Cinco Dias

España se juega la superviven­cia de la industria del motor

La electrific­ación constituye la única manera de evitar el desplome de un sector que necesita adaptarse al nuevo mercado para competir

- Carlos Rico Marcos ‘Policy officer’ en Transport & Environmen­t

Hace tan solo unas semanas, el pasado 8 de junio, el Parlamento Europeo votó a favor de la propuesta de la Comisión Europea de prohibir la venta de coches y furgonetas de combustión interna en el año 2035. Una decisión trascenden­tal y necesaria que demuestra el compromiso con la transición energética de una Unión Europea que se encuentra actualment­e sumida en una crisis por su enorme dependenci­a del petróleo y el gas.

Más de la mitad del petróleo importado va dirigido al transporte y dentro de este sector casi el 80% se emplea en el transporte por carretera. Por tanto, es necesario tomar medidas valientes para acabar con el motor de combustión interna y cortar de raíz esta dependenci­a, que nos ha colocado en una posición de gran vulnerabil­idad. Poner fin a la venta de coches y furgonetas de combustión es además un requerimie­nto indispensa­ble para frenar el calentamie­nto global y cumplir con los objetivos climáticos nacionales y europeos. Pero para que esta medida salga adelante todavía falta una votación clave, la que tendrá lugar el próximo 28 de junio en el Consejo de la Unión Europea. Y España será determinan­te.

El Gobierno ha anunciado la intención de convertir a España en un gran hub europeo de la electromov­ilidad y la convocator­ia del Perte Vec ha despertado el apetito de un gran número de empresas, que prometen generar miles de empleos. Sin embargo, ante este futuro 100% eléctrico, es inevitable que surja la gran duda. ¿Está realmente el país preparado para dar ese paso? Los vehículos eléctricos son muy caros, la infraestru­ctura de recarga es escasa y la industria nacional sigue anclada al motor de combustión. España es notoria por estar a la zaga de la Europa Occidental en materia de electrific­ación. Es normal que todavía veamos el paso al eléctrico como una opción muy lejana.

Pero la realidad es que en tan solo tres o cuatro años podríamos alcanzar la paridad de precios entre los coches eléctricos y los coches de combustión, haciendo a los primeros la opción más asequible para la mayoría de la población. La producción en masa, la reducción de los costes de las baterías, el creciente coste del carbono y la reforma fiscal verde comprometi­da con Bruselas serán las claves para que el coche eléctrico sea la opción más barata en el futuro próximo, mucho antes de 2035. De hecho, si miramos el coste total de propiedad, el coche eléctrico es en muchos casos más barato ya que el coche de combustión.

¿Y qué pasa con la infraestru­ctura de recarga? El reglamento europeo sobre infraestru­ctura para combustibl­es alternativ­os (AFIR), que cuenta con objetivos vinculante­s para 2025 y 2030, obligará a los Estados miembros a cumplir con unos requisitos de despliegue de infraestru­ctura de recarga y de potencia de la misma que asegurarán que para esta fecha la cobertura será adecuada.

La electrific­ación será además la única manera de evitar el desplome de la industria automovilí­stica española. España es el segundo mayor fabricante de vehículos en Europa y el octavo en el mundo. Estados Unidos y China cada vez ganan más terreno en el mercado de la electromov­ilidad y Europa no puede quedarse atrás. España se juega la superviven­cia de una industria que necesita actualizar­se para adaptarse al nuevo mercado y poder mantenerse competitiv­a. Ante este escenario, solo los modelos eléctricos pueden conseguir que las fábricas mantengan su producción, contribuye­ndo a la salvación de miles de puestos de trabajo. Y crearán además miles de empleos en sectores adyacentes, gracias al despliegue de infraestru­ctura de recarga y al avance de la digitaliza­ción, consecuenc­ia del proceso de electrific­ación.

La guerra en Ucrania tiene que abrir los ojos de nuestros políticos. No podemos seguir dependiend­o de los combustibl­es fósiles. No podemos seguir esperando años y años a que la movilidad sostenible sea accesible y asequible para la mayoría de la población. La gente quiere pasarse a la electromov­ilidad y contribuir a frenar el cambio climático. Es hora de ponérselo fácil, tomando medidas para acelerar el abaratamie­nto del coche eléctrico y para cerrarle la puerta al petróleo y al gas, principale­s culpables de la crisis climática. España tiene unas condicione­s privilegia­das para el desarrollo de las energías renovables. Aprovechem­os esta ventaja y usemos la producción autóctona de electricid­ad renovable para alimentar nuestros coches, mejorando nuestra seguridad y ahorrando millones a las arcas públicas, que podrán destinarse a reforzar la educación y la sanidad. Si España apoya el fin de ventas de coches de combustión en 2035 ganarán los ciudadanos y ganará el planeta.

La realidad es que en tan solo tres o cuatro años podríamos alcanzar la paridad de precios entre los coches eléctricos y los de combustión

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GETTY IMAGES Un coche carga su batería en una electrolin­era en Madrid.

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