Cinco Dias

España, campo de pruebas europeo para la inteligenc­ia artificial

El Gobierno sopesa lanzar una prueba piloto para poner en práctica la nueva norma de la UE También crea un observator­io del impacto social de los algoritmos

- C. CASTELLÓ

España quiere ser pionera en Europa en la regulación de la inteligenc­ia artificial. No solo en la aprobación de leyes que regulen este ámbito, sino también en su aplicación práctica. El Gobierno español se ha ofrecido a la Comisión Europea para ser el país donde se hagan pruebas sobre el próximo reglamento sobre el marco jurídico aplicable a los sistemas de inteligenc­ia artificial, que la Unión Europea presentó el pasado mes de abril y que aún está en trámite para su aprobación, prevista para dentro de dos años.

La Comisión Europea pretende con esta normativa fijar los estándares internacio­nales en el sector de la inteligenc­ia artificial. Aunque el potencial de esta tecnología en ámbitos como el de la salud, la energía, el transporte o la educación es enorme, también lo son sus riesgos. Ante la rapidez de desarrollo, y teniendo como marco los valores y derechos fundamenta­les de la UE, la propuesta de la Comisión define sistemas de la inteligenc­ia artificial y garantías de transparen­cia. Así, fija cuatro niveles de riesgo, desde el denominado riesgo inadmisibl­e hasta el riesgo mínimo, con dos intermedio­s (alto y limitado).

España ha propuesto a la Comisión convertirs­e en una especie de banco de pruebas para el reglamento, según fuentes de la Secretaría de Estado de Digitaliza­ción e Inteligenc­ia Artificial dependient­e del Ministerio de Asuntos Económicos y Transforma­ción Digital. De esta forma, la norma europea se empezaría a aplicar con ciertas empresas o participan­tes de la industria antes de que sea de obligado cumplimien­to, como prueba piloto. El sector podría probar en España, antes de su aprobación definitiva, las normas que en el futuro regirán este sector.

Los participan­tes en el programa podrán expresar problemas de aplicación, dificultad­es o formas de agilizar el cumplimien­to. Aunque la propuesta no es formal, el sector siempre se ha mostrado colaborati­vo con este tipo de iniciativa­s, aseguran fuentes de a secretaría de Estado. De momento, el plan se encuentra en fase de negociació­n con el Centro Común de Investigac­ión (JRC) de la Comisión.

La normativa europea recoge que se deben promover marcos en favor de la innovación, “tales como espacios controlado­s de pruebas” y medidas concretas que ayuden “a los usuarios y proveedore­s de sistemas de inteligenc­ia artificial de alto riesgo a pequeña escala a cumplir las nuevas normas”.

Modelo de ‘sandbox’

También en la Carta de Derechos Digitales de España, una guía o marco sobre las políticas en materia digital, se contempla la posibilida­d de crear “espacios de pruebas controlada­s para desarrolla­r nuevos modelos de negocio, aplicacion­es, procesos o productos basados en la tecnología”, como el modelo de sandbox en el ámbito financiero.

El proyecto piloto para aplicar el reglamento en España forma parte de una batería de medidas impulsadas desde la secretaría de Estado que pretende fijar un marco normativo y jurídico para la inteligenc­ia artificial, antes de que el mercado registre un desarrollo explosivo que pudiera llevar a situacione­s que vulneren los derechos y libertades fundamenta­les. Además, se busca establecer para los datos unos estándares comunes, de manera que se puedan intercambi­ar datos de unos sectores a otros. “Los algoritmos no son sectoriale­s pero sus impactos sí”, señalan.

Entre otras medidas, el Gobierno tiene previsto poner en marcha un observator­io del impacto social de los algoritmos (Obisal), un espacio que pretende evaluar los efectos de esta tecnología en múltiples aspectos de la economía y la sociedad. De momento, el proyecto se encuentra aún en una fase inicial de definición, como la identifica­ción de actores y expertos en cada ámbito que se van a analizar.

El objetivo del observator­io será emitir con “frecuencia” informes con objetivos, grado de cumplimien­to y conclusion­es, de manera que se pueda ir adaptando las políticas y las guías a esos datos. Se propone abrir un debate social sobre los límites y riesgos de los algoritmos, en el que participe el mayor número posible de agentes de la sociedad.

Se prevé fijar unos criterios comunes para intercambi­ar datos entre sectores

El Gobierno creará un observator­io para impulsar un debate social

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