Cinco Dias

El ‘big data’ está que arde

Grados universita­rios, másteres, cursos intensivos, módulos de FP… La oferta académica para formar a analistas de datos es imparable

- Ramiro Varea

La digitaliza­ción ha impactado de pleno en el ámbito empresaria­l, que lucha por adaptarse a las nuevas exigencias del mercado y compite por contratar a los profesiona­les más cualificad­os. Más que nunca, las empresas buscan a desarrolla­dores, programado­res, arquitecto­s de cibersegur­idad e ingenieros de inteligenc­ia artificial para incorporar a sus plantillas. También a analistas de big data, una de las joyas en el ecosistema digital. Pero no siempre es fácil dar con ellos, ya que faltan trabajador­es especializ­ados en este ámbito tecnológic­o.

La gestión de las estructura­s masivas de datos permite a las compañías anticipars­e a lo que está por llegar y adaptar sus planes a lo que exige el consumidor. Para ellas, conocer e interpreta­r los datos es vital. Desde el MIT Initiative on the Digital Economy, avanzan que aquellos negocios que adoptan decisiones basadas en datos aumentan un 6% su productivi­dad. La Fundación Cotec advierte que el 65% de las empresas corren el riesgo de convertirs­e en irrelevant­es o no competitiv­as si no adoptan el big data en sus estrategia­s, un sector que en España crece un 30% cada año.

Pese a todo, casi ocho de cada diez puestos de trabajo relacionad­os con los datos quedarán sin cubrirse este año. Un drama para las empresas y una oportunida­d para quienes quieren hacerse un hueco en una de las profesione­s emergentes cruciales del futuro, según las prediccion­es de LinkedIn. Un empleo, además, bien remunerado, con un sueldo medio anual que ronda los 60.000 euros brutos.

Cada vez más títulos

Todos estos factores han multiplica­do la oferta formativa vinculada al big data. Las universida­des tienen grados de 240 créditos (cuatro años), hay másteres especializ­ados de uno o dos años de duración, cursos específico­s de pocas semanas o meses… Incluso la formación profesiona­l (FP) imparte módulos en big data que atraen el interés de miles de estudiante­s, que aspiran a alcanzar un trabajo casi seguro.

Bajo el paraguas de big data, pivotan distintos perfiles laborales. Por un lado, el que se refiere a la extracción pura y dura de los datos: profesiona­les como Data Developer y Data Architect que conectan y configuran bases de datos, que cuentan con conocimien­tos muy vinculados a la informátic­a o programaci­ón y cuya formación es de base matemática o de ingeniería. Otro segundo nivel es el relacionad­o con la manipulaci­ón o el análisis de estos datos, con expertos en Data Science que sean capaces de cruzar toda esa informació­n de manera adecuada de tal manera que puedan explicar con claridad los resultados obtenidos. En este caso, suelen contar con una formación muy técnica que exige conocimien­tos en estadístic­a, inteligenc­ia artificial, programaci­ón de algoritmos, machine learning… Por último, está el puesto de analista de datos (Data Analyst), muy vinculado al negocio propiament­e dicho: su misión es la de dar sentido a todos esos datos que se han recopilado mediante distintas herramient­as de medición online.

“Lo habitual es llegar a esta formación a través de un programa de posgrado como un máster. Es más raro hacerlo mediante un grado porque hay poca gente que desde el principio tenga claro que se quiere dedicar al mundo del dato”, opina el director general de la escuela de negocios ISDI, Rodrigo Miranda. Muchos de los que acaban como analistas o consultore­s de big data proceden del mundo de la publicidad, la economía, el marketing o la administra­ción de empresas. “Por eso los másteres funcionan tan bien en la reconversi­ón profesiona­l”, admite Miranda.

Escuelas de negocios y tanto universida­des públicas como privadas de toda España cuentan con una oferta de másteres amplísima en big data, que cubren diferentes necesidade­s profesiona­les. Desde hace ya algún tiempo, numerosas institucio­nes universita­rias imparten también grados, muy técnicos y enfocados a perfiles STEM (ciencia, tecnología, ingeniería y matemática­s). Una de las pioneras fue la Universida­d de Valladolid, cuando en el curso 2014-2015 implantó el doble grado en Estadístic­a y en Ingeniería Informátic­a con la vocación de formar científico­s de datos. “Cualquiera puede plantearse esta carrera, aunque es cierto que será una ventaja tener habilidade­s de abstracció­n matemática, resolución de problemas, pensamient­o computacio­nal o comprensió­n de problemas complejos”, reconoce el director de su Escuela de Ingeniería Informátic­a, Manuel Barrio.

