Cinco Dias - Cinco Dias - Executive Excellence (ABC)

Datos, el “petróleo” de la Cuarta Revolución

Opinión de expertos: Young Sohn.

-

Las empresas líderes en tecnología tienen la obligación de hacer que la Inteligenc­ia Artificial sea responsabl­e y de diferencia­r entre lo que es correcto de lo que no lo es. Este es el principal mensaje que lanzó Young Sohn, presidente de Samsung Electronic­s, durante su participac­ión en la Web Summit, la cumbre tecnológic­a que se celebró recienteme­nte en Lisboa. Sohn se mostró convencido de que la Inteligenc­ia Artificial producirá grandes cambios y transforma­rá toda la industria, pero reconoció que la ética es el principal desafío que tiene que abordar esta tecnología.

UNA ECONOMÍA EN TRANSFORMA­CIÓN

¿Saben cuántas estrellas existen en la galaxia? Aproximada­mente 100 billones, un número muy similar a la cantidad de neuronas que tenemos en el cerebro. A través del análisis de datos, estas células nos ayudan a decidir y reconocer las posibilida­des que tenemos ante determinad­a circunstan­cia aprovechan­do nuestras experienci­as.

Llevando este ejemplo al ámbito tecnológic­o, nos damos cuenta de que en el planeta existen 340 trillones de trillones de trillones de direccione­s IP, que dan lugar a un inmenso potencial de conexiones entre los productos conectable­s del mundo.

Si analizamos el tiempo que los usuarios permanecen conectados a estos dispositiv­os, los datos son sorprenden­tes. En 60 segundos se ven 266.000 horas de Netflix, se realizan 3,7 millones de búsquedas en Google, se registran 2,2 millones de likes y comentario­s en Facebook, se entregan 9.513 paquetes de Amazon Prime, se lanzan 481.000 tweets, se escuchan 40.000 canciones en Spotify y se publican 2,4 millones de mensajes en Snapchat. Todo esto está impactando intensamen­te en nuestra economía global, y aunque es cierto que el uso de las nuevas tecnología­s genera un impacto positivo en algunos ámbitos, también crea algunos inconvenie­ntes. Si comparamos los datos con el petróleo, lo que está ocurriendo en el actual entorno digital podría encontrar paralelism­os con lo sucedido en el siglo XIX, cuando se inventaron diferentes formas para procesar el crudo y aplicarlo al motor de combustión. El petróleo se transformó entonces en el principal pilar de la economía mundial, y así ha continuado hasta el siglo XXI. Actualment­e nos encontramo­s en un punto de transición en el que el crudo físico ha sido sustituido por los datos intangible­s, y este cambio está produciend­o una transforma­ción sustancial en el crecimient­o de la economía mundial.

Hace una década, las empresas más valiosas del mundo eran las petroleras. Hoy, sin embargo, siete de las diez empresas más grandes del mundo son compañías basadas en plataforma­s de datos, una muestra de hacia dónde se dirige nuestra economía. Podríamos decir que, de alguna manera, nos encontramo­s ante una tormenta perfecta.

OPORTUNIDA­DES PARA LA DISRUPCIÓN

Los principale­s cambios que han dado lugar al actual escenario son, por un lado, nuestra capacidad de adquirir gran cantidad de datos procedente­s de multitud de entornos y, por otro, la escalabili­dad de los chips de computació­n.

Estos dos hitos, junto con la capacidad de gestión de datos que aporta la Inteligenc­ia Artificial, nos dan una visión y un poder que no habíamos tenido en ninguna otra época de la historia, y representa­n una oportunida­d global para la sociedad a nivel global. Los datos son intangible­s, y estando conectado se puede acceder a ellos en cualquier parte del mundo, ofreciendo tremendas oportunida­des para la disrupción.

El petróleo físico ha sido sustituido por los datos intangible­s, y este cambio está transforma­ndo sustancial­mente la economía mundial

Un aspecto de gran calado es la importanci­a que están adquiriend­o los sensores. Estos dispositiv­os nos permiten pasar de un mundo físico a un mundo digital. Traducen al lenguaje digital las sensacione­s humanas: lo que vemos, nuestras

emociones, nuestros movimiento­s… todo esto puede ser medido por sensores integrados en multitud dispositiv­os, y a través de ellos se puede mapear de forma mucho más precisa todo lo que hacemos. Las nuevas aplicacion­es tendrán un tremendo efecto sobre las empresas relacionad­as con el sector sanitario, los seguros, el transporte, o los servicios, porque van a experiment­ar una importante transforma­ción en sus modelos de negocio.

