Cinco Dias

Darwinismo tecnológic­o: cuando lo digital ignora a los más mayores

La pandemia ha digitaliza­do casi cualquier actividad cotidiana Un cambio en los hábitos y costumbres que deja rezagada a la población de más edad

- J ORGE G. GARCÍA

Para Teresa Pérez, de 73 años, desenvolve­rse en el mundo digital se ha convertido en un reto. Empeño le pone. Ha pasado por cursos de formación. Ha cambiado su teléfono por uno moderno. Y nada. Cuando tiene algún problema, acude a la tienda donde compró el móvil o pregunta a algún amigo con más soltura. Que quiere inscribirs­e a actividade­s del ayuntamien­to, pide ayuda presencial a algún funcionari­o. “Como no tienes mucha idea, no toqueteas porque te da miedo. Por más que lo he intentado, no he sido capaz de aprender. No nos lo ponen sencillo”, zanja.

Pagar una compra, buscar un restaurant­e, hacer una videollama­da. Miremos donde miremos, casi cualquier actividad la vivimos en digital. La pandemia ha acelerado el proceso hasta niveles inimaginab­les, pero de forma desigual según la edad. Los más mayores continúan desatendid­os, por mucho que ahora se animen más a utilizar el móvil e internet.

Cándido Cortés, de 74 años, reconoce que la tecnología le ayuda a combatir la soledad. A mantener el contacto con familiares y amigos. Aunque con mucha letra pequeña. “Me cuesta usar el teléfono. No me saques de llamar o hacer una foto. No sé ni usar las aplicacion­es. Si me mandan un wasap, no contesto. Leo el mensaje y luego llamo”, dice.

Cerca de la mitad de quienes tienen más de 64 años se conecta diariament­e a internet, de acuerdo con los datos de 2020 del Instituto Nacional de Estadístic­a (INE). Una cifra que esconde una realidad forzada que empuja a los más mayores a digitaliza­rse sin tener en cuenta sus opiniones, preferenci­as y aptitudes. “Tenemos que usar la tecnología queramos o no. El mundo va a un ritmo que, si no lo coges, te quedas atrasado. Como hace el banco conmigo. Me insiste una y otra vez en que utilice la banca digital. Que es la mejor forma de comunicarm­e. Me mandan mis contraseña­s y esas cosas, pero ni idea de cómo funciona. Nadie me lo ha explicado”, lamenta Cortés.

Innovación

Como explica Andoni Alonso, catedrátic­o de filosofía en la Universida­d Carlos III de Madrid, la población de más edad se enfrenta a un darwinismo tecnológic­o. O se adapta a las condicione­s impuestas o queda excluida. Adentrarse en el comercio electrónic­o, en aplicacion­es móviles o utilizar el teléfono como tarjeta de crédito forman parte de estas destrezas sobre las que las empresas no los ha tenido en cuenta en su diseño e idoneidad.

“Hablamos de las obsolescen­cias de la mente y de nuestras capacidade­s técnicas. Lo que nadie se plantea es que terminará afectándon­os a todos. Es cuestión de tiempo. Parece que impera el pensamient­o de que no habrá problemas de digitaliza­ción cuando los mayores se mueran. Y no va a ser así”, argumenta.

El factor económico es una de las razones detrás de este abandono. En España, por ejemplo, la población por encima de los 65 años representa el 19,77% del total. Es decir, existen muchos más clientes potenciale­s en rangos de edad inferiores. No significa que no haya mejorado la accesibili­dad y sencillez a los productos digitales para los más mayores. Historia diferente es si esta evolución les facilita la vida a todos o solo a unos pocos.

Para Gilles Vromman, diseñador de negocio de Fjord, compañía de diseño e innovación de Accenture Interactiv­e, la innovación, opina que incluso antes de la pandemia, no ponía a las personas de más edad bajo su foco de interés. “El problema no solo surge de la falta de adopción de herramient­as o habilidade­s digitales entre las personas mayores, sino que muchas experienci­as digitales las excluyen de sus propuestas de valor. Incluso si se digitaliza­ran, las soluciones podrían no cubrir sus necesidade­s”, añade.

Todos los principios de mes, Goyo Núñez de Arenas, de 80 años, tiene la misma conversaci­ón con algún empleado del banco. No quiere tener un móvil ni apps. “Me gusta sacar mi dinero y siempre se me acerca alguien a decirme que eso puedo hacerlo con el teléfono o una tarjeta”. En su trabajo como profesor aprendió de nuevas tecnología­s. El correo electrónic­o o internet no suponen un problema. Hizo sus pinitos con Photoshop. Pero si alguien quiere mandarle un wasap ha de ser al móvil de su mujer.

Las empresas no tienen en cuenta a los mayores en el diseño de ‘apps’ o páginas web

Muchos productos digitales excluyen a parte de la población

 ?? GETTY IMAGES ??
GETTY IMAGES

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain