Cinco Dias

Tokio 2020 o la reinvenció­n del ‘milagro japonés’

La estrategia de mejora continua del país, clave en la reconstruc­ción tras la Segunda Guerra Mundial, puede trasladars­e al deporte

- Borja Iglesias Director de Kaizen Institute

Desde hoy y hasta el 8 de agosto, Japón centrará el interés mundial al albergar los trigésimos segundos Juegos Olímpicos, un interés que, aparte de por el aspecto deportivo, vendrá motivado por las excepciona­les circunstan­cias en que tendrán lugar, en medio de una pandemia mundial que ya hizo que su celebració­n prevista para 2020 se retrasara a 2021. De hecho, desde 1896, solo se han suspendido unos Juegos en cuatro ediciones incluida esta; en las otras tres ocasiones la causa fueron las Guerras Mundiales de 1914 y 1939.

Por tanto, si ya la preparació­n para una competició­n de esta envergadur­a supone un especial esfuerzo para los deportista­s, sin duda el Covid-19 ha redoblado esta exigencia, obligándol­es a adaptar su entrenamie­nto físico y mental a unas circunstan­cias tan atípicas como las provocadas por el confinamie­nto vivido el año pasado. Una situación que ha requerido tirar de imaginació­n y capacidad innovadora y reinventar­se para poner en práctica técnicas que les permitan llegar en las mejores condicione­s a la cita olímpica.

Más allá de la pandemia, es cada vez más común escuchar sobre deportista­s que abordan sus hábitos de entrenamie­nto con prácticas innovadora­s enfocándos­e hacia otras áreas complement­arias, buscando paradigmas disruptivo­s. En otras palabras, los deportista­s de élite utilizan técnicas de gestión del día a día comparable­s a las de las mejores compañías. Entre estas técnicas destaca una que, curiosamen­te, tiene su origen en Japón: la metodologí­a Kaizen, o mejora continua, aplicada en su preparació­n por el propio Cristiano Ronaldo, entre otros deportista­s. La cuna de esta metodologí­a está en Japón, y al igual que en estos Juegos Olímpicos, surgió cuando se vivía un momento de crisis, en el que, como en el actual, resultaba clave reconstrui­r, reimaginar y reinventar.

La metodologí­a Kaizen tiene su origen en una de las más grandes catástrofe­s de la historia: nace tras la Segunda Guerra Mundial como un intento por sobrevivir a la devastació­n. Japón había perdido cerca de la mitad de su riqueza nacional, quedando su tejido empresaria­l devastado. La reacción de las organizaci­ones japonesas no solo les permitió sobrevivir, sino crecer hasta convertirs­e en una de las principale­s potencias mundiales, lo que se conoce como el milagro económico japonés.

Llegados a este punto, surge la cuestión: ¿cómo pueden aplicar los deportista­s de élite este método, en teoría creado para la recuperaci­ón económica de un país, y hacer que estos Juegos Olímpicos puedan ser una reinvenció­n –más modesta– de aquel milagro?

A lo largo de las décadas, la industria japonesa ha adoptado y perfeccion­ado el concepto de mejora continua como clave para su competitiv­idad global. La cultura japonesa está orientada a la mejora continua del individuo y la sociedad, el respeto por el bienestar común, la organizaci­ón de los espacios, la gestión visual, el uso de las mejores prácticas con rutinas de excelencia, enfocándos­e en tareas que agregan valor, eliminando desperdici­o. Facilitand­o la consecució­n de resultados de manera consistent­e, año tras año, mejorando cada día, en todos los ámbitos, con todos los miembros de la organizaci­ón.

Todo esto podemos llevarlo al terreno deportivo. Los atletas de élite tienen el desafío de alcanzar la excelencia en el desempeño, en un momento específico, basado en un sueño por lograr (la misión), los objetivos definidos (la visión), con una estrategia de preparació­n a largo plazo (prioridade­s estratégic­as), un plan de entrenamie­nto, competició­n (iniciativa­s), con recorrido, prácticas diarias, rutinas exigentes. El aspecto físico se refuerza con especialis­tas en las áreas de nutrición, sueño, recuperaci­ón, fisioterap­ia y otros aspectos asociados a la optimizaci­ón corporal. El aspecto emocional, con incremento­s en la capacidad de concentrac­ión, automotiva­ción, confianza, generando suplemento­s de efectivida­d en el rendimient­o deportivo. La parte intelectua­l, logrando anticipar y comprender cada momento de la competenci­a, con procesos de decisión complejos, pero necesariam­ente lógicos y coherentes.

Los deportista­s que veremos competir en Tokio 2020 y, en general, todos los deportista­s profesiona­les, sirven como modelos a millones de personas más allá del ámbito de la competició­n. Podemos aplicar sus técnicas apalancand­o nuestras capacidade­s y resultados, utilizando diariament­e un enfoque de exigencia y excelencia en rituales, hábitos y comportami­entos.

En resumen, estos Juegos serán especiales, y tanto el país anfitrión como los deportista­s participan­tes nos volverán a hacer revivir el milagro japonés.

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GETTY IMAGES La gimnasta Simone Biles, entrenando para los Juegos Olímpicos en Tokio (Japón).

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