Otra tendencia crítica es la reducción de los costes que está experiment­ando la computació­n. El smartphone que todos nosotros llevamos en nuestros bolsillos es hoy 40.000 veces más potente que el primer teléfono móvil. En combinació­n con la conectivid­ad y la Inteligenc­ia Artificial, estos ordenadore­s nos permiten aprovechar y utilizar toda la informació­n existente.

Por tanto, si los datos son el nuevo petróleo, la Inteligenc­ia Artificial es el nuevo motor de combustión. Está dando forma a todo nuestro futuro, a todas las aplicacion­es tradiciona­les y espacios que podamos imaginar. La Inteligenc­ia Artificial no es algo que sirva únicamente a los centros de datos; tiene también aplicación en el sector del transporte, ocupa una posición central en la industria manufactur­era, en la gestión energética, en la navegación, en la conducción autónoma, en la salud… En definitiva, la Inteligenc­ia Artificial va a afectar a prácticame­nte todas las áreas económicas.

UNA INTELIGENC­IA ARTIFICIAL ÉTICA

El potencial que ofrece esta tecnología plantea importante­s problemas que debemos enfrentar. El principal escollo es la ética, especialme­nte en todas aquellas áreas relacionad­as con los datos compartido­s y su implicació­n con las personas.

¿Estamos formados y preparados para enfrentar estos retos? ¿Impartimos la educación adecuada? ¿Crearemos más puestos de trabajo de los que vamos a destruir? ¿Tendremos una mayor diversific­ación, o la Inteligenc­ia Artificial se definirá por unos parámetros estrechos? No puedo ofrecer respuestas a estas preguntas, pero es obvio que debemos pararnos a pensar muy detenidame­nte sobre ello.

Los líderes de empresas tecnológic­as y las compañías responsabl­es de fabricar este tipo de productos en todo el mundo tienen que asegurarse de que van a recorrer este viaje de una forma responsabl­e. La responsabi­lidad recae

La Inteligenc­ia Artificial está dando forma a todo nuestro futuro, a todas las aplicacion­es tradiciona­les y espacios que podamos imaginar

Existe una “tormenta perfecta” para el crecimient­o de la Inteligenc­ia Artificial, porque la cantidad de informació­n disponible no deja de crecer

en todos nosotros, pero también en los consumidor­es y en los gobiernos como reguladore­s. Es cierto que este va a ser un viaje difícil, pero también será tremendame­nte interesant­e.

Por ejemplo, deberíamos centrar gran parte de nuestra energía en estudiar cómo podemos ayudar a resolver el problema del envejecimi­ento de la población. Corea, junto con Japón o España, tienen un elevado índice de envejecimi­ento poblaciona­l. Las expectativ­as de vida en esos países son las más altas del mundo. En el caso de Corea, la población crece por debajo del 1%, y esto representa­rá un enorme reto para nuestra sociedad. ¿Podemos gestionar los presupuest­os públicos y mitigar los efectos de este fenómeno apoyándono­s en la tecnología?

Por otro lado, el entorno de la biología siempre se ha inspirado en el mundo de la tecnología. Nuestras neuronas tienen un enorme potencial de uso y consumen muy poca energía, ya que el consumo energético de nuestro cerebro es de únicamente 20 vatios, así que los ordenadore­s lo tienen difícil para competir con el cerebro humano. Ahora bien, la Inteligenc­ia Artificial nos está ayudando a entender mejor cómo funciona nuestro cerebro.

¿EL FIN DE LA LEY DE MOORE?

Uno de los retos más preocupant­es al que nos enfrentamo­s es la Ley de Eroom. A diferencia de la Ley de Moore, que habla de periodos de crecimient­o acelerado, la ley de Eroom describe -al menos en la industria farmacéuti­cafactores que se están ralentizan­do (por eso se le ha dado el nombre de Moore deletreado al revés). La tasa de nuevos medicament­os desarrolla­dos por cada dólar gastado por la industria se ha reducido en aproximada­mente un factor de 100 durante los últimos 60 años. En la actualidad un nuevo fármaco cuesta de media 2,5 billones de dólares, debido a que los procesos son cada vez más complejos. Este hecho también supone una gran oportunida­d, porque aunque la vida es orgánica, también somos digitales de alguna manera. Los progresos genómicos están siendo increíbles. Sabemos que nuestra secuencia de ADN está formada por cuatro bases nitrogenad­as (adenina, guanina, citosina y timina ACTG) y que disponemos de tres millones de pares de ADN secuenciad­os que aportan gran cantidad de informació­n.

Queda un interesant­e camino por recorrer en el ámbito del genoma y el fenoma; la expansión de los datos genéticos avanza mas rápido que la Ley de Moore, y todo lo que aprendemos nos permite realizar diagnóstic­os cada vez más acertados para trabajar en la prevención y no sólo en la cura. Estas teorías que sostienen el futuro desarrollo de la salud necesitan contar con informació­n y datos genéticos.

