El segundo y el tercer trimestre pueden remontar al primero, pero el cuarto...
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El dato del INE del crecimiento de la economía española del primer trimestre, en el que ya empezó a notarse claramente la inflación (además de que ómicron seguía haciendo de las suyas), fue de solo dos décimas de punto porcentual, algo menos de lo adelantado, y claramente menos que el 2,2% del último trimestre de 2020, en el que el problema que más preocupaba a los ciudadanos era aún el de si habría suministro de regalos de Navidad.
El consumo cayó un 2%, en consonancia con el aumento de los precios. Además, las exportaciones subieron mucho menos de lo previsto: 1,1% frente a 3,4%, algo que se debe tanto al aumento de los costes de producción y a la reducción de competitividad de la economía española, como a que la crisis es global.
Con todo, el gobernador del Banco de España, Pablo Hernández de Cos, espera una mejoría en el segundo cuarto del año. Quizás gracias al dopaje de las ayudas públicas al combustible, o simplemente al final de la pandemia, es previsible cierto repunte, y más en verano. Pero las previsiones de inversión en un entorno de endurecimiento monetario hacen temer un otoño y un invierno recesivos, o casi.