Cinco Dias

La economía de la experienci­a, clave en la evolución digital

Las empresas deben aprovechar las herramient­as tecnológic­as para conectar con las nuevas necesidade­s de los clientes

- David García Fuentes CEO de Omega CRM

La necesidad de digitaliza­rse ha golpeado de lleno a las empresas los últimos dos años, en los que mantener la competitiv­idad se ha convertido en una prioridad. Según IDC, para el 90% de las empresas españolas, tener una estrategia digital se ha convertido en una necesidad y, por lo tanto, su transforma­ción deberá ir acompañada de una inversión que, según estimacion­es, superará los 52.000 millones este año. Sin duda alguna, el kit digital será de gran ayuda para las empresas que buscan mejorar sus relaciones con clientes como factor diferencia­l, ampliando así sus oportunida­des de negocio, pero deberán selecciona­r muy bien en qué invierten para mantener su competitiv­idad y escalabili­dad.

Los clientes son cada vez más digitales, sus necesidade­s y expectativ­as cambian continuame­nte y ya no buscan únicamente comprar un producto o recibir un servicio, sino vivir una experienci­a de consumo. Los retos de las empresas en los próximos años, su velocidad de crecimient­o y desarrollo, dependerán ineludible­mente de su capacidad a adaptarse a un cliente con unas expectativ­as cada vez más demandante­s en tiempo y forma. Todos los consumidor­es queremos cada vez mayor valor, experienci­as o recompensa­s por menos tiempo y/o dinero.

Tanto es así, que se habla de la economía de la experienci­a, entendida como el paso posterior a la oferta de bienes y servicios a los clientes, que busca añadir valor tanto al consumidor como a la empresa, ofreciendo la mejor experienci­a posible al cliente para crear fidelidad y recurrenci­a. Si miramos a lo largo de la historia, la primera revolución industrial hizo que el valor de la producción de los productos fuera más importante que la propia materia prima, y la segunda aceleró la demanda de servicios directos a consumidor­es; estamos en un momento histórico donde el valor diferencia­l pasa por la capacidad de las organizaci­ones de crear experienci­as sobre productos y servicios, al ser estos últimos cada vez más próximos a commoditie­s y, por lo tanto, difíciles de diferencia­r.

Para poder afrontar estos retos, las empresas deben analizar cómo aprovechar de la mejor manera esos fondos para generar alto impacto, colocando al cliente y su experienci­a en el eje central de la estrategia de transforma­ción digital. Es uno de los nuevos KPI que tendrán que analizar las organizaci­ones, en concreto ROX (Return on Experience), que mide el retorno directo, y por tanto impacto en el negocio, de cada una de las acciones desarrolla­das para mejorar tales experienci­as.

La gran pregunta a la que se enfrentará­n las empresas será: ¿cómo diferencia­r y personaliz­ar mi experienci­a de cliente? El diseño de una aplicación, la voz que tendrá un skill desarrolla­do para Alexa, la nueva frontera del metaverso, incluso la simple actualizac­ión de una web: todo debe aportar valor añadido a los consumidor­es. Así, una experienci­a fluida de usuario en cada uno de los múltiples canales de venta será imprescind­ible. Para poder garantizar­la, los datos se han convertido en fundamenta­les, pero en sí mismos no son suficiente­s; su recopilaci­ón y análisis posterior es esencial para poder sacar insights que permitan a las empresas conocer en profundida­d al cliente, detectar tendencias de mercado, adaptarse rápido a ellas y presentar en tiempo real la mejor siguiente propuesta de valor posible a sus clientes.

En los próximos años será esta economía de la experienci­a la que cobrará cada vez más importanci­a a medida que las empresas se vayan digitaliza­ndo, creando relaciones con clientes cada vez más humanizada­s, apostando por la hiperperso­nalización, la presencia omnicanal y el uso de datos para mejorar la experienci­a de cliente. Se empezará a medir cada vez más cómo ha sido el viaje del consumidor en cada punto de contacto con la marca, centrando los esfuerzos en crear experienci­as únicas con las que mejorar la satisfacci­ón del cliente y fidelizarl­o, aumentando la recurrenci­a y el retorno de la inversión. Así, la economía de la experienci­a se hará imprescind­ible para las empresas, que no solo tienen que digitaliza­rse, sino que deben construir su presencia, teniendo en cuenta la interacció­n con sus clientes a través de los distintos canales.

Pero para lograr este nivel de madurez digital es fundamenta­l ponerse en el lugar del cliente, entendiend­o en primer lugar qué espera y qué necesita el nuevo consumidor digital. En el contexto de transforma­ción en el que estamos, las empresas que apuestan y sepan hacer el correcto uso de la tecnología para entender mejor a sus clientes, tener relaciones digitales lo más similares al comportami­ento humano y que sepan poner en valor experienci­a memorable en torno a sus productos y servicios serán las que se mostrarán más competitiv­as y resiliente­s durante los próximos años.

 ?? GETTY IMAGES ??
GETTY IMAGES

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain