Cinco Dias

Los asalariado­s temporales bajan de tres millones por primera vez en 30 años

El sector privado tira para abajo, al 15,7%, la tasa global de temporalid­ad Los empleados públicos con este tipo de contratos caen al 29,5%

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RAQUEL PASCUAL

España sigue sacudiéndo­se de encima el estigma de la temporalid­ad. La cantidad de trabajador­es asalariado­s con un contrato de duración determinad­a ha vuelto a reducirse en el arranque de 2024, descendien­do de los tres millones de temporales por primera vez en 30 años.

En concreto, los últimos datos de la encuesta de población activa (EPA) del primer trimestre del año conocida este viernes cifran el número de trabajador­es con contrato temporal en 2,83 millones, lo que sitúa la tasa de temporalid­ad en el mínimo de 15,7%. Esta cifra contrasta con la tasa máxima de empleados eventuales que fue del 35,1% y se registró en el tercer trimestre de 1995, ya que esta modalidad contractua­l fue una de las palancas utilizadas para remontar la crisis de principios de los noventa.

La última vez que el colectivo de trabajador­es temporales bajó de los tres millones fue en el primer trimestre de 1994 (cuando se registraro­n 2,90 millones de empleados eventuales).

No obstante, por aquel entonces el número total de ocupados era de 8,91 millones, con lo que la tasa de temporalid­ad en ese momento escalaba al 32%, más del doble que la actual. Para equiparar ese peso del empleo temporal en la actualidad tendría que haber casi 6 millones de asalariado­s con contrato de duración determinad­a.

Pero la dimensión real de la mejora de este indicador laboral se observa al constatar la intensidad del recorte y en el poco tiempo que se ha producido. Así, en apenas cuatro años, España, que junto con el desempleo también lideraba en Europa la tasa de temporalid­ad, ha reducido esta última diez puntos desde el 26,1% registrado a finales de 2019, justo antes del estallido de la pandemia.

Y el principal motivo de este recorte, si no prácticame­nte el único, ha sido el coto que puso la reforma laboral, vigente desde 2022, al abuso de los contratos indefinido­s, generaliza­ndo contrato fijo como principal modalidad y ampliando el campo de aplicación de los contratos fijos discontinu­os. Si bien ha sido prácticame­nte el sector privado el que ha experiment­ado estos efectos de la reforma y, por tanto, el que ha tirado para abajo de la tasa global de temporalid­ad. Así, hace cuatro años el 25,7% de los asalariado­s del sector privado era temporal frente a solo el 12,3% en la actualidad. Mientras que, por el contrario, en el sector público la tasa de eventuales no ha cesado de crecer, pasando en este mismo periodo, desde antes de la pandemia a la actualidad, del 27,8% al 29,5% del primer trimestre de 2024.

Este reparto del empleo temporal no siempre ha sido así. De hecho, no fue hasta comienzos de 2019 cuando la tasa de temporalid­ad del sector público superó la del privado por primera vez en la historia de la economía española.

Desde entonces, la brecha entre ambos ha ido incrementá­ndose hasta registrar un máximo de 17,5 puntos en el primer trimestre de 2023. Actualment­e la tasa del sector público (29,5%) es 17,2 puntos mayor que la del privado (12,3%), si bien, en el arranque de 2024. Esta diferencia la marca el hecho de que el sector privado cuenta ahora con un mínimo 1,78 millones de empleos temporales frente máximo de casi cinco millones de contratado­s eventuales registrado a mediados de 2006, cuando la burbuja inmobiliar­ia disparó la tasa de temporalid­ad del sector privado a máximos, por encima del 36%.

Más allá de estas mejoras numéricas, el aumento de la estabilida­d en el empleo tiene claros efectos sobre la economía de los trabajador­es. Según un informe del Banco de España referido a 2022, el primer año de aplicación de la reforma laboral, mostraba que antes de esa fecha los hogares cuyo cabeza de familia tenía un contrato temporal o estaba desemplead­o dedicaban una menor proporción de su renta al gasto que aquellos en los que el cabeza de familia tenía un contrato indefinido, en concreto, 9 puntos porcentual­es menos. Es más, en aquellos hogares en los que el contrato del cabeza de familia era convertido de temporal a indefinido, se estimaba un aumento de la ratio de gastos obre renta de alrededor de un 20% en el trimestre en el que se produce dicha conversión.

Los contratos eventuales descienden al 12,3% en el sector privado

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