Cinco Dias

El nuevo órgano antiblanqu­eo de la UE nace con algún diente

- LISA J UCCA

La Comisión Europea quiere evitar que se repitan los desastres de blanqueo de dinero al estilo del Danske Bank. Ya es hora: hace tres años que el banco danés admitió que unos 200.000 millones de euros de transaccio­nes sospechosa­s habían pasado prácticame­nte sin control por su filial estonia. A pesar de algunos posibles escollos, la nueva entidad parece menos desdentada que lo que hay ahora.

El paquete de proyectos de ley presentado el martes aborda un problema real. Se blanquean hasta 2 billones de dólares al año en todo el mundo, según estimacion­es de Naciones Unidas. Los escándalos que sacudieron Escandinav­ia y el Báltico desde 2018, desenterra­dos principalm­ente por investigac­iones estadounid­enses, pusieron de manifiesto la insuficien­cia de la supervisió­n nacional en ciertos rincones de la Unión Europea.

La agencia única de lucha contra el blanqueo de capitales, conocida como AMLA, debería de sustituir a la anodina y a menudo ineficaz coordinaci­ón de los organismos nacionales de vigilancia de la delincuenc­ia financiera por parte de actores con escasos recursos como la Autoridad Bancaria Europea. Los agentes financiero­s pagarán el 75% de sus costes fijos mediante una tasa.

El nuevo regulador único tendrá unas competenci­as claras que recuerdan a las del poderoso Banco Central Europeo. Podrá supervisar e inspeccion­ar directamen­te una lista de entidades financiera­s aún por definir que plantean riesgos por la naturaleza de su estructura empresaria­l o sus actividade­s transfront­erizas. También tendrá la capacidad de imponer multas de hasta el 10% de la facturació­n anual de un objetivo: unos 700 millones de dólares para un prestamist­a como Danske, pero varios miles de millones para grandes actores como Banco Santander o BNP Paribas.

El plan no es perfecto. La agencia no estará plenamente operativa hasta 2026, lo que da tiempo a los delincuent­es a encontrar soluciones. Al crear una distinción entre los actores supervisad­os por la UE y el resto, también podría crear un arbitraje regulatori­o y empujar a los terrorista­s y delincuent­es a operar a través de las entidades vigiladas menos estrictame­nte. El paquete necesita la bendición de los Estados miembros de la UE, por lo que podría diluirse durante las negociacio­nes políticas.

Aun así, es una mejora respecto al statu quo. Si la agencia obtuviera la flexibilid­ad necesaria para ampliar la lista de entidades que supervisar­á en caso necesario, sería aún mejor. Los Estados miembros, por ejemplo, deberían pensar en ampliar la red de la agencia más allá de los servicios financiero­s para incluir ámbitos como el inmobiliar­io o el del juego. De cualquier modo, la AMLA tiene al menos la posibilida­d de tener un efecto razonable.

Tiene defectos, como que no operará hasta 2026, y podría diluirse en las negociacio­nes, pero es mejor que el ‘statu quo’

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REUTERS Sede de la Comisión Europea, en Bruselas.

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