Boatjump Vacaciones en velero por mucho menos de lo que imagina
La empresa democratiza el turismo náutico para alquilar barcos online de una manera sencilla, rápida y cómoda Son líderes del sector en España tras solo cinco años de vida y tienen planes para crecer en EE UU e Italia
Pasar unos días de vacaciones navegando a bordo de un velero o un catamarán por las Islas Baleares o por la costa de Croacia ha dejado ya de ser una opción de lujo y al alcance de solo unos pocos elegidos.
Familias y grupos de amigos han descubierto, gracias a Boatjump, que disfrutar de una semana navegando por las calas de Menorca o alojarse en un buen hotel de la costa española tiene un precio parecido. “Alquilar un velero con capacidad para ocho personas en el Mediterráneo tiene un coste medio de 4.000 euros. Si divides esa cantidad por ese número de gente te sale un gasto de entre 50 y 150 euros por persona y día”, explica Pablo Ruibal, director de operaciones de Boatjump.
Romper con esta idea de que la náutica de recreo es algo muy exclusivo y ponerla al alcance del público en general fue la premisa que empujó a tres amigos, Alfonso Pastrana (director financiero), Jaime Vara (consejero delegado) y Pablo Ruibal a unir sus fuerzas hace cinco años para poner en marcha la empresa.
Lo hicieron a través de una plataforma online, cuya principal ventaja para el usuario interesado en alquilar un barco es buscar y comparar entre más de 13.000 veleros y catamaranes de entre 12 y 16 metros en todo el mundo. “Tienes toda la oferta, la puedes comparar y reservarla de manera directa y sin complicaciones”, señala Ruibal.
La parte tecnológica se complementa con “un potente departamento de atención al cliente para acompañarlo con consejos de expertos antes, durante y después de la navegación”, añade el responsable de la compañía.
La idea ha funcionado bastante bien. Son líderes de su sector en el mercado español. Han logrado además en este 2021, y a pesar de una caída en la facturación de un 30% en 2020 por el impacto del coronavirus, lograr el punto de equilibrio en sus cuentas, ese momento en el que se igualan los gastos y los ingresos y empiezan a ganar dinero.
La facturación en 2019 fue de seis millones de euros. En 2020 cayó a los cinco. Este año volverán a los seis. El que viene esperan volver a multiplicar por dos, alcanzando los 12 millones.
Tenemos un potente departamento de atención al cliente para acompañarlo con consejos de expertos antes, durante y después de la navegación Pablo Ruibal DIRECTOR DE OPERACIONES
Están presentes en las dos zonas principales de navegación del mundo, el Mediterráneo y el Caribe. El primero recoge al 60% de sus clientes, y el segundo, al 40%. EE UU acoge una oficina de la empresa desde el año 2017.
Los ingresos proceden de la comisión que cobran al propietario de la embarcación, entre un 15% y un 25%. Esta nunca se solicita al usuario.
Impulso de Lanzadera
Los tres socios continúan manteniendo el control al conservar más del 50% de las acciones. Como segundos accionistas aparecen Athos Capital, un fondo de capital riesgo radicado en Barcelona, y Angels, el vehículo inversor de Juan Roig, dueño de Mercadona. Es, precisamente, en las instalaciones de Lanzadera, la aceleradora de empresas que este posee en Valencia, donde Boatjump tiene sus oficinas y desde donde empezaron a internacionalizar el negocio.
“Llegamos en septiembre de 2017 tras el verano y nos dimos cuenta de que la facturación caía por el fin de la temporada en el Mediterráneo. Fue entonces cuando miramos al Caribe y montamos la empresa en EE UU”, recuerda Ruibal.
La temporada es allí más larga. Dura nueve meses frente a los solo cuatro del Mediterráneo. A esto se suma un gasto medio más alto, sobre los 10.000 dólares (unos 8.445 euros). “Esto nos permite no bajar la facturación, trabajamos todo el año y es fantástico para organizarnos”, argumenta.
La intención es seguir creciendo en EE UU e Italia, afianzarse en los que llevan más tiempo y ampliar después a nuevos. Francia y Alemania, los emisores más grandes de turismo náutico, pueden ser ese otro mercado en el que Ruibal asegura que probarán “el año que viene”.
Los datos acompañan estos planes. Según Boatjump, el sector náutico espera una revolución online en los próximos diez años. Pasará del 20% de reservas hechas a través de internet al 80% en 2031.
Saludable y respetuoso
El turismo náutico es un tipo de actividad que ha casado bien con estos tiempos de coronavirus. Familias y amigos, los principales clientes de la empresa, suelen ser también grupos pequeños y cerrados, los más adecuados para el año pasado, el peor momento de la pandemia, e incluso para este todavía más.
Grupos de dos o tres familias o grupos de varios amigos, por ejemplo de tres o cuatro parejas, son los clientes que más tienen. La edad media de los mismos está entre los 40 y los 45 años y el 55% de las reservas se hacen sin patrón. “Se trata de un turismo muy sano, relajado, sin prisas, no masificado, que lo que aprecia es la tranquilidad y disfrutar de la costa navegando”, argumenta Pablo Ruibal.
En Boatjump se alquilan veleros y catamaranes por semanas, pero “hay un auge por los segundos en los últimos años”, destaca. La razón es que cuentan con mayor superficie que los hace más confortables para un público menos acostumbrado a navegar. Son también más estables y se mueven menos, con lo que los temidos mareos disminuyen.
Otro producto que funciona muy bien son las goletas. Son barcos antiguos de madera, habituales en Turquía. Son más grandes, desde los 15 hasta los 40 metros, lo que le permite ir con un grupo que puede llegar hasta las 25 personas, con lo cual son más económicos. “Llevan tripulación, con lo cual lo tienes todo hecho y solo tienes que disfrutar”, concluye.