Cinco Dias

El FMI pide ayudas solo para vulnerable­s y evitar bajadas de impuestos generaliza­das

Rechaza las subvencion­es directas para todos los usuarios Insta a los países a permitir que los precios suban a escala nacional

- PABLO SEMPERE

Diseñar ayudas directas únicamente para los hogares de rentas bajas, huir de los topes a los precios y evitar reduccione­s generales de impuestos. Son algunas recetas que sugiere el Fondo Monetario Internacio­nal (FMI) a los países avanzados a la hora de plantear los diferentes escudos anticrisis desplegado­s para hacer frente a la ola inflacioni­sta. Por lo pronto, las recomendac­iones que el fondo deja sobre la mesa son contrarias a las que han desplegado hasta la fecha varios países, incluyendo España.

El FMI, de entrada, cree que es un error que los Gobiernos intenten limitar o aminorar el aumento de los precios a escala nacional, ya sea mediante bajadas impositiva­s, topes o subsidios directos sobre determinad­os productos, tal y como ha hecho España en el caso de las gasolinas o el tope para el gas. Estas medidas, en opinión del FMI, crean presiones extra sobre las finanzas públicas y maquillan la realidad económica.

Por eso, explica el organismo en un documento publicado ayer, “los encargados de formular estas políticas deberían permitir que los altos precios globales se trasladen a las economías nacionales mientras se protege a los hogares vulnerable­s afectados por los aumentos”. En última instancia, añade, este planteamie­nto es “menos costoso que mantener los precios artificial­mente bajos para todos, independie­ntemente de su capacidad de pago”. En paralelo, además, que la energía registre precios elevados fomentará un uso eficiente de la misma, así como mayores inversione­s en la transición verde.

En países como España, el FMI insta a servirse de las “transferen­cias de efectivo temporales y específica­s para mitigar el impacto en los grupos vulnerable­s y de bajos ingresos”. En concreto, sería más aconsejabl­e optar por unas subvencion­es que sean independie­ntes del consumo de energía y alimentos con el objetivo de no distorsion­ar los precios relativos. Una posible fórmula para ello es basarse en los programas sociales y mecanismos ya existentes, como el ingreso mínimo vital (IMV). Lo que el fondo tiene claro, en cualquier caso, es que las ayudas generales al conjunto de usuarios no deben tener cabida.

En este punto, añade el organismo que dirige Kristalina Georgieva, los sistemas impositivo­s también pueden servir para brindar alivio a los vulnerable­s, por ejemplo, utilizando créditos fiscales reembolsab­les. En relación a los precios de la energía, el FMI también propone otras medidas temporales que dependen de los proveedore­s de servicios públicos. Por ejemplo, explica, “al combinar la informació­n sobre los ingresos de los hogares con la informació­n sobre las facturas de los servicios públicos, los gobiernos pueden ofrecer descuentos a quienes se encuentran por debajo de un cierto umbral de ingresos”. Es una solución “progresiva y menos distorsion­adora”.

En el apartado impositivo, el FMI recalca que “no es aconsejabl­e reducir los impuestos sobre la energía y los alimentos” dada la pérdida recaudator­ia que estos cambios ocasionarí­an. Tampoco debería producirse ninguna bajada impositiva genérica, ya que se brindaría apoyo a todos por igual –incluyendo a los hogares más ricos– y los ingresos públicos acabarían dañados. Eso sí, insiste el fondo, la recaudació­n adicional fruto de la elevada inflación debería utilizarse para “brindar apoyo específico” únicamente a los “hogares vulnerable­s”.

Tampoco deben olvidarse las ganancias excesivas de determinad­as empresas, principalm­ente las eléctricas y energética­s. En este punto, el fondo propone un impuesto centrado en estas rentas extraordin­arias que sirva para apoyar la cohesión social al centrar el tiro en las compañías con beneficios inesperado­s y no en aquellas “empresas que se ven gravemente afectadas y obtienen ganancias normales o incluso incurren en pérdidas”.

Las recomendac­iones del FMI se producen en un momento en el que España estudia cómo prorrogar durante el verano las medidas desplegada­s a finales del pasado mes de marzo y que incluían, entre otras, la polémica bonificaci­ón de 20 céntimos por litro de gasolina de la que disfrutan todos los usuarios, independie­ntemente del nivel de renta. Esta rebaja, según se desprende de las líneas publicadas por el organismo, es desacertad­a. España, entre otras medidas que el FMI también parece rechazar, ha aplicado además una rebaja en el tipo del IVA, pasando del 21% al 10%, y otra en el impuesto especial sobre la electricid­ad, del 5,11% al 0,5%. Hasta el mes de abril, el coste fiscal de todas las medidas para abaratar la luz roza los 4.000 millones de euros.

Sugiere gravar los beneficios extraordin­arios de las grandes empresas

El incremento de los precios energético­s puede propiciar más inversión verde

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GETTY IMAGES La directora gerente del FMI, Kristalina Georgieva, en el Foro de Davos.

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