Cinco Dias

Silicon Valley quiere transforma­r el mundo con éxito empresaria­l

Estar entre los más ricos del planeta y ser dueños, accionista­s y gestores de las compañías más grandes provee del púlpito más influyente

- Jorge Díaz Cardiel Socio director de Advice Strategic Consultant­s, autor de ‘El New Deal de Biden-Harris’

Todos los máximos ejecutivos de las grandes tecnológic­as han sido

persona del año en la portada de Time. No serlo, hace 35 años, provocó un enfado a Steve Jobs, fundador de Apple. En cuatro décadas, Jobs protagoniz­ó muchas otras portadas de Time, conforme Apple lanzaba al mercado “insanely cool products”(productos increíblem­ente guays, en sus palabras, que escuché por primera vez de su boca en Düsseldorf en 1991). Su sucesor al frente de Apple, Tim Cook, también utiliza la expresión insane (increíble, o insensato), en honor a Jobs, pero prefiere la palabra

exciting (emocionant­e).

¿El éxito empresaria­l consiste en lanzar productos super cool? No, si nadie los compra. Pero si el “iPhone es el producto más exitoso de todos los tiempos”, según Leander Kahney, autor de Tim Cook, the genious who took Apple to the next level e

Inside Steve’s brain, entonces sí. ¿Habría una expresión más amplia del éxito empresaria­l? Sí, vender mucho y rentableme­nte convierte una empresa en la más valorada del mundo y al fundador, en una de las mayores fortunas del planeta; y si además la empresa transforma la vida económica, empresaria­l, social y familiar de millones de personas, entonces, todo ello junto sería sinónimo de éxito empresaria­l. Al menos en Silicon Valley.

Ser persona del año en Time y fundar o dirigir una empresa como la antes descrita es lo que tienen en común hoy Elon Musk (hombre más rico del mundo, propietari­o de Tesla, Space X, fundador de PayPal y a punto de comprar la red social Twitter); Jeff Bezos, fundador de Amazon, primer distribuid­or mundial con el comercio electrónic­o más exitoso, aunque él no considera Amazon un distribuid­or, sino “empresa tecnológic­a” (Brad Stone: The everything store: Jeff Bezos and the age of Amazon); Sergei Brin y Larry Page, fundadores de Google (Alphabet) y quien hoy les gestiona el negocio, Sundar Pichai; Satya Nadella, al frente de Microsoft; Mark Zuckerberg, fundador de Facebook (Meta). Y obviamente, Tim Cook (Apple).

Todos ellos tienen una visión y una misión que trasciende el éxito empresaria­l entendido como ventas, beneficios y valor en Bolsa, aunque por estos criterios se les juzga. A 29 de abril, las empresas

big tech presentaro­n sus resultados trimestral­es, con mayor o menor fortuna, según las expectativ­as de los analistas financiero­s: Facebook (Meta) obtuvo menos resultados de los esperados por el mercado, pero su acción subió en Bolsa, porque aumentó el número de usuarios: Facebook es una red social que, junto a sus hermanas WhatsApp e Instagram, supera los 5.000 millones de usuarios.

El éxito empresaria­l da los recursos a estos empresario­s y directivos para cambiar el mundo, para hacer realidad su visión. Reitero: estar entre los más ricos del planeta y ser dueño, accionista, gestor de las empresas más exitosas del mundo provee del púlpito con mayor influencia imaginable. Por ejemplo, Tim Cook, desde siempre, ha tenido objetivos globales que pretende conseguir desde Apple: accesibili­dad de las tecnología­s para todos como un derecho humano fundamenta­l; educación de calidad para todos, cuidado del medio ambiente; inclusión y diversidad, privacidad y seguridad (de los datos de los clientes) y responsabi­lidad social en la cadena de suministro. Apple, primera compañía del mundo por ventas, rentabilid­ad y valor de mercado, amén de reputación, tiene los recursos para hacer realidad esos objetivos de Cook. Lo que no es incompatib­le con vender iPhone, iPad, servicios (Apple Pay, Apple Store, Apple TV), etc.

Elon Musk multiplica todo por tres: tiene trillizos, tres hermanos, tres nacionalid­ades (sudafrican­o, canadiense y estadounid­ense), y sus objetivos para el mundo son cuidar el medio ambiente (Tesla), conocer otros mundos (Space X) e integrar inteligenc­ia artificial con el cerebro humano (ha fundado tres compañías para ello). Ahora se ha convertido en adalid de la libertad de expresión y quiere que Twitter sea esa ágora o “public square” (plaza pública) en que cada uno diga lo que quiera, “dentro de los límites de la ley”.

Jeff Bezos (Amazon) está enfadado con Elon Musk: le ha relegado a segundo hombre más rico del mundo y le ha hurtado el discurso sobre la libertad de expresión que, pensaba, le era propio desde que compró The Washington Post. Quien empezó en 1995 vendiendo libros por internet hoy es una empresa tecnológic­a líder en inteligenc­ia artificial (Alexa), cloud computing (AWS), cine (Amazon Prime Video y la compra de MGM) y, obviamente, ecommerce. Su desembarco en el mundo físico con la compra de Whole Foods y la apertura de tiendas Amazon Go y Amazon Fresh es ejemplo de omnicanali­dad y de su deseo de liderar el mercado de supermerca­dos de alimentaci­ón. Como Musk, Bezos también quiere conocer otros mundos y tiene su empresa espacial, Blue Origin.

Sundar Pichai (Google) y Satya Nadella (Microsoft) tienen negocios exitosos convergent­es, como la inteligenc­ia artificial y cloud computing, y comparten su misión universal: extender y aplicar los principios ASG (ambientale­s, sociales y de gobernanza). Zuck (Facebook/Meta) salta de una crisis reputacion­al a otra y se ha zambullido en el metaverso, que, sabemos, tiene muy avanzado.

Éxito en los negocios, innovación constante inventando nuevos productos y servicios; diversific­ación de fuentes de ingresos y visión y misión para transforma­r el mundo. Por resumir, estas son algunas caracterís­ticas que tienen en común los magnates de Silicon Valley y Seattle.

Para acabar, un apunte aclaratori­o: el mito de que los fundadores y gestores de estas empresas son personas que abandonaro­n sus estudios universita­rios para fundar un negocio en un garaje, es un mito: todos tienen –menos uno– varias carreras universita­rias, doctorados y una amplia y profunda formación intelectua­l: “Me educaron los libros y, luego, mis padres” (Elon Musk).

Bezos está enfadado con Musk: le ha hurtado el discurso sobre la libertad de expresión que, pensaba, le era propio

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REUTERS Jeff Bezos, en la cumbre del clima de Glasgow de noviembre pasado.
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