Vocación, dudas y reorientaciones
“Las carreras paraguas son una muy buena opción para quienes no lo tienen claro y no quieren cerrarse puertas”, aduce Raquel González, directora de Spring Professional, consultora de selección del Grupo Adecco. “A los 17 o 18 años es normal que abunden los indecisos, y los que eligen una cosa para después darse cuenta de que quieren que su camino sea otro”, explica José Navarro, profesor de la Universidad de Guadalajara (México). “De hecho, hay investigaciones que confirman que existe un número importante de titulados que no se dedican a aquello para lo que estudiaron”, tercia. En esto, como en casi todo, existen dos posturas contrapuestas, según expone el experto: la adecuacionista, que mantiene que es un desperdicio de tiempo y recursos cuando un alumno no termina desarrollándose profesionalmente según su formación, y la corriente que defiende que dan igual los estudios elegidos porque luego la vida llevará a los estudiantes por caminos inciertos. “No firmo ninguno de los dos extremos”, dice Navarro, que se sitúa en un punto intermedio y no cree que pase nada por cambiar de idea, siempre que la persona esté feliz y satisfecha. “Sí hay un problema cuando salen grandes cantidades de promociones formadas en áreas para las que no hay trabajo”, diferencia. “Elegir carrera es una decisión importante, por supuesto, que hay que tomar con calma. Pero estemos tranquilos; hay muchas posibilidades de ir reorientándose a lo largo de una trayectoria formativa; el máster es una excelente herramienta para hacerlo, y además hay otras dentro de la propia universidad”, subraya. “Incluso quien se equivoca no está atado de por vida a la decisión que tomó en primera instancia”, apostilla. González y Moreno coinciden en que, si la vocación es clara, el alumno ha de ir a por ella, independientemente de las salidas de la carrera en cuestión. “Será el mejor profesional en lo que elija, o por lo menos lo va a intentar”, afirma González. Para Navarro, que haya jóvenes que se sigan decantando por carreras con baja empleabilidad, como filosofía, o sociología, se entiende por ese componente vocacional. “Hay que admitir que será un camino más lento, quizás complicado, con más obstáculos, e incierto, pero eso no significa que le vaya a ir mal en la vida. No basta con estar bien económicamente para considerarse feliz”, concluye.