privacidad, si no sabemos dónde están ubicados los servidores, ni la finalidad de los datos que recopilan, es una locura estar colgando fotos personales en internet”.
Para Álvaro Orts, lo más aconsejable sería hacer un uso responsable de estas redes, aplicar el sentido común y limitar al máximo las publicaciones en las que aparezcan otras personas. “No hemos de ser ingenuos. Si surgen aplicaciones o plataformas que nos permiten la animación de fotos, el rejuvenecimiento de nuestros rostros o compararnos con nuestros abuelos es porque se puede generar negocio con ello”, indica.
El abogado sostiene que los desafíos en los que se anima a los usuarios a compartir fotografías con determinadas características “pueden esconder la necesidad de determinadas empresas de ‘nutrir’ sus bases de datos y sus bancos de imágenes para mejorar sus algoritmos”. Virales como el desafío #10yearschallenge, que consistía en compartir en redes sociales una fotografía de hace una década junto a una actual, suscitaron cierta polémica ante la posibilidad de que las imágenes pudieran ser utilizadas para entrenar a sistemas de reconocimiento facial.