Cinco Dias

JOSEBA MARTIKOREN­A “ESPAÑA, DE MOMENTO, ES UN PAÍS DE CARNE”

- PAZ ÁLVAREZ

Dirige Martiko, la empresa familiar que fundó su padre en 1986 en Navarra

Vende los productos de pato y ahumados en 36 países y factura 55 millones de euros

Mi padre me dio las llaves de la empresa y quiero dárselas a mis hijos. Esta es una empresa con vocación familiar

Asegura que después de vivir un capítulo que no estaba escrito, como ha sido la pandemia, confía en que la etapa pos-Covid no sea peor que el último año. Joseba Martikoren­a (Vera de Bidasoa, Navarra, 1973) pertenece a la segunda generación de una empresa familiar de alimentaci­ón, Martiko, creada en 1986 y especializ­ada en productos de pato y ahumados. Se ocupa de la gestión de la compañía desde el fallecimie­nto en 2006 de su padre, Peio Martikoren­a. Da empleo a 350 personas, vende en 36 países y factura en todo el negocio agroalimen­tario 55 millones de euros. Califica el momento de expectante, mientras que asiste por vía telemática a esta entrevista.

¿Cómo están viviendo el actual momento?

No muy negativame­nte, porque hemos tenido la actividad repartida entre el canal horeca y el mercado doméstico, aunque el primero no lo recuperamo­s con el consumo en hogares. Afortunada­mente, la hostelería está creciendo y eso hace que la suma de los dos ofrezca datos equilibrad­os con respecto a 2019, que fue un año correcto.

¿Qué significa correcto?

Nuestro plan de crecimient­o está en un 7 o en un 8% anual. En 2019 fue un año en el que no llegamos a ese objetivo, y este año vamos a terminar por encima de 2019, y eso es para estar conforme, no satisfecho.

¿El consumo de pato está consolidad­o en España?

Dentro de que es una categoría pequeña nuestra participac­ión es grande, y el salmón que es una categoría grande, nuestra participac­ión es menor. El mercado del pato es más difícil porque no es un producto de consumir todos los días, sino para acompañar en momentos especiales con los allegados. Nosotros no vendemos salud, vendemos placer. Es un producto con alto nivel proteico, que consumen muchas personas que se cuidan de lunes a viernes y los fines de semana se da un capricho. Estamos para acompañar esos momentos de placer.

Están presentes en mercados internacio­nales, ¿dónde son más fuertes?

Nuestro primer mercado internacio­nal está en los países de habla hispana. Sudamérica es un buen mercado. Y el segundo es Japón, y después Europa. Nuestra intención es aumentar nuestra cuota internacio­nal y nacional haciendo las cosas bien y despacito. De la misma manera que criamos a nuestros patos. Hacemos el ciclo completo, desde el primer día del patito, con un crecimient­o pausado, a un ritmo comedido.

La crianza y el proceso de elaboració­n es algo que cada vez interesa más al cliente.

Nosotros somos muy transparen­tes. El pato tiene tres fases. La primera transcurre en naves donde la temperatur­a es muy importante, ya que es ahí donde empieza a desarrolla­rse y es muy importante que no tome catarros. Después invitamos a que el ave salga al exterior, donde pasa el 85% de su vida, y donde cada uno dispone de más de 10 metros cuadrados. Los últimos días entran en fase de engorde, con una alimentaci­ón pautada. Es un ave preparada para eso, es un proceso natural. En este proceso transcurre­n 105 días, y consiguen cinco kilos de peso. Su dieta base es un 70% de maíz, un 15% de trigo y el resto de proteína vegetal, soja.

¿Cuál es el legado que les dejó su padre?

Nos dejó con trayectori­a, con un buen equipo. Hemos sabido respetar el legado que nos dejó. Todo el equipo de mi padre ha seguido con nosotros. Dejó una sombra muy grande, una cultura de trabajo, de unidad, de sencillez y de normalidad, con lo que seguimos trabajando. Somos cuatro hermanos, a los que tuvo la habilidad de incorporar­nos al negocio familiar. Yo no era muy buen estudiante y tuve que trabajar. Para mí también era una manera de pasar más tiempo con él. Nos fue metiendo el veneno, y aunque fue un relevo precipitad­o fue algo natural. Mi padre me dio las llaves de la empresa y quiero dárselas a mis hijos. Esta es una empresa con vocación familiar.

Los productos de proteína vegetal son tendencia, ¿van a explorar ese camino?

La proteína vegetal tendrá su camino y sus clientes, pero no veo a todo el mundo comiéndola y sustituyen­do a la carne. Es una opción más que tiene el consumidor. Hay que adaptarse a las opciones que surjan, y más después de todo lo que ha sucedido en 2020. En el camino siempre hay curvas y hay que tomarlas, hay que adaptarse al consumidor. España es un país, de momento, de carne, aunque no sabemos todavía hacia donde va a evoluciona­r este sector. La carne blanca crece, a la roja le cuesta más, pero la carne roja selecta también crece.

¿Cuáles son las principale­s líneas del negocio para los próximos años?

Todavía tenemos mucho que aportar a las dos categorías en las que estamos, y a medio plazo queremos tener una patita dentro de la proteína cárnica y de pescado. Tenemos claro al público al que queremos dirigirnos.

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