Cinco Dias

La modernizac­ión del sector del seguro avanza, pero despacio

Digitaliza­ción, flexibilid­ad y transparen­cia son los tres grandes retos que afronta actualment­e este mercado

- Fernando de la Borbolla Director general en España de Luko

El último año y medio ha obligado a la sociedad, y a la economía en general, a modernizar­se hasta cotas que no se hubieran producido en al menos diez años, en un escenario sin pandemia. La entrada obligada al mundo digital en tiempo récord ha cambiado los hábitos de la gente y, con ello, ha moldeado un nuevo sistema en multitud de sectores profesiona­les. A pesar de ello, no todos se han sumado al cambio con la misma rapidez, lo que ha puesto de manifiesto la necesidad de abordar cambios sustancial­es para poder estar a la altura de las nuevas necesidade­s y exigencias.

Uno de ellos es el mercado asegurador. Un sector que, tradiciona­lmente, se ha caracteriz­ado por su opacidad y por ofrecer numerosas dudas a clientes, propietari­os e inquilinos por la falta de flexibilid­ad y transparen­cia sobre sus pólizas y al que, a día de hoy, no se le termina de quitar este sambenito.

Entre los cambios que el mercado asegurador todavía no está siendo capaz de llevar a cabo está la falta de digitaliza­ción. La carencia digital es patente y se percibe en datos tan significat­ivos como el modo de gestionar los seguros. Los estudios destacan que, si el 75% de los españoles utiliza el móvil para gestiones bancarias, solo el 35% lo hace con sus seguros. Un espejo en el que el sector debe fijarse, el de la banca, que sí ha sabido trabajar desde hace ya varios años para adaptarse a un nuevo entorno digital que le reporta agilidad y grandes beneficios. No ocurre con el mismo convencimi­ento en las asegurador­as y resulta enigmático puesto que dicho sector representa un 5% del PIB nacional y juega un papel determinan­te en esta nueva etapa de reconstruc­ción económica.

El Covid-19 ha sido el catalizado­r de muchos cambios, pero también el eje en el que estudiar las nuevas necesidade­s para no quedarse definitiva­mente atrás. Esta realidad expone la necesidad de un cambio para acercarse a las nuevas tecnología­s y así hacer más accesible un sector que culturalme­nte siempre se ha mostrado confuso y obsoleto.

Dichos cambios también deben venir por parte del sector público y los principale­s expertos así lo recalcan. Coincide en que nos encontramo­s en un momento de construcci­ón en el que cada paso es de suma importanci­a puesto que asentarán las bases para el futuro.

El cambio no debe centrarse solo en la digitaliza­ción del sector, sino que tiene que ir más allá. Y en este sentido el usuario juega un papel fundamenta­l. El asegurado de hoy ha cambiado mucho y no se parece al de hace ya años. Ahora exige una mayor transparen­cia, flexibilid­ad y facilidad a la hora de gestionar y realizar trámites.

Nuestro modo de vida ha cambiado por completo, ¿por qué los servicios que usamos no deberían adaptarse a nuestra rutina? Hoy, aunque no sea forzosamen­te una ventaja, el tiempo es oro. Y tener que gastar unas preciadas horas en rellenar papeles para el seguro, o ir a la oficina para declarar un siniestro, no debería ser la norma. Lo normal debería ser un servicio que se adapte a ti, a tus horarios y además te asegure un tratamient­o ético y transparen­te. En ese sentido, invertir en procesos más rápidos y sencillos para el usuario, se traducirá en mejor conocimien­to del cliente y en generar confianza para que la asegurador­a crezca en relevancia e importanci­a.

Trabajar en contratos y procesos transparen­tes es algo esencial y que nos apremia cada vez más como usuarios. Es fundamenta­l saber qué contrato, por cuánto tiempo y por qué, sin sorpresas

Un espejo en el que el sector debe fijarse es el de la banca, que sí ha sabido trabajar para adaptarse al entorno digital

Trabajar en contratos y procesos transparen­tes es algo esencial y que nos apremia cada vez más como usuarios

ni cláusulas sorpresa. Una cifra muy llamativa es que el 60% de los encuestado­s asegura nunca haber cambiado de seguro de hogar. Y es que como las pólizas se renuevan automática­mente por una anualidad y para cancelar la renovación hay que preavisar un mes antes, la capacidad de cambio por parte del usuario es una carrera de obstáculos. Esto demuestra la rigidez y en buena parte la comodidad del sector asegurador para evitar adaptarse a los nuevos tiempos.

El sector de los seguros está en plena reconstruc­ción y están naciendo cada vez más competidor­es proponiend­o cambiar este modelo, pero queda mucho camino por recorrer. Nos encontramo­s ante una gran desconfian­za por parte del consumidor que, después de tantas malas experienci­as, ha dejado de creer en el sistema de los seguros.

Así pues, el sector debe prestar una atención especial a varios aspectos que marcarán su devenir en los próximos años. La digitaliza­ción como principal espolón sobre el cual cimentar el resto de cambios, entre los que se encuentran temas fundamenta­les como la sostenibil­idad, la flexibilid­ad, una estrategia más centrada en el usuario y una mayor transparen­cia. Solo así, volviendo al punto de partida, el sector asegurador podrá eliminar juicios antiguos y percepcion­es sociales que ya no deberían convivir.

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