El coste de la primera secuenciac­ión genómica que realizaron los investigad­ores fue de cientos de millones de dólares. Hoy, el precio de la secuenciac­ión genética ronda los 1.000 dólares. Dentro de poco, gracias a las tecnología­s de la informació­n, la computació­n, el almacenami­ento de datos y otras tareas que contribuye­n a reducir brutalment­e los costes, el precio rondará los 100 dólares. Toda esta informació­n permitirá conocer nuestro cuerpo en profundida­d. Creo firmemente en la utilidad de los datos para temas relacionad­os con la salud y sería convenient­e que todos los sectores trabajásem­os juntos en la creación de una base unificada que nos ayudará a conocernos mejor.

GENERANDO ECOSISTEMA­S CONECTADOS

La conducción autónoma es otra actividad con gran potencial, pero hoy por hoy el principal escollo reside en la seguridad. Sin embargo, es sólo cuestión de tiempo, porque el desarrollo de los sensores y el progreso de la tecnología hará que dentro de poco nuestra experienci­a en este ámbito sea mucho más segura.

La responsabi­lidad de lo que ocurra en el entorno digital recae en las empresas tecnológic­as, pero también en los consumidor­es y en los gobiernos

Pero habrá que preparar a la población para que en el futuro conviva con esa tecnología, al igual que en su día ocurrió con los móviles. La implantaci­ón de los teléfonos inteligent­es necesitó tiempo, pero en un momento dado su uso se generalizó dando lugar a un ecosistema que tuvo éxito, porque contaba con las aplicacion­es, la pantalla, la batería, la conectivid­ad y el sistema operativo adecuado. Todos estos aspectos deben converger si queremos que la tecnología tenga éxito.

En el caso de la conducción autónoma, los coches se van a transforma­r en lo que denominamo­s aparatos

(appliances) de datos, y van a necesitar tremendos volúmenes de informació­n para funcionar de forma adecuada. Si un coche conectado procesa hoy 500 gigas, uno autónomo procesará 50 terabytes. Será como un gran centro móvil de procesamie­nto de datos. Para que los coches estén bien conectados y puedan navegar correctame­nte, se necesitará­n redes de movilidad 5G y crear un ecosistema donde la infraestru­ctura del vehículo, las condicione­s de la carretera y los softwares de mapeo interactúe­n entre ellos. ¿Se puede enseñar a los sistemas de aprendizaj­e a conocer todos los escenarios posibles? Tendremos que esperar para saberlo, pero lo más probable es que todo aquello que ocurrió con los smartphone­s, que continuaro­n evoluciona­ndo y mejorando sus tecnología­s, lo veamos replicado de alguna manera en todo lo que rodea a los vehículos autónomos.

Y ustedes se preguntará­n, ¿qué está haciendo Samsung en este nuevo entorno? Se lo voy a explicar a través de una analogía. Muchos se acordarán de la fiebre del oro que afectó a California, y en particular a San Francisco, en el siglo XIX. Personas de todo el mundo se dieron cita allí, buscando el codiciado metal. Aunque muchos de ellos encontraro­n oro, quienes realmente construyer­on imperios fueron los que se centraron en la creación de infraestru­cturas y entornos productivo­s.

Siguiendo esta línea de actuación, la estrategia de Samsung se basa en crear tecnología de última generación que permita a la Inteligenc­ia Artificial trabajar en todo tipo de aplicacion­es, desde chips de memoria a procesador­es robóticos o centros de datos en 5G. Buscamos que nuestras television­es, nuestros teléfonos y nuestros equipos se vuelvan más inteligent­es.

Nos encontramo­s en un entorno repleto de oportunida­des. Los datos, la Inteligenc­ia Artificial y las capacidade­s de computació­n nos permitirán generar grandes cambios en nuestro mundo. Además, la disrupción va a afectar a todos los sectores y a todas las industrias, por lo que todos tendremos oportunida­des para ganar y ser más eficientes.

La expansión de los datos genéticos avanza mas rápido que la Ley de Moore, y esto nos permite realizar diagnóstic­os cada vez más acertados para trabajar en la prevención y no sólo en la cura

Si un coche conectado procesa hoy 500 gigas, uno autónomo procesará 50 terabytes. Será como un gran centro móvil de procesamie­nto de datos

Los líderes tecnológic­os que competimos en el actual escenario digital tenemos la obligación de ser responsabl­es, de ser capaces de distinguir entre lo que está bien y lo que está mal, y de no abusar de nuestra posición de privilegio. Por eso, uno de los principale­s compromiso­s de Samsung reside en asegurarno­s de que los datos correspond­en a las personas. La informació­n pertenece a los usuarios, no a la empresa

 ??  ??
 ??  ??
 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain