Cinco Dias

GEMA MANCHA “EL ZOOM HA SUBIDO LA DEMANDA DE LA MEDICINA ESTÉTICA”

Ocupó el cargo dentro de la multinacio­nal alemana días antes del confinamie­nto Asegura que la medicina estética debe ser ética

- PAZ ÁLVAREZ

Confiesa que, además de ser una gran vendedora y de volcar todas sus energías en conseguir y superar los objetivos marcados, lo que más le pone es gestionar equipos, a los que le gusta dar cancha y retarlos. Gema Mancha (Madrid, 1970) arrolla con su discurso y conocimien­to en el mercado en el que se mueve. Días antes del confinamie­nto fue nombrada directora general para España y Portugal de la compañía Merz Aesthetics, como división del grupo alemán Merz Pharma, dedicada al arte de la medicina estética, en la que lleva trabajando siete años. Licenciada en Administra­ción de Empresas, con posgrados de marketing en ESIC y en Administra­ción de Empresas por Esade, previament­e trabajó en el Instituto Dermatológ­ico Integral (IDC) y en la multinacio­nal GSK. Su trabajo no es su única prioridad: su familia tiene un gran peso en todo lo que hace.

¿Cómo afronta su nombramien­to de directora general días antes de decretarse el estado de alarma por la pandemia?

Dos días antes del confinamie­nto firmé el acta de presidenta del consejo de la compañía, y lo siguiente que tuve que comunicar al equipo es que nos teníamos que ir a casa. Nunca había sido directora general, y que me tocara en ese momento fue algo inesperado, pero uno de mis fuertes es la comunicaci­ón y gracias a ello mantuvimos la esencia de lo que somos en el grupo, una empresa familiar. Todos me conocían –el equipo lo componen 54 personas– porque yo trabajaba en la empresa, y tuve el apoyo internacio­nal.

Se convirtió en una directora tecnológic­a.

Ya lo era, porque me considero una persona disruptiva; ya era rebelde, siempre me ha gustado retarle a lo establecid­o, busco la forma de hacer las cosas de otra forma. Y si hay otra manera de hacer las cosas, hay un coste de oportunida­d. Hay que retar a lo que hay. Nosotros creamos, lanzamos problemas, los mejoramos y relanzamos. Nunca hay un proyecto finalizado porque todo cambia, el entorno o la competenci­a.

El grupo Merz es una empresa familiar, ¿este hecho marca alguna diferencia?

Hace dos semanas, en un congreso mundial de medicina estética en París conocí a una mujer miembro de la familia fundadora, profesora de una universida­d, y me contó que hace inversione­s de impacto. Ese rato que estuve hablando con ella me hizo co

nectar más con el propósito y con los valores de la empresa, que son la innovación, el compromiso y la confianza. Los considero fundamenta­les y son los que siempre sigo. Es muy importante ser honesto, ser auténtico. Así soy yo, y así es Merz. En esta empresa no hay accionista­s, las cosas se hacen de verdad, no porque haya que conseguir unos resultados económicos, que también, pero esa no es la prioridad. ¿Qué es lo que tiene esta firma que le haga apasionars­e de esa manera?

Es aspiracion­al. Somos como una marca de lujo. La medicina estética es como ir al médico prémium. Además, tienes que ser polifacéti­co. Tienes la parte de farma, que te da rigor, y una parte transaccio­nal, en la que todo tiene que ser medible, y otra parte aspiracion­al. Además somos líderes en lo que hacemos. Desde hace tres años tenemos 247 hialurónic­os registrado­s, y pocas marcas tienen el 70% del mercado. Aportamos valor atendiendo las necesidade­s tanto del médico como del paciente. Marcamos la pauta. Ahora estamos hablando de la necesidad de hacer ecografías cutáneas sin vender ecógrafos. Lo que vendemos son rellenos y toxina botulínica, y creemos importante que se sepa dónde es mejor aplicarla, haciendo un mapeo de la cara, de manera que el paciente esté más politratad­o para evitar problemas secundario­s. Hay innovación que no siempre se capitaliza, pero la innovación también es reputación y casa con la coherencia. Nos preocupa que en estética el paciente cada vez tenga técnicas más seguras y eficaces.

¿Qué es lo que busca el paciente en la medicina estética?

Busca sobre todo naturalida­d. Busca resultados naturales, que le den seguridad, pero que le cambien su fisonomía. A las nuevas generacion­es, por ejemplo, les encanta decir que se han hecho arreglos, de la misma manera que enseñan los brackets [aparatos de ortodoncia].

¿Con la pandemia ha aumentado la demanda de arreglos de estética?

Con la pandemia ha habido un crecimient­o de cerca del 12%. Antes nos creíamos más guapos de lo que somos, pero el efecto Zoom [las reuniones virtuales] ha sacado a la luz lo que no reconocíam­os y ha creado la necesidad de arreglar eso que no nos gusta. Ha subido la demanda de la medicina estética. Antes se pensaba que esto solo se lo hacían los ricos, pero ahora se han democratiz­ado los precios y por 400 euros te puedes poner un pinchazo de toxina que dura cuatro meses. Es más asequible y ya no es tan elitista. Por lo tanto, ahora hay que ser más ético que nunca. Nosotros tenemos un movimiento que dice que la belleza es una actitud, todo el mundo tiene que sentirse feliz sin perder su esencia.

Confiesa que es buena gestora de talentos diversos.

Me gusta combinar personas diferentes, inteligent­es, comprometi­das y formales, porque eso es más fácil de identifica­r. Nosotros tenemos una dirección de innovación que, dentro del grupo Merz, solo existe en España. Y a esa persona la identifiqu­é y le creé el puesto porque era innovadora. Cuando dejas a la gente hacer consigues los retos que te propongas. Yo siempre les reto a que tenemos que conseguir un poco más de los objetivos que nos marcamos. Mi obligación es crear futuros líderes en la empresa.

En Merz no hay accionista­s, las cosas se hacen de verdad, no porque haya que conseguir unos resultados económicos, que también, pero esa no es la prioridad

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JUAN LÁZARO

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