La Unión Europea abandonará el Tratado de la Carta de la Energía
SILVIA AYUSO
El Parlamento Europeo da su visto bueno a la propuesta de una salida coordinada
El pacto data de 1998 y se creó para proteger las inversiones en los países exsoviéticos
La Unión Europea va a dejar de formar parte del Tratado de la Carta de la Energía (TCE), ampliamente considerado una rémora de la era postsoviética. El Parlamento Europeo dio ayer su visto bueno a la propuesta ya aprobada en marzo por los Estados miembros de salir de forma “coordinada” del acuerdo. Valida así de manera definitiva una iniciativa planteada por Bruselas el año pasado ante la evidencia de que cada vez más países, entre ellos España, querían abandonar un pacto de finales de la Guerra Fría que buscaba proteger inversiones energéticas, pero al que se le achaca haber blindado al sector de los combustibles fósiles en detrimento de las renovables, obstaculizando así el cumplimiento de los objetivos medioambientales de la UE y lastrando a los Gobiernos con demandas multimillonarias. La votación en la Eurocámara, que solo tenía que decir sí o no a la iniciativa, sin capacidad de modificarla, ha sido masiva: 560 votos a favor, frente a solo 43 en contra y 27 abstenciones. La aprobación por parte de los eurodiputados era un requisito indispensable para dar este paso, que ahora solo requerirá una ratificación formal del Consejo (los Estados) para poder entrar en vigor.
El “obsoleto” pacto, como lo definió la propia Comisión Europea al plantear su salida, entró en vigor en 1998 para proteger las inversiones de las compañías energéticas occidentales en los países exsoviéticos, que en aquellos momentos ofrecían interesantes posibilidades de negocio, sobre todo en materia de combustibles fósiles.
Pero el TCE, que está ratificado por más de medio centenar de Estados, por la propia Unión Europea y por Euratom (el organismo público europeo encargado de coordinar los programas de investigación sobre energía nuclear), ha acabado convirtiéndose en un lastre para la transición energética. “Seguir siendo una parte contratante del actual TCE, que no ha sido modernizado, no es ya una opción para la UE o sus Estados miembros, dado que el tratado no está en línea con la política y legislación de inversión europea, ni con los objetivos climáticos y energéticos de la UE”, constató el Ejecutivo europeo al proponer la salida.