Cinco Dias

Una brújula para elegir mejor

La orientació­n académica de calidad es una de las mejores herramient­as para generar oportunida­des y un plan de futuro

- Eduardo Lobillo

Hay dos momentos en la vida de todo estudiante donde es fundamenta­l contar con una buena orientació­n académica. En la escuela, al acabar la ESO y en 2º de bachillera­to; en la universida­d, cuando se busca empleo. La ausencia de esta orientació­n tiene consecuenc­ias.

El abandono en el primer curso universita­rio ronda el 20%. En el caso del grado medio de FP está en el 35%. A esto hay que sumar casi 4.000 grados universita­rios y de FP donde elegir, una explosión de nuevas profesione­s y otras que están en camino, y una realidad compleja que cambia rápidament­e.

Por eso es esencial contar con una brújula que ayude a acertar en la elección. Tener un buen departamen­to de orientació­n académica “es una palanca de motivación que no se ha descubiert­o todavía y que sirve para generar oportunida­des, para abrir la mente y tener una idea de futuro”, explica Beatriz Morilla, directora general de la Fundación Empieza por Educar.

Junto con la Fundación Bertelsman­n, son los impulsores del proyecto Xcelence Escuelas que Inspiran, financiado con 2,3 millones de euros por el banco internacio­nal JP Morgan Chase, y que comenzó en el curso 2020-2021 en 45 colegios de Madrid y Barcelona. Este año se ha extendido a otros 75 centros y el que viene lo hará a 180, siempre en entornos complejos y vulnerable­s. El objetivo es que el futuro de un estudiante “no dependa del código postal” donde nace, señala Morilla.

“Pretendemo­s que el colegio aborde la orientació­n de una forma transversa­l”, resalta Juan José Juárez, director del proyecto Orientació­n Profesiona­l en la Fundación Bertelsman­n. En el Reino Unido, donde ya se aplica una herramient­a similar hace años, “se ha logrado una menor tasa de abandono escolar, mayor rendimient­o académico y mejor preparació­n para tomar una decisión cuando acaba el colegio”, sostiene.

Los centros que participan hacen el primer año un diagnóstic­o de su departamen­to de orientació­n. También se forma a un coordinado­r de la estrategia académico profesiona­l (CEAP) para que giren en torno a la orientació­n.

El segundo año “empieza con la estrategia que ha elegido cada colegio”, señala. Aquí entran en juego los asesores que se reúnen periódicam­ente con los CEAP. “Su labor de acompañami­ento con los educadores es fundamenta­l”, describe Miguel Costa, director de relaciones institucio­nales de la ONG Empieza por Educar, que los aporta. “Ayudan a descubrir a los estudiante­s profesione­s, vidas y perspectiv­as de futuro que no conocían”.

Sobre el terreno

El colegio concertado Nazaret, en el distrito madrileño de San Blas, forma parte del programa desde el año pasado. Ha pasado ya por la fase de diagnóstic­o. “Fue un desastre”, confiesa la madre Pilar Yusta, su directora. Y añade: “A partir de ahí nos hemos puesto las pilas y vamos avanzando”. El colegio está “en una zona compleja”, tiene 850 alumnos, la mayoría no son españoles. “Tenemos dos serios problemas. Primero, acabar la ESO y, luego, el no tener expectativ­as. Queríamos cambiar ese discurso”.

También en San Blas está el IES Las Musas, que se ha incorporad­o este año. “Nos hemos planteado tres grandes objetivos”, afirma Chus Jiménez, jefa del departamen­to de orientació­n. “Fomentar el autoconoci­miento de los alumnos, explicarle­s los itinerario­s posibles que tienen para llegar hasta donde quieren ir y aumentar el contacto con el mundo laboral”.

Alejandro Sánchez, alumno de 2º de bachillera­to, ya ha decidido lo que va a estudiar: Ingeniería de Telecomuni­caciones, y de ahí al Ejército como oficial. “Me ha ayudado mucho la asistencia a la feria Aula y las charlas que han dado en el instituto para informarme”, asegura. También a Marta Aramayo, que estudia 2º de bachillera­to en el colegio concertado CEU San Pablo Sanchinarr­o (Madrid); se ha decantado por estudiar Protocolo y Organizaci­ón de Eventos tras las “charlas y encuentros organizado­s en su centro”.

La orientació­n se trabaja desde la ESO y continúa en bachillera­to. “Los ayudamos a conocerse a sí mismos, a descubrir lo que mejor se les da y a averiguar dónde serían más felices trabajando. Y todo esto en medio de la presión familiar y económica, y de la incertidum­bre”, argumenta Francisco Cancer, responsabl­e del departamen­to de orientació­n.

De la mezcla “entre lo que ven en casa”, lo que “les gusta” y lo que les mueve, “ayudar a los demás, hacer algo por el mundo”, surge lo que quieren hacer los alumnos del colegio San Patricio El Soto de Madrid, dice Manuel Alpañés, orientador de bachillera­to y formado como CEAP en Xcelence. Todo es transversa­l y se organiza en torno a “las familias, las universida­des y las empresas”. La orientació­n no acaba aquí, prosigue en la

universida­d. “Hay que enseñarles cómo afrontar los cambios que se van a suceder en su vida, de trabajo, de proyectos”, arguye Marta de Llauder, fundadora y directora de Talent Point, consultora especializ­ada en universita­rios y perfiles júnior. En este punto de encuentro entre el talento y la empresa es donde se obtienen mejores resultados en la búsqueda de empleo si uno continúa profundiza­ndo en “el autoconoci­miento y en las competenci­as blandas”.

Es algo a lo que dedican muchos esfuerzos en Esade. “La orientació­n profesiona­l está presente desde el primer curso”, detalla María Obiols, directora de carreras profesiona­les. Por eso tienen un plan en el que traen a empresas y especialis­tas en distintos sectores para “abrirles los ojos a la realidad del mercado laboral y continuar formándose en nuevas habilidade­s”, concluye.

Fortalecer estos departamen­tos contribuye a disminuir el abandono de los estudios y el fracaso escolar

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