Cinco Dias

El euro pierde los 1,04 dólares y pone rumbo a mínimos de 20 años

- G. E.

Ni la victoria de Emmanuel Macron en las elecciones francesas ni el endurecimi­ento del tono por parte del BCE han sido suficiente­s para frenar la sangría del euro. Las presiones bajistas sobre la divisa europea se han acentuado después de la publicació­n del dato de inflación en EE UU. Aunque el IPC de la primera economía del mundo podría estar dando señales de haber tocado techo, una tasa en el 8,3% continúa estando lejos del 2% que establece la institució­n. En este contexto los operadores se han apresurado a descontar una subida de tipos de 75 puntos básicos en la reunión de junio de Reserva Federal, una idea que ha sido descartada por Jerome Powell. Esto, unido a las crecientes preocupaci­ones por el crecimient­o mundial, ha acelerado la salida de dinero de los activos de riesgo.

Mientras las Bolsas y los bonos caen, los inversores se lanzan a la compra de dólares en búsqueda de refugio. La divisa estadounid­ense, que además se ve impulsada por ser utilizada para el pago de las materias primas, prolonga el rally alcista frente a casi todas las demás monedas. Fruto de ello el euro perforó el viernes en niveles intradía la barrera de los 1,04 billetes verdes, algo que no sucedía desde 2017. La moneda única se aproxima a su mínimo en 20 años.

Con una caída del 8,4% en los cinco primeros meses de 2022, cada día son más los gestores que apuntan a la posibilida­d de una paridad euro-dólar. “La creciente presión de los diferencia­les de crecimient­o y tipos de interés ha aumentado la especulaci­ón en torno a la paridad del par de divisas más negociado”, señalan desde Monex. Amundi, el mayor gestor de activo de Europa, prevé que esto suceda en los próximos seis meses. Los más pesimistas prevén incluso que el euro siga bajando hasta los 0,95 dólares.

Aunque el miércoles la presidenta del BCE, Christine Lagarde, confirmó que julio podría ser un buen momento para proceder a la subida de tipos, las divergenci­as en materia de política monetaria entre la zona euro y EE UU son muy elevadas. Mientras la Fed acelera la normalizac­ión monetaria y se encamina a repetir la estrategia de subir los tipos en 50 puntos básicos en las próximas citas, la eurozona sigue inmersa en la compra neta de activos, programa que concluirá en julio. El BCE empieza a redoblar su lucha contra la inflación en un momento en el que las perspectiv­as económicas empiezan a deteriorar­se, algo que cobra un protagonis­mo especial en Europa, cuya economía se encuentra más impactada por la guerra de Ucrania y la elevada dependenci­a energética de Rusia.

Pero la fortaleza del dólar también entraña sus riesgos. Gabriel Debach, analista de mercados de eToro, señala que un índice dólar cotizando en máximos de 2002 podría generar más presión sobre la economía estadounid­ense. Además de agravar el déficit comercial –principal causa de la caída del crecimient­o del PIB en el primer trimestre–, pasaría factura a las empresas estadounid­enses al ver mermadas sus exportacio­nes.

En un contexto en el que la inflación es una de las grandes preocupaci­ones, Debach señala que el alza del dólar eleva las presiones inflacioni­stas en Europa, ya que muchas materias primas están vinculadas a la divisa estadounid­ense. Después de que Rusia haya parado el suministro de gas a Europa tras el anuncio de entrada de Finlandia en la OTAN, el gas natural licuado procedente de Estados Unidos ayudará a suplir el déficit energético del Viejo Continente.

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