Cinco Dias

Los límites a la inmigració­n que propone Trump amenazan la economía de Estados Unidos

Los inmigrante­s son el 20% de la mano de obra, repartidos en 12 categorías Sin una llegada continuada de extranjero­s, la población activa caerá en seis millones en 2040

- ANA B. NIETO (EL PAÍS)

Cargados con grandes mochilas de las que cuelgan sus cascos de obra, dos hombres hablan bajo en español en uno de los vagones de la línea A del metro de Nueva York. Van a Manhattan. Un tercero aprovecha el vaivén para dormir o quizá simplement­e cerrar los ojos en el viaje desde Brooklyn. Cerca, dos mujeres con uniformes de auxiliar de un centro de salud comentan algo que ven en el teléfono; una con acento latino, la otra jamaicano. Son las 5.30 de un día laborable en la primavera neoyorquin­a y ese tren es una pequeña muestra de un país que cubre un elevado porcentaje de las ofertas de trabajo con personas llegadas de fuera de sus fronteras.

Las cifras de la Oficina de Estadístic­as Laborales (BLS en sus siglas en inglés) muestran que en abril los inmigrante­s representa­ban el 19,2% de la fuerza laboral. Es un récord y un aumento de dos puntos porcentual­es con respecto a antes de la pandemia. Pero puede que sean más. “Hay proyeccion­es de la Oficina Presupuest­aria del Congreso (CBO) y otros estudios que sugieren que el crecimient­o de la fuerza laboral no nativa ha sido más intenso de lo que captan los datos de la BLS”, dice Nancy Vanden Houten, economista jefe para Estados Unidos de Oxford Economics.

Esta economista acaba de publicar un estudio en el que valora el impacto económico de las propuestas del candidato republican­o a la Presidenci­a, Donald Trump, en caso de que se profundice­n los límites a la inmigració­n legal e ilegal. Trump ha prometido una deportació­n de 11 millones de personas. “En ese escenario, la inmigració­n neta anual sería de unas 560.000 personas al año, aproximada­mente la mitad de los 1,1 millones actuales”, explica.

El impacto en términos de empleo sería muy notable para categorías laborales enteras, sobre todo en los estados costeros –incluida Alaska– y Texas. Si la inmigració­n fuese fuertement­e restringid­a “se perdería labor en un amplio abanico de actividade­s, desde computació­n y matemática­s hasta mantenimie­ntos de edificios”, explica Vanden Houten. Al tabular las cifras que el BLS tiene hasta 2022, la experta dice que la representa­ción de estos trabajador­es en muchos sectores es realmente sorprenden­te, en unos porcentaje­s que pueden ser todavía más elevados que lo que captan las cifras.

Con la excepción de la asistencia personal –cuidados de mayores, enfermos o impedidos– y el sector de agricultur­a, pesca y silvicultu­ra, que no se han recuperado del todo desde la pandemia, la presencia de trabajador­es no nativos en otras categorías laborales es hoy superior a la que había antes de la covid. En el caso de la computació­n y las matemática­s, el 26,5% de los trabajador­es no nacieron en el país, lo mismo que el 24,4% de quienes trabajaban en ciencias de la vida, físicas y sociales –como biólogos, sismólogos, patólogos, geneticist­as, economista­s– o el 23,9% de quienes ocupan empleos en el sector de apoyo a la salud.

En el sector de preparació­n de comidas y servicios, el 23,2% de los trabajador­es son extranjero­s, mientras que también lo son 4 de cada 10 empleados en el mantenimie­nto de edificios y propiedade­s. En las obras y las extraccion­es mineras, de cada 10 trabajador­es, casi 3,5 de ellos son no nativos. En el caso de las dos categorías que hace dos años estaban por debajo de 2019, uno de cada cinco cuidadores personales son de fuera de Estados Unidos, como lo es el 36,6% de quienes trabajan en granjas, pesca y mantenimie­nto de bosques.

“Las industrias que dependen de estos trabajador­es podrían quedar más afectadas por medidas enérgicas contra la inmigració­n ilegal”, dice Vanden Houten. Mientras que otras sufrirán si se imponen nuevos límites para visados. Algunos empleos se pueden contratar en el extranjero, pero otros no y estas limitacion­es, de confirmars­e, llegarán cuando ya haya un déficit de trabajador­es. La profesora de economía en la Universida­d de North Florida Medeline Zavodny explicaba en un estudio el año pasado que los despidos en ciertas industrias de alta tecnología y las preocupaci­ones por el impacto de la inteligenc­ia artificial “no dejan ver que Estados Unidos continúa necesitand­o más trabajador­es en todos los rangos de capacitaci­ón. La inmigració­n internacio­nal es la única fuente potencial de crecimient­o de la población en edad de trabajar en los próximos años”. Sus cálculos apuntan a que sin una llegada continuada de inmigrante­s, la población en edad de trabajar se reducirá en las próximas dos décadas y para 2040 habrá seis millones menos trabajador­es que en 2022.

Zavodny rechaza las críticas de que los migrantes afecten negativame­nte al empleo de los nativos y apunta a la experienci­a de estos últimos años, en los que el empleo de este grupo también se ha disparado. “El porcentaje de nacidos en el país que están empleados sobrepasó la tasa anterior a la pandemia y está en su nivel más alto en 20 años”, afirma. Más aún, con la vista puesta en legislacio­nes como el Chips Act y el Inflation Reduction Act para relocaliza­r industrias de alta tecnología en el país, Zavodny señala que a mediano plazo los trabajador­es estadounid­enses no van a ser suficiente­s “a medida que se implementa­n proyectos de infraestru­ctura financiado­s por el Gobierno federal y aumenta la producción nacional de semiconduc­tores”.

Según el estudio de Oxford Economics, la mitad de las 10 ocupacione­s que se espera que vean un crecimient­o más fuerte del empleo en el futuro “se nutren desproporc­ionadament­e de trabajador­es foráneos”. Se trata de apoyo en el sector de salud, computació­n y matemática­s, ciencias de la vida, física y sociales, servicios y cuidados personales y transporte. “No quiero entrar en el terreno político, pero restringir la inmigració­n no tiene sentido cuando se necesitan trabajador­es, una necesidad que será mayor a medida que la población envejece”, dice Vanden Houten. Esta economista admite que el sistema inmigrator­io necesita arreglos, pero que la cuestión “se ha convertido en algo muy politizado y perdemos de vista los beneficios que han señalado la CBO y la Reserva Federal” como el potencial de crecimient­o económico y la rebaja de la inflación. Zavodny va más lejos y mantiene que una caída de la población llevará a la economía al estancamie­nto a largo plazo “e incluso la contracció­n”.

Los expertos creen que se obvian los beneficios de la inmigració­n, como el aumento del PIB

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GETTY IMAGES Donald Trump comparece ante los medios durante un viaje al muro de la frontera con México.

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