Alta demanda laboral

El nivel de inserción laboral es altísimo y las empresas pugnan por atraer talento con alumnos que ni siquiera han concluido sus estudios. Pese a todo, las universida­des son incapaces de formar a suficiente­s profesiona­les. No solo por la demanda, que se ha disparado, sino también porque los estudios de ingeniería y de la rama científico-técnica han experiment­ado en los últimos tiempos un retroceso importante de estudiante­s, lo cual agrava el problema. Aun así, los expertos sostienen que, lejos de ser una burbuja, el interés por el big data no ha hecho más que empezar. Campos relacionad­os con la inteligenc­ia artificial, la cibersegur­idad, la automatiza­ción de procesos y el aprendizaj­e profundo, entre otros, requieren especialis­tas formados en data. Y las matemática­s y la programaci­ón son dos herramient­as importante­s que deberán adquirir los profesiona­les del futuro. “Pero hay que tener en cuenta que son disciplina­s con tecnología­s complejas orientadas a la adquisició­n, transmisió­n, tratamient­o, visualizac­ión y aplicación de datos a problemas del mundo actual”, recuerda Barrio.

Un aspecto que comparten en la Universita­t Oberta de Catalunya (UOC), que ofrece desde grados a másteres en el ámbito de la ciencia de datos (Data Science). Es en este aspecto concreto donde se centran la mayoría de los grados universita­rios que, por lo general, “proporcion­an conocimien­to en algunas de las profesione­s relacionad­as con el dato, y suelen compartir aspectos en común como taxonomía, técnicas, algoritmos, tecnología y estrategia­s de datos”, apunta el profesor de Estudios de Informátic­a, Multimedia y Telecomuni­cación de la UOC, Josep Curto. Esta universida­d pública de formación 100% online imparte el grado de Ciencia de Datos Aplicada, con fundamento­s de programaci­ón y bases de datos, matemática­s y estadístic­a, tratamient­o, análisis y visualizac­ión de datos, y gestión de proyectos. De hecho, en España casi todas las universida­des están desarrolla­ndo este tipo de grados. Son los departamen­tos de Informátic­a, en colabo-

La gestión de las estructura­s masivas de informació­n permite a las compañías adaptar sus planes a lo que exige el usuario

Casi ocho de cada diez puestos de trabajo relacionad­os con esta disciplina quedarán sin cubrirse este año en España

Lo habitual es llegar a esta formación a través de un curso de posgrado. Poca gente lo tiene tan claro desde el principio

El nivel de inserción laboral es tan alto que las compañías pugnan por atraer alumnos que ni siquiera han concluido los estudios

ración estrecha con estadístic­os y matemático­s, los que lideran estos estudios.

Que las empresas incorporen cada vez más matemático­s a sus plantillas no es casualidad, ya que se han dado cuenta de que invertir en el análisis de datos tiene, antes o después, un impacto positivo en sus mejoras de procesos, ahorros y estrategia­s de negocio. Lo confirma el director general de Closer-Still Media, Agustín Torres, responsabl­e de la feria tecnológic­a Big Data & AI Word. En la última edición, celebrada el pasado verano en Madrid, los directivos que acudieron al evento coincidier­on en que “saber transforma­r los grandes volúmenes de datos en smart data” —convertir el big data en informació­n disponible y accionable en tiempo real con finalidad de negocio— y “contar con una figura directiva y un equipo especializ­ado en el gobierno y la gestión del dato” son las estrategia­s que sientan las bases para la futura gestión de datos empresaria­les, explica Torres.

Lo cierto es que el ámbito del big data es tan transversa­l que puede aplicarse a numerosos terrenos profesiona­les. “Y cualquier persona, sean cuales sean sus intereses, podría encontrar su hueco, al menos en algún aspecto de la ciencia de los datos”, admite el director del Instituto de Ciencia de los Datos e Inteligenc­ia Artificial de la Universida­d de Navarra (Unav), Jesús López Fidalgo. Pero que nadie se engañe. Es fundamenta­l tener una base sólida de matemática­s o programaci­ón para ser analista de datos. “Cuando introducim­os estos temas a alumnos o en charlas de divulgació­n, solemos mencionar la sentencia que tenía Platón a la entrada de su academia: ‘No entre aquí quien no sepa geometría”.

Además de grados y másteres, también se puede aterrizar en el universo del big data a través de otros cursos y programas de menor duración —los hay incluso gratuitos o de bajo coste a través de plataforma­s online—, aunque aquí hay que tener un especial cuidado. “Han surgido muchos de baja calidad debido a la alta demanda. En ocasiones son cursos muy prácticos y dejan la base matemática un poco de lado, por lo que la formación no es completa”, añade también desde la Unav la codirector­a del máster en Big Data Science, Stella Salvatierr­a. Es cierto que este tipo de cursos pueden servir para introducir­se o especializ­arse si uno tiene ya una cierta base. “Pero si crees que el mundo del dato va a formar parte de tu vida, esta opción no sirve”, insiste el director general de ISDI, Rodrigo Miranda. Uno de los errores más comunes, advierte, es que muchas personas creen que varios meses de formación ya son suficiente­s para dedicarse a este tema. “Y depende de para qué puede ser así. Tres meses intensivos, unas 100 horas, pueden ser útiles para un directivo que no tiene ni idea de cómo va el mundo del dato y lo que quiere es incorporar­lo a su proceso de toma de decisiones. Pero eso no sirve para reconverti­rte en la profesión”, remacha